LAS BRUJAS Y LA SANGRE

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Lagertha en Vikings

La Oscuridad. Cuánta literatura hay sobre ella. Cuántas leyendas, mitos, historias y cuentos la tienen como protagonista. Casi siempre es el lugar en el que habitan los monstruos, el enemigo, el peligro. El Miedo. El antagonista de la Luz. En este mundo dual en el que todo está tan estructurado, a la Oscuridad le ha tocado ser la mala y a la Luz la buena. Lo tenemos tan arraigado en nosotras que inconscientemente todo lo que lleve el adjetivo luminoso nos parece positivo y todo lo que lleva el adjetivo oscuro nos parece negativo. Pero este mundo nuestro en el que vivimos no es dual. La Naturaleza está compuesta por múltiples opciones y todas se mueven en distintos grados de claridad y de sombra. Desde el más puro blanco de un paisaje nevado reflejando el sol, hasta la más negra noche de invierno sin luna. Y del mismo modo que un exceso de luz puede quemar o cegar, es en la profunda negrura de la oscuridad donde nace se produce el mayor milagro de todos. Tanto el vientre materno como la tierra que envuelve la semilla alberga esa oscuridad en la que se produce la mayor magia. La vida.

En la Naturaleza no hay opuestos, no hay buenos ni malos ni amigos ni enemigos. Todos son conceptos creados por la Humanidad. En la Naturaleza todo es necesario, todo tiene su papel en un único objetivo. Perpetuarse. Y nosotras, como Hijas de la Tierra, no escapamos a ese equilibrio. Y al igual que tenemos nuestra parte luminosa, también tenemos nuestra Sombra y gracias a la unión de ambas es que somos. Ellas nos definen. Pero hay algo que toda bruja oscura sabe, y es que es la Sombra, nuestra parte más oscura, es la que verdaderamente nos hace ser quien somos. Es nuestra gran aliada, el espejo que nos muestra nuestro fondo, de lo que estamos hechas y cómo darle la vuelta y trabajarlo para convertirlo en los cimientos de nuestro poder. Porque una bruja que conoce su Sombra conoce la fuente de su propio poder.

Y es que no todo lo que esconde la Sombra es negativo o nos hace sentir mal. A veces alberga cosas que hacen que nos sintamos bien, pero son cosas que siempre nos han dicho que no deberían hacernos sentir bien y que está mal sentirse así. Así que nos sentimos culpables y lo convertimos en una emoción negativa. Con esto no me refiero a desviaciones de conducta peligrosas o que puedan dañar a otros y que requieren atención psiquiátrica. Me refiero a todo aquello que siempre se nos ha dicho que estaba mal, que estaba prohibido o era tabú, pero que nosotras no podemos impedir sentirnos atraídas por ello. El placer sexual, el poder, el conocimiento, la magia, la brujería, adorar a antiguos Dioses, la sangre…

Hace poco estaba viendo un capítulo de la serie Vikingos. En él, en un templo pagano estaban celebrando un ritual que incluía sacrificios humanos. No eran asesinatos, sino sacrificios voluntarios de aquellos que entregaban su vida para viajar ante los Dioses y pedir sus favores para su pueblo. Toda la puesta en escena, la recreación del ritual, la música, la atmósfera, la sangre fluyendo cargada de poder despertaron algo profundo en mí. Algo atávico. Sentí un reconocimiento y una nostalgia abrumadoras. Mi corazón empezó a latir más fuerte y mis ojos observaron ávidamente toda la escena. Y me sentí parte de ello, sentí mi propio poder despertando ante algo que reconocía. Y me sentí bien. Muy bien.

Pero después me asaltó la culpabilidad. ¿Cómo podía sentir algo tan potente e intenso ante la muerte de una persona? ¿Cómo podía mi corazón latir más rápido y mi interior sentir esa calidez y familiaridad ante aquella escena? Hasta que comprendí que no era la muerte en sí lo que me hacía sentir así. Era el significado, la profundidad de aquel acto. La fe completa y absoluta y la fuerza de su sacrificio. El renunciar a todo por el bienestar de la comunidad, de la tribu. Y cómo ese sacrificio convertía esa sangre en algo sagrado y poderoso. Era pura magia. Y mi alma de bruja lo reconocía como tal.

A mi mentalidad de mujer del s. XXI le escandalizó sentirse bien por ello, pero la bruja que soy supo reconocer su poder, su magia y su verdadero valor. Lo sentí mucho más real, sincero y poderoso que muchos rituales de muchas religiones posteriores actuales, más “civilizadas” pero más vacías. Puede parecer un acto bárbaro (y de hecho lo es), pero eso no significa que para nuestros antepasados no fuera un honor y un privilegio y un acto de amor supremo hacia su gente. Y teniendo en cuenta que vivían en un mundo en el que se podía morir en cualquier momento, aquella no era la peor forma.

Por otro lado, el hecho de reconocer que mi alma respondió a ello con nostalgia no significa que mañana me vaya a poner a sacrificar gente a los antiguos Dioses. Pero sí comprendí que hay un tabú sobre la sangre que abarca todo, desde los sacrificios humanos (lo cual es normal y necesario) hasta nuestra propia menstruación o incluso el uso de la sangre en la magia. Hace unos años estaba cosiéndome una muñeca de sanación y me pinché con la aguja, así que aproveché mi sangre para vincular la muñeca conmigo. Cuando lo comenté, hubo gente que me dijo que algunas brujas se escandalizarían por ello.

Hay un tabú en torno a la sangre que hay que desterrar. Sacarla de la Sombra. Sobre todo, las brujas, porque la sangre, al igual que muchos fluidos y elementos corporales, se han utilizado desde siempre en la magia y tienen una potencia inmensa. Una sola gota de nuestra sangre contiene toda nuestra esencia y la esencia de nuestro linaje. De nuestros antepasados. Toda la memoria de nuestra estirpe.

Normalmente la sangre tiene esa connotación negativa porque está asociada al dolor, a la violencia y la muerte. A la tortura y al asesinato. Es el mismo acto de matar, de segar una vida y cruzar ese umbral lo que se busca en esos rituales enfermos, y eso es con lo que se asocia la sangre derramada. Pero no tiene por qué ser así. No son necesarios litros de sangre para obtener su poder. Podemos conseguir unas gotas con un simple pinchazo o un pequeño, muy pequeño, corte para emplearla en nuestros hechizos personales. O ni siquiera eso. Nuestra sangre menstrual es uno de los fluidos más mágicos que existen y no conozco un sigilo de protección más poderoso que aquél que está dibujado con sangre menstrual. Por otro lado, todas hemos oído hablar de los pactos de sangre, de hermandades de sangre… en nuestra época, bajo la amenaza del SIDA, a nadie se le ocurre ya, pero muchos juramentos y promesas se sellaban con sangre. No había nada más sagrado. Porque la sangre nos vincula, en nuestra sangre fluye nuestra vida y nuestro ser y jurar con sangre era jurar con el alma. Y en ocasiones especiales, cuando necesitamos un poco más de poder en nuestra magia, lo conseguiremos poniendo nuestra sangre en el hechizo, poniendo nuestra alma de brujas oscuras.

Hay muchas cosas desterradas a la Oscuridad que tienen mucho que ofrecer y aportar a nuestra magia en nuestros tiempos modernos. Pero solo lo harán si nos atrevemos a ver más allá del tabú y los prejuicios de otros y nos arriesgamos a volver a darles el valor y el significado que tuvieron hace mucho, mucho tiempo. Cuando toda la magia del mundo podía encontrarse en una sola gota de sangre. Porque eso es lo que estamos haciendo las brujas oscuras en estos días,  tratar de regresar al origen.  Regresar a las raíces, a las cuevas oscuras y húmedas, a los huesos y la sangre, al conocimiento antiguo y a la magia de los lugares a los que nunca llega el Sol.

Y porque mi pacto de bruja en esta vida, lo he firmado con mi sangre.

 

Hyedra de Trivia.

Eva Hyedra López

 

DIOSAS OSCURAS. MORGANA LE FAY (III)

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Julianna Margulies, Morgana en «Las brumas de Avalon»

MORGANA. SACERDOTISA O BRUJA.

Continuamos hoy con el tercer artículo dedicado a Morgana le Fay.

Como ya hemos visto durante estos días, Morgana es un personaje con una naturaleza muy esquiva. Es imposible definirla en términos binarios de bien y mal, algo que a la cultura judeo cristiana le encanta hacer, pero que no tenía ningún sentido para nuestros antepasados paganos. Su origen se encuentra en las leyendas de tradición oral celta, cuando comprendían mejor el lado oscuro de la naturaleza y, por ende, el de la Diosa. Al igual que otras Diosas como Sheela Na Gig y Cerridwen, Morgana es una divinidad psicopompa, es decir, acompaña o guía a las almas hacia el otro mundo, hacia su reino, Avalon. Y lo hace a través del agua, como las aguas del caldero de Cerridwen. Su propio nombre, como ya os comenté, significa nacida del mar. Y ella es tan diversa y fluida como el agua, tan esquiva y difícil de etiquetar o definir, porque como el agua, su naturaleza es la del cambio, como Cerridwen. No olvidéis que en su primera aparición en los mitos su mayor poder, además de sanar y volar, es el de cambiar de forma. Y este poder nunca la abandonará del todo porque siempre mantendrá la habilidad de presentarse ante otros tal como ella desee ser vista.

Ya hemos visto cómo su personaje y su participación en los relatos artúricos cambia a medida que cambia la sociedad y la cultura de la época. Pero hay algo que nunca cambia en ella, su vínculo con Avalon y su propio papel de reina por derecho propio. En los primeros relatos en los que se nos presenta como reina de Avalon, ella nunca sale de la Isla. En esas primeras historias es el mismo Arturo el que viaja hasta allí y recibe los cuidados y la sanación de manos de Morgen. Más adelante ya observamos cómo el personaje se acerca a Arturo y Camelot, aunque no viva allí de forma continuada. Este dato es tremendamente importante para el desarrollo de su personaje, porque Morgana está vinculada a Avalon y, mientras permanece allí en los primeros textos, se conserva en el mito su papel de sanadora, sacerdotisa y reina. A medida que en los relatos se va acercando más a Camelot y Arturo, ella se va convirtiendo en alguien malévolo y oscuro. En la visión medieval, es un ser del otro mundo y “se le permite ser” mientras permanezca en ese otro mundo. Cuando se trae a Morgana al mundo de Arturo, introduciéndola incluso dentro de su misma familia, esta naturaleza sobrenatural se convierte en una amenaza. Porque representa el concepto del “otro”, de lo diferente, lo desconocido. Lo pagano (salvaje, indomado, peligroso) contra lo cristiano (lo conocido, domesticado y civilizado). Y es que Morgen es la representación de una antigua Gran Diosa y aunque en los textos ha perdido ya ese carácter totalmente divino, aún se la describe en los inicios como alguien de naturaleza sobrenatural (le Fay), y es descrita como una Sacerdotisa, junto a sus ocho hermanas. Con el tiempo, reflejando la victoria del cristianismo sobre el paganismo, ella será degradada de Sacerdotisa a bruja (degradada teniendo en cuenta la mentalidad medieval y su concepto de bruja) y su título, le Fay, ya no le vendrá por su naturaleza feérica, sino por sus conocimientos en magia y hechicería.

En ella encontramos el ejemplo perfecto para ser testigos directos de la evolución del papel de la mujer en la religión a lo largo de la Historia europea. En los inicios éramos chamanas y curanderas, más tarde fuimos sacerdotisas, representantes de la Diosa y el vínculo entre el pueblo y la divinidad. Pero con la llegada de las religiones patriarcales nuestro poder fue decayendo hasta convertirnos en servidoras de un diablo en el que ni siquiera creíamos. Lo he resumido mucho y en realidad no fue tan simple, pero en líneas generales, esto es más o menos lo que pasó. Se alejó a la mujer del acceso directo a la espiritualidad y a la divinidad y se nos impuso un mediador varón. La mujer podía ser religiosa, podía encontrar un lugar para desarrollar su espiritualidad, pero siempre supeditada a superiores varones que eran los que le decían cómo, cuándo y dónde adorar a un Dios masculino. Las antiguas chamanas y sacerdotisas de la Humanidad ahora sólo podían ser monjas, y aunque alguna de ellas logró alcanzar cierta notoriedad y poder, siempre tuvieron por encima una autoridad masculina.

Esta fue la salida que tomaron muchas mujeres sabias que querían continuar aprendiendo, continuar sanando y guiando a otros. Porque para estas mujeres sabias sólo había dos alternativas, ser monja y ser aceptada por la sociedad y la Iglesia, o ser bruja y ser rechazada y maldita por los mismos estamentos. Mientras la monja y la devota pertenece a la luz, la bruja pertenece a las sombras. A la Oscuridad.

Y esta dualidad parece que nos persigue en la actualidad, aunque, afortunadamente, la línea que las separa cada vez es más fina. Ya no tenemos que elegir entre ser sacerdotisas o brujas, porque podemos ser ambas. De hecho, la mayoría somos ambas. Lo único que diferencia a una bruja de una sacerdotisa es hacia quién orienta su devoción: Imaginad una noche de luna llena en el bosque, una mujer recoge hierbas que más tarde vierte en un caldero lleno de agua en el que se refleja la luna. La poción hierve mientras ella recita unas palabras para encantar las plantas. Su cuerpo desnudo recibe los rayos de luna mientras toma la poción, creada para conectar con su poder interior y aumentar su capacidad de percepción. Después, cruza al otro lado para encontrarse con sus ancestras y recibir mensajes. Es una bruja.

Ahora imaginad la misma escena, la misma mujer en el bosque una noche de luna llena pero ya no está sola. Junto a ella hay más personas. Ella encanta las hierbas e invoca a la luna, toma la poción y viaja hacia el otro lado para regresar con mensajes para todos. O reparte la poción y todos viajan guiados por ella. Es una Sacerdotisa.

La bruja realiza un camino personal. Estudia los ritmos de la tierra, las propiedades mágicas de todo lo que existe en el planeta incluyendo ella misma, aprende a controlar los flujos de energía que la rodean y que constituyen las mareas del mundo. Hace hechizos mediante los cuales puede influir en esas mareas y hacer que fluyan creando lo que ella desea. Y a veces lo hace para ayudar a otras personas. Durante años, muchos años, la bruja aprende cuál es su lugar en el mundo, cómo encaja ella en todo ese flujo y reflujo de energías y aprende que ella misma es un universo infinito contenido en este otro universo. Aprende que hay muchos niveles de realidad, muchos mundos superpuestos y que a veces, sólo a veces, en ciertos momentos del año, con ciertos rituales específicos, es capaz de vislumbrar alguno de estos otros mundos, a veces puede pasar tras el velo que los separa a todos. Y aprende que hay elementos, como el agua, dónde es más fácil hacerlo.

Y hay veces en las que la bruja hace de intermediaria entre el otro mundo y personas que no tienen la facilidad de acceder a él. A veces ella guía a otros en ceremonias en las que abre ese velo para que puedan vislumbrarlo. A veces, les ofrece rituales en las que les acerca a la divinidad, al espíritu del mundo y las Diosas y Dioses de sus antepasados y se convierte en la puerta, en el vínculo entre los mundos para aquellos que la necesitan. Es entonces cuando la bruja se convierte en Sacerdotisa.

Y esto lo encontramos en Morgana, la gran bruja hechicera que domina todo el saber oculto pero que, además, es Sacerdotisa y Reina en su Isla sagrada junto a sus 8 hermanas. Esa división que el Hombre creó es imaginaria, como casi todas las que han definido tradicionalmente a la mujer. Y Morgana es el ejemplo en el que se reunieron todas estas contradicciones. Ella es la bruja malvada en contraposición a Viviana que es la sanadora bondadosa, es la puta lasciva que toma los amantes que desea libremente frente a la esposa cristiana representada por Ginebra (aunque finalmente sea Ginebra la infiel que provoca la caída de Camelot por mucho que siempre se culpe a Morgana de ello), es la mujer ambiciosa y cegada de poder por pretender gobernar, cuando ella ya es reina por derecho propio.

Morgana es la Diosa y el espíritu de sus Sacerdotisas negándose a desaparecer. Rebelándose contra la orden de someterse y convertirse en alguien dócil y sumiso. Morgana representa la libertad salvaje de la mujer, que se esconde tras la sabiduría y la elegancia de una reina. Es acusada de odiar, de envidiar, de tramar venganzas contra Arturo, Ginebra, Lancelot y todo Camelot cuando lo cierto es que Ella representa la Justicia, ya que sólo pone frente a ellos los pecados cometidos y les obliga a responsabilizarse por ellos. Ella impone un hechizo sobre su Reino, el Valle sin Retorno, mediante el cuál ningún hombre infiel que traspase sus fronteras podrá salir nunca. Con este hechizo pone de manifiesto la falsedad de todos los caballeros que penetran en sus dominios. Y sólo Lancelot puede romperlo porque es el único que es fiel en su amor hacia Ginebra, pero no está exento de culpa porque ella es la esposa de otro que además es su amigo. Así que Morgana le encierra, y durante su encierro él pintará su historia de amor en las paredes de su celda. Cuando Arturo sea testigo de estas pinturas, que le son mostradas por Morgana, se desencadenará la caída de Camelot.

Morgana es la Diosa de la Sabiduría y es la Justicia en sí misma. Pero estas cualidades, mal asumidas, pueden convertirse en una trampa para las brujas y sacerdotisas. Podemos perdernos en nuestro deseo de ser personas sabias y justas y acabar convirtiéndonos en personas soberbias y arrogantes, con tendencia a sentirnos superiores que el resto y con facilidad para juzgar los actos de otros y, peor aún, condenarlos.

El hecho de que tengamos conocimientos que para la mayoría de la población permanecen ocultos no nos convierte en superiores, el hecho de que sepamos mover energías y hacer magia no nos convierte en super mujeres o super hombres. El hecho de que debamos profundizar en el conocimiento de la mente y aprender nuestras fortalezas y debilidades en el viaje a la Sombra no nos otorga el derecho de juzgar los actos de otros ni de creernos mejores por no actuar como ellos.

El conocimiento y la sabiduría que vamos adquiriendo con nuestros estudios y prácticas nos convierten en jueces, sí, pero de nosotras mismas. Nuestro trabajo en esta vida es aprender sobre nosotras, esforzarnos en nosotras y trabajar en nosotras para ser nuestra mejor versión. Y Morgana, con su resistencia férrea al olvido, con su rebeldía ante los intentos de destruirla, es la inspiración que toda bruja necesita para recordar quien es. La depositaria de un legado que ha pervivido milenios hasta llegar a nuestros días.

Ese es el gran secreto de la Oscuridad, es donde habita nuestra herencia, la verdadera sabiduría que nos pertenece por derecho y que custodian ellas, las Diosas Oscuras.

 

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

 

BIBLIOGRAFÍA

  • LAS NIEBLAS DE AVALON, Marion Zimmer Bradley

 

ARTÍCULOS Y ENSAYOS

  • ASPECTOS DE LA LEYENDA ARTÚRICA EN EL ARTE DESDE EL S.XIX HASTA NUESTROS DÍAS, Mercedes Aguirre
  • GODDESS DETHRONED: THE EVOLUTION OF MORGAN LE FAY, Dax Donald Carver
  • MASKS OF THE DARK GODDESS IN ARTHURIAN LITERATURE: ORIGIN AND EVOLUTION OF MORGAN LE FAY, John Christopher Shearer
  • MORGAN LE FAY, Susa Morgan Black
  • MORGAN LE FAY AND OTHER WOMEN: A STUDY OF THE FEMALE PHANTASM IN MEDIEVAL LITERATURE, Amy Annie Ophelia Lambert, BA
  • MORGAN LE FAY: THE INHERITANCE OF THE GODDESS, Ana Rita Martins
  • MORGANA, DISCÍPULA DE MERLÍN, Rosalba Lendo Fuentes
  • MORGANA, LA HERMANASTRA MALVADA /MALTRATADA DE ARTURO, Helena Seoane
  • PERCEPTION OF WOMEN OF THE ARTHURIAN LEGEND IN THE MIDDLE AGES AND IN THE TWENTIETH CENTURY, Marie Štefanidesová

 

CICLO ARTÚRICO

  • EREC Y ENIDE, Chrétien de Troyes
  • GESTA REGUM BRITANNIAE, Guillaume de Rennes
  • LA MUERTE DE ARTURO, sir Thomas Malory
  • LA VULGATA
  • ROMAN DE BRUT, Wace
  • SIR GAWAIN Y EL CABALLERO VERDE, Anónimo conocido como Poeta Pearl
  • VITA MERLINI, Geoffrey de Monmouth
  • YVAIN, EL CABALLERO DEL LEÓN, Chrétien de Troyes

 

 

 

DIOSAS OSCURAS. MORGANA LE FAY (II)

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Morgana. (Eva Green en la serie de tv Camelot)

MORGANA. LA BRUJA

Esta semana continuamos con el segundo de la serie de tres artículos dedicados a conocer a Morgana y a su historia, y a comprender su influencia en la mentalidad pagana actual.

Si por algo se la conoce en la cultura popular, es por sus grandes habilidades y su dominio sobre la magia. Es la Hechicera Morgana, La Bruja. De todas las Diosas Oscuras relacionadas con la magia, Ella es la máxima exponente del arquetipo y a través de Ella y del cambio al que es sometido su personaje a lo largo de su historia, vemos reflejado la evolución que sufrió la imagen de las brujas en el mundo, y más profundamente el de la mujer en general, a lo largo de los siglos. La Gran Sacerdotisa poderosa, reina de una Isla maravillosa y dotada con grandes dones y habilidades, entre ellas la de sanar, pasa a convertirse en una mujer, primero semi demonio y simple mortal después, malévola, vengativa, cruel, sádica, lujuriosa y lasciva, ávida de poder y llena de celos.

Porque esa es la imagen que quedó de las brujas cuando el cristianismo terminó de definirlas. Mujeres de carácter débil que se dejan engañar y seducir por el diablo, envidiosas, rencorosas, astutas y taimadas, promiscuas y ambiciosas, crueles y sádicas y obsesionadas con arrebatar el poder a los hombres.

Morgana es, más que ninguna, la representante de la evolución de la mujer sabia y poderosa en la mentalidad patriarcal. Es la heredera de la época de las Grandes Diosas Madres que fueron adoradas en toda Europa y cuyas principales sacerdotisas hoy se sabe que eran mujeres. Ya he comentado en otros textos cómo la ciencia ha demostrado que la mayoría de las pinturas rupestres que cubren las cuevas de nuestro continente fueron pintadas por mujeres. Y nuevos yacimientos, estudiados bajo el prisma de la mentalidad del s. XXI, han puesto de manifiesto que en épocas Neolíticas y anteriores no había un reparto de tareas significativo entre sexos. Así que la imagen que se nos ha enseñado sobre las tribus prehistóricas, en las que se ve a los hombres cazando y a las mujeres en la cueva cuidando de los niños y cocinando, no es cierta. Hay evidencias de que las tareas eran mas bien mixtas, incluidos los cargos de poder y religiosos. De hecho, estos últimos parecen estar más orientados a lo femenino. Lo cual no es de extrañar, por otro lado, porque teniendo en cuenta que es la mujer la que crea la vida, la que la forma en su vientre y la que después da a luz al bebé, es lógico que, en la mentalidad de la época, la mujer estuviese más vinculada con el mundo espiritual al ser la puerta a este mundo, y su ciclo menstrual, tan vinculado a la luna, considerado otra conexión con lo intangible.

El problema que tenemos con la Historia que conocemos y la Historiografía es que, desde que comenzó la escritura, son los hombres los que rigen el mundo. Es el patriarcado el que ha escrito la Historia que conocemos. Y todas sabemos que la Historia la escriben los vencedores. Durante mucho tiempo se olvidó que no siempre había sido así, y cuando la Humanidad por fin empezó a estudiar su pasado, lo hizo desde una mentalidad patriarcal y judeo cristiana. Es decir, dando por hecho que desde que la especie comenzó, sólo el hombre había ostentado puestos de poder y sólo el hombre había dirigido pueblos. Simplemente ni se les pasó por la cabeza que pudiera haber sido de otro modo, así que todo descubrimiento, todo nuevo hallazgo fue estudiado y comprendido a través de la mentalidad patriarcal. Incluso ya en el pleno s. XIX y XX, los antropólogos que estudiaban otras culturas indígenas no daban importancia al papel femenino, limitándose a contar lo que encontraban curioso o llamativo, pero sin dar más relevancia a toda actividad o hecho que ocurría ante ellos, tan sólo por tener a mujeres como protagonistas. Por eso es muy posible que se haya perdido muchísimo conocimiento simplemente porque los hombres no fueron capaces de verlo. Es ahora, cuando la igualdad de género es un tema importante, cuando se empieza a vislumbrar un pasado diferente del que nos han contado. Y es ahora cuando empezamos a ser conscientes del proceso que han sufrido aquellas Diosas prehistóricas, derrocadas, desterradas y condenadas al olvido y que, sin embargo, pervivieron en las leyendas, como la de Morgana.

Las Grandes Diosas de la Vida y la Muerte nos acompañan desde hace unos 40.000 años. La llevamos inserta en nuestro código genético y en nuestra memoria ancestral. De una forma u otra siempre acabamos regresando a Ella, cambiando su nombre, cambiando sus atributos, incluso cambiando su carácter divino, pero siempre encontramos la manera de regresar a Ella. Pese a sus continuados intentos, las religiones patriarcales no han podido desterrarla del todo. El pueblo seguía añorando una deidad femenina a la que llamar Madre, y por eso surgen sustitutas como santas, vírgenes, esposas y madres de profetas… Estas religiones ofrecen la alternativa. No Diosas en sí mismas, pero sí mujeres cercanas a la divinidad. Pero hay un problema con ellas, y es que no tienen poder por sí mismas. Son mujeres sometidas al Dios varón, obedientes, sumisas, un ejemplo aleccionador para las demás. Son la mujer aceptable.

Y en el lado opuesto se encuentra la otra, la mujer que no es aceptable. La que se enfrenta al Dios varón y sus leyes creadas por y para hombres. Y aquellas antiguas Diosas demasiado poderosas y demasiado importantes en la mentalidad de las gentes se ven convertidas en demonios y sus Sacerdotisas en brujas. Desobedientes, pecadoras, malignas… el ejemplo de lo que una mujer no debe ser.

Esta dicotomía la vemos claramente en el ciclo artúrico. Al principio Morgana es un ser benéfico, sanadora, soberana y poderosa… y otros personajes femeninos con distintas naturalezas van apareciendo y tomando importancia en el mito: la hermana de Arturo, Morgause, madre de Gawain y en algunos relatos madre de Mordred… Anna, asimilada con Morgause… Elaine, hermana tanto de Morgana como de Morgause… Aparece también Nimue, uno de los nombres de la Dama del Lago y amante de Merlín, al que traiciona y encierra para siempre mediante un hechizo. Aparece Viviana, otro de los nombres de la Dama del Lago y personaje benefactor de Arturo y sus caballeros. Y aparece Ginebra, esposa infiel de Arturo, cristiana y enemiga directa de la pagana Morgana.

Casi todas estas mujeres van desapareciendo del mito, siendo casi todas ellas asimiladas por Morgana. Y, dato curioso, en el caso de Nimue, (que es asimilada por Viviana siendo ambas la Dama del Lago) su traición a Merlín se le acabará atribuyendo a Morgana ya en el s. XX a través del filme Excalibur, construyendo la imagen del mito más famosa hoy día entre la gente común. En Morgana se acabarán reuniendo todas las cualidades malignas de estos otros personajes, y la esencia femenina en el mito quedará reducida a una tríada, Viviana – Morgana – Ginebra, reflejos del arquetipo femenino en el imaginario medieval.

Pero antes de llegar a ello, en un tiempo anterior a que el mito se ponga por escrito, ya se ha producido un primer paso. Todas ellas, las mujeres artúricas con poderes mágicos y hechiceras no aparecen como Diosas o sabias por sí mismas. Ni siquiera Morgana en su origen como reina de Avalon. Por el contrario, todas ellas son discípulas de Merlín. Todas le deben su conocimiento mágico y su sabiduría a él. A un hombre. Ya se les ha despojado de su poder personal y su sabiduría innata. Ahora todo lo que las hace especiales les ha sido entregado por un hombre, un mago, Merlín. Al que nunca se le cuestiona su poder, mientras que ellas son juzgadas continuamente por ello y por el uso que hacen de su magia.

Cuando llegamos al momento en el que se ha establecido ya la tríada, será Morgana la depositaria de todos los rasgos negativos y cuestionada por el mal uso de la magia y el poder. Es mujer, poderosa, independiente, sabia, no teme expresar sus sentimientos sean cuales sean, su libertad sexual es de todos conocida y su ambición también. Ninguno de estos atributos es negativo, todo lo contrario, delatan a una mujer fuerte y empoderada. Pero todos ellos son rechazados por la Iglesia, porque una mujer no debe ser así bajo su punto de vista. Y, además, Morgana es una bruja que no duda en usar sus poderes cuando lo considera necesario y, encima de todo, es pagana. Para la Iglesia y la sociedad medieval esto es casi lo mismo que ser un demonio. Y para terminar de rematar su evolución, además de arrebatársele su bondad, su generosidad, su soberanía y su poder legítimo sobre un reino perfecto, le arrebatan también su belleza. Ya no es la más bella de nueve hermanas. Ahora es una mujer horrible, de una fealdad repugnante que, sin embargo, se cubre con un hechizo mágico para parecer hermosa a ojos de los demás y seducir así a incautos reyes y caballeros.

Y frente a ella está Viviana, también sabia en conocimientos mágicos y dotada de poderes maravillosos aprendidos de Merlín, pero en Viviana se toleran porque los usa en beneficio de Arturo y Camelot, en beneficio de los hombres. Y con el tiempo, Viviana se acercará al cristianismo. Todo esto hace que se convierta en la antítesis mágica de Morgana. La bruja blanca contra la bruja negra. La Luz contra la Oscuridad. Pero cuando lo estudiamos detenidamente comprendemos que esa luz es sumisión y anulación de la femineidad, mientras que la oscuridad es la libertad. Es la mujer reclamando lo que le pertenece, su conocimiento profundo de la magia, su derecho a gobernar tanto el mundo como su propia vida, su privilegio de elegir y tomar los amantes que deseé. La oscuridad es donde está su propia soberanía.

Y en el otro vértice del triángulo está Ginebra, la esposa cristiana. La reina legítima. La que pretenden hacer ver como la mujer perfecta y que termina siendo infiel y malvada con su propio género. La que prohíbe la felicidad de Morgana alejándola de su amor, Guiomar, y la que, al final, provocará la caída de Camelot.

Mientras Morgana, con toda su maldad, su odio y deseos de venganza, será siempre, en casi todas las versiones, la que al final acuda en su barca para salvar a Arturo y llevarlo con ella a Avalon.

Nos encontramos dos conceptos muy claros y muy interesantes en el mito que se aplican ahora a los tiempos que vivimos. El primero es la dualidad de luz/oscuridad y el segundo es el concepto de la magia, la brujería, como herramienta empoderadora de la mujer.

El primero de ellos, ese enfrentamiento entre Viviana y Morgana está muy presente en el paganismo actual y también fuera del paganismo, pero aún dentro de los círculos mágicos y espirituales. Vosotras mismas lo habréis visto. Todo lo que hace referencia a la luz se considera positivo, lo apropiado. Y todo lo referente a la oscuridad se considera maligno, negativo. Hay brujas de luz, abrazos de luz, servir a la luz, todo es color y brillo y arcoíris y luminosidad. Tanta, que nos ciega y dejamos de ver la realidad: y es que es la luz la que crea las sombras. En la Oscuridad no hay sombras. Y debemos recordar que el estado natural del Universo es la Oscuridad.

Este concepto de que sólo la luz es buena es algo que nos enseñan desde niñas, por lo que cuesta mucho romper con la idea. Pero cuando por fin nos damos permiso para seguir nuestra intuición y nuestra inclinación natural descubrimos que, muchas de las cosas que son tachadas de oscuras en realidad son aquellas prohibidas por la Iglesia, sobre todo, a las mujeres.

Oscuro es todo aquello condenado a no verse, todo lo que se ha prohibido, todo lo que hay que hacer a escondidas u oculto a ojos de los demás para no ser castigados por ello. (No me refiero aquí a delitos o a herir a otras personas). El cristianismo es una religión basada en la recompensa tras la muerte, según sus creencias este mundo es “un valle de lágrimas” al que hemos venido a sufrir. Cuanto más sufre una persona, más se merece la recompensa de la vida eterna en el paraíso. Cuanto más se sacrifica, más digna y buena es. Cuanto más se tortura a sí misma, más devota y buena cristiana es. El cristianismo ofrece el paraíso en el otro mundo, y les dice a sus devotos que aquí deben sufrir y aguantar ese sufrimiento porque Dios lo quiere así. Esto les venía muy bien a los nobles, ya que el campesinado aceptaba su suerte por imposición divina y así no se rebelaban. Es la división social de los tres órdenes: la clase de los guerreros, la clase de los religiosos y la clase de los labradores y trabajadores. Pero para lograr esto, que se aceptase el destino que a cada uno le había tocado en suerte por gracia divina, había que impedir que la gente fuese feliz aquí. Porque si la gente encontraba alegría, felicidad y diversión en la vida terrenal, el paraíso ya no parecería una recompensa tan apetecible a cambio de trabajar y servir sin descanso.  Y la única manera de hacer que las personas renunciasen a todo aquello que les hacía felices era convertirlo en maligno, en trampas que el demonio nos tiende para hacernos caer en sus redes. Convertirlo en pecado. El sexo se consideró pecado y se prohibió salvo para procrear y dentro del matrimonio, y sólo ciertos días al año. Se prohibió el placer. El cuerpo se consideró pecaminoso y todo lo relativo a él también porque conducía al placer. La música se prohibió, sólo se permitía la religiosa. Las fiestas se prohibieron, en algunas épocas hasta la Navidad se prohibió. Todo lo que hiciera que la gente se sintiera bien, estaba prohibido. Todo era pecado.

Y las antiguas religiones, las antiguas Diosas, los antiguos cultos paganos fueron declarados diabólicos. La magia se prohibió. Porque la magia habla de poder personal, porque el paganismo celebra la vida en la tierra y tras la muerte había otra vida, a veces en esta misma tierra y a veces en otra, llena de placeres similares a los que se conocían en vida. En algunas no había nada tras morir, por lo que había que disfrutar mientras se estuviese vivo. Los cultos paganos vinculados a la tierra celebraban los ciclos de la vida con sexo, con risas, con baile y, sobre todo, con libertad. Por eso nunca se ha conseguido acabar con las brujas y por eso las hay en todos los países y en todas las culturas del globo. Durante la época de las hogueras morían millares de mujeres por falsas acusaciones. Ser mínimamente diferente, comportarse de la forma más levemente extraña conllevaba el riesgo de ser acusada y quemada o ahorcada. Y aún así, a pesar de enfrentarse a la posibilidad de una muerte segura, las brujas continuaron existiendo y reuniéndose, continuaron creyendo en las Diosas de sus antepasadas y continuaron compartiendo sus conocimientos. Y lo hicieron en la Oscuridad, bajo la luz de la luna oscura que no podía delatarlas, en los rincones más oscuros e inaccesibles de los bosques, en las cuevas más húmedas y profundas. En todos aquellos lugares que les brindaban refugio y seguridad. No renunciaron a la magia y a las Antiguas Costumbres, porque sólo en ellas encontraron la oportunidad de ser quienes eran, la libertad de sentir, de poder elegir, de conservar lo que una vez fueron. Ser brujas podía llevarlas a la muerte, pero era lo que aún las hacía sentir vivas. Para todas aquellas que tuvieron que esconderse para poder seguir siendo, la oscuridad fue su hogar. La Oscuridad era la libertad.

Por eso hoy día la magia es tan importante para empoderar a las mujeres. Porque para ser brujas hay que aceptar que el poder con el que trabajamos proviene de nosotras mismas. Ningún diablo nos lo entrega a cambio de ningún pacto. Ningún hombre es nuestro maestro ni responsable de nosotras como si fuéramos niñas. Una bruja es consciente de que todo depende de ella, su conocimiento, su sabiduría, su vida. Todo depende del uso que haga de su propio poder. Tanto lo bueno como lo malo. La magia nos entrega nuestra propia libertad para ser, para crear, para sentir y tomar decisiones. Y una vez comprendemos eso, que sólo nosotras somos responsables de nuestra vida, ya nadie puede volver a domarnos.

Y es entonces cuando somos como Morgana. Independientes, poderosas, libres, sabias. Brujas.

Indómitas.

 

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

 

 

 

DIOSAS OSCURAS. MORGANA LE FAY (I)

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Edward Burne Jones «The beguiling of Merlin»

Hace tiempo que no publicaba nada nuevo en el blog, pero eso no quiere decir que no continúe escribiendo. De hecho, en este tiempo ausente he escrito más que nunca, aunque casi siempre han sido textos incluidos en talleres y formaciones, por lo que únicamente las personas que participaban en ellos han podido leerlos. Y ahora, repasando algunos de esos textos, he decidido compartir algunos de ellos aquí, porque este espacio merece seguir vivo y, sobre todo, activo.

Esta nueva etapa comienza con una serie de tres artículos dedicados a la más famosa de las Diosas Oscuras, aunque haga relativamente poco que ha recuperado su estatus divino. Morgana le Fay. Cada viernes, comenzando hoy, publicaré una de las partes y, junto con  el último artículo, publicaré también una bibliografía para que podáis continuar investigando por vuestra cuenta, si lo deseáis.

Ahora, antes de comenzar a leer, te pido que te detengas unos momentos. Toma un papel y un lápiz y escribe, antes de leer lo demás, quién es Morgana le Fay para ti. ¿Qué sabes de ella y qué representa, de forma personal, para ti?

Cuando acabes, continúa leyendo.

DIOSAS OSCURAS. MORGANA LE FAY (I) INTRODUCCIÓN

¿Quién es en realidad Morgana le Fay? ¿Diosa? ¿Bruja? ¿Hada? ¿Demonio? ¿Destructora? ¿Sanadora?

En su visión pagana más moderna, la que le debemos a Marion Zimmer-Bradley y su novela “Las nieblas de Avalon”, es la medio hermana de Arturo y Suma Sacerdotisa de Avalon, sacerdotisa de la Diosa, heredera de las Antiguas Costumbres paganas y rechazada y demonizada por la Iglesia.

En las leyendas medievales es Morgana le Fay, la medio hermana de Arturo y madre de su hijo. La hechicera seductora que destruye Camelot en su ansia de venganza. Medio mujer, medio hada, diabólica y lujuriosa y la más sabia en artes oscuras. La más aventajada de las discípulas de Merlín.

Pero ¿Y si os dijera que nada de todo esto es cierto? ¿Y si os dijera que Morgana no era hermana de Arturo, nunca tuvo a su hijo, ni era medio hada? ¿Y si os dijera que tampoco se llama Morgana le Fay? ¿Qué nos quedaría?

El personaje de Morgana es fascinante, y lo es cada vez más a medida que el tiempo pasa. No hay una versión única sobre ella y sobre su papel en los relatos artúricos, sino que, dependiendo del siglo y del escritor, todo en ella cambia. Hasta su mismo nombre. Porque su evolución sigue un paralelismo muy claro con los cambios que se producen en la sociedad del momento en que nace cada nueva versión del mito.

Lo que no podemos negar es que todo lo que rodea al mito artúrico tiene algo que nos afecta, y muy profundamente. Las primeras fuentes escritas que mencionan a Arturo datan del s. IX y nos hablan de un caudillo britano romano que luchó contra los sajones en el s. VI, 300 años antes. No está muy clara su existencia real, pero, tanto si Arturo existió como si no, su historia no ha dejado de contarse desde hace 1.400 años. ¡1.400 años! ¿Qué tiene su leyenda, sus aventuras y la de los personajes que le acompañan que jamás han dejado de fascinarnos? ¿Por qué esa historia y no otras? Y, además, aunque el ciclo haya ido adaptándose a los tiempos y cada autor le haya añadido sus propios detalles y su propia visión, jamás ha perdido su espíritu. Ni siquiera cuando el contexto histórico convirtió una leyenda con orígenes paganos en una gran obra de marketing de los valores cristianos.

Sólo tenemos que echar un ojo a las librerías y carteleras de cine y tv actuales. Hay un sinfín de sagas y novelas con Arturo, Camelot, Morgana y Avalon como tema central. Hay series de televisión, miniseries, películas, documentales… Cada autor quiere contar su visión, su forma de entender el mito, de transformarlo y adaptarlo a nuestro tiempo. Algunos con más acierto que otros, es cierto, pero la fascinación por Camelot y Avalon nunca muere. Nunca deja de despertar nuestra imaginación y consigue lo que pocas historias consiguen, hacerse nuestra. Crear en nosotras un sentimiento de pertenencia, de familiaridad. En Gran Bretaña, e incluso en la Bretaña francesa, hay puntos y enclaves orientados al turismo en lugares relacionados con Arturo y su leyenda; Glastonbury, Tintagel, Cornualles, Caledonia, Broceliande… Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda son EL MITO europeo, el que nos define a todos porque tiene sus orígenes en nuestros orígenes comunes, la cultura celta. Y porque fue en el mito artúrico donde muchos de aquellos Dioses paganos encontraron refugio y perduraron, aunque cambiasen de nombre y de estatus. Aunque en lugar de Dioses pasaran a ser héroes, magos o hechiceras. Cuando alguien piensa en los magos, es Merlín la figura que los representa. Cuando pensamos en una hechicera, es Morgana la que nos viene a la mente. Cuando pensamos en un rey justo, es Arturo su máximo exponente y, cuando pensamos en los valores caballerescos que son la base de nuestra sociedad, es en los caballeros de la Tabla Redonda en quienes pensamos.

Pero tal y como sucede actualmente, cada autor contando el mito a su manera, igual sucedió en el pasado. Y un personaje en un principio secundario y marginal como es Morgana en las primeras fuentes, con el paso del tiempo y los siglos ha acabado convirtiéndose en protagonista por derecho propio. Y ha recuperado en nuestros días su rostro original, cerrando así un círculo que ha tardado miles de años en volver a su punto de partida.

El primer texto en el que se habla de Morgana es el dedicado a la vida de Merlín, Vita Merlini, de Geoffrey de Monmouth, escrito en el s. XI. En él nos cuentan que Morgen, que es su nombre en esta primera fuente, es la mayor de nueve hermanas que gobiernan la Isla de Avalon. Son sacerdotisas y, de todas ellas, es Morgen la más poderosa, estando entre sus habilidades, aprendidas de Merlín, la capacidad de curar, de cambiar de forma y de volar con alas “como Ícaro”. En este texto nos cuentan que Arturo viaja a Avalon y allí le recibe Morgen, que es quien le cuida y le devuelve la salud. Éste último detalle jamás cambiará a lo largo del tiempo y a lo largo de todas las transformaciones del mito. Por mucho que cambien a Morgana, por muy malvada y depravada que sea en cada versión, al final siempre es ella la que recoge a Arturo moribundo y se lo lleva con ella a Avalon para cuidarle.

Siempre digo que, si queremos saber la verdad sobre algo o por lo menos acercarnos lo más posible que podamos a la verdad, debemos retroceder todo lo que nos permitan las fuentes en el tiempo para acercarnos todo lo podamos a su origen. Es este caso, esta primera descripción de Morgana es la que nos permite indagar sobre ella y descubrir dónde está su posible origen. Su nombre original no es Morgana le Fay, ni Morgaine, ni Morgan. Su nombre es Morgen. Y aunque algunos investigadores la asimilan con Morrigan por el parecido fonético y por la capacidad de ambas de convertirse en cornejas, lo cierto es que hay otra línea de investigadores que no están muy de acuerdo con esto. Morrigan es una diosa irlandesa, y la raíz de su nombre, Mo Rigan, significa “Gran Reina”. Morrigan estaría más relacionada con Rhiannon, o Rigantona, que tiene el mismo significado. Morgana, o Morgen, tiene su raíz en Mori gen, “nacida de las aguas”. Esto la relaciona con la Diosa Modron (Madre en gaélico, en el contexto de Diosa Madre), madre de Mabon, secuestrado al poco de nacer y rescatado por Arturo y sus caballeros, porque el padre de Modron es Afallach, (o Avalloch), Dios del mar y el rey de la Isla de las manzanas. Aunque hay investigadores que opinan que Afallach es un personaje más reciente que la propia Avalon, así que en realidad la isla no recibiría el nombre por él. En todo caso, los orígenes de Morgana pueden rastrearse hasta la misma Diosa Modron. La Gran Diosa Madre, hija de las aguas, representante de la Soberanía de la tierra celta. Otra vez.

En los siguientes relatos vamos viendo cómo el mito se modifica. Arturo tiene dos hermanas, Morgause y Anna. Morgen no figura entre ellas sino que es un personaje aparte, y, aunque ya se convierte en su amante, aun no tiene ningún hijo con él. Más adelante, Morgen ya aparece como una más de sus hermanas y acaba absorbiendo a Anna pasando a ser ya Morgana. Y en las etapas finales medievales ya es su medio hermana, hija de Ygrainne y el duque Gorlois de Tintagel. Arturo es hijo de Ygrainne y del rey Uther Pendragon, que obsesionado con Ygrainne hace que Merlín cambie su cara y le haga parecer Gorlois para que Ygrainne se acueste con él. Esa misma noche, Arturo es concebido mientras el verdadero Gorlois muere en batalla a causa del engaño de Uther. Morgana jamás se lo perdonará a Uther. Éste, para quitarse de encima a la niña, la enviará a estudiar fuera y será entonces cuando ella aprenderá todo tipo de magia y habilidades, lo que hace que obtenga el sobrenombre de le Fay, el Hada. Y a lo largo de la evolución de su personaje, pasa de ser descrita como hermosa, buena, un personaje que cuida y sana a los demás, a convertirse en una diabólica hechicera seductora y lujuriosa obsesionada con la venganza. Que intenta matar a Arturo en varias ocasiones y odia a muerte a Ginebra porque ésta no permitió la relación entre su sobrino, Guiomar, y Morgana.

Acaba siendo soberana de su propio reino, el Valle sin Retorno, sobre el que impone un hechizo: ningún hombre infiel podrá salir jamás de él una vez haya entrado. Sólo Lancelot, totalmente fiel a Ginebra, aunque sea esposa de Arturo, es capaz de romper el hechizo, por lo que Morgana se vengará de él secuestrándole y teniéndole prisionero en sus mazmorras. Lo hará hasta en tres ocasiones, y, en una de ellas, cuando Arturo acude a rescatarle, ella le recibe con amabilidad y le da la bienvenida a su reino, donde le muestra la celda de Lancelot, en cuyas paredes éste ha dibujado su historia con Ginebra, haciendo que Arturo sepa de ese amor secreto y originando una guerra a muerte entre ambos caballeros.

El tremendo cambio que se produjo en la sociedad entre las primeras menciones a Morgen y su imagen final en los textos medievales fue el cristianismo. Todo un cambio de mentalidad que arrasó con Dioses, leyendas y mitos y que, a los que no pudo destruir, cubrió con un barniz cristiano que cambió todos los símbolos anteriores. Así, la primero Diosa de la Soberanía y posterior Sacerdotisa que era Morgen, pasa a convertirse en una bruja maléfica, en una hechicera, medio mujer medio ser sobrenatural lujuriosa y vengativa. Arturo pasa de ser un gran guerrero pagano que expulsa a los sajones de Britania, a ser un devoto cristiano obsesionado con crear el cielo en la tierra. Y el Gran Caldero de la Sabiduría de Cerridwen, el caldero de la Regeneración que devolvía la vida a los muertos del Dios Bran y el caldero del Dios Dagda, dador de dones y abundancia, pasó a convertirse en el Santo Grial del que se cuenta que Jesús bebió en la última cena y objeto de búsqueda y obsesión de los caballeros de la Tabla Redonda.

Si los mitos, las leyendas y las historias tienen tanta repercusión en la Humanidad es porque nos identificamos con los héroes y heroínas. Nos sentimos reflejadas en ellos y hacemos de su historia nuestra historia, por eso cada persona que habla de ellos los cuenta desde su propio punto de vista. Morgana ha sido descrita, y su personaje obligado a comportarse, según lo que el autor pensaba que debía ser y comportarse de acuerdo con su visión del mundo. Por eso, cuanto más religioso y cristiano era el autor, más malvada y pecaminosa era ella, ya que, para los cristianos medievales, las Diosas y sacerdotisas paganas eran poco menos que diablos. Y finalmente pasó a convertirse en la última representante de las Antiguas Costumbres, y por ello, condenada y demonizada por la Iglesia que la rebajó al papel de antagonista de Arturo.

Aunque siempre, en todas y cada una de las versiones, sea ella la que lo lleva a Avalon al final, para cuidarle y sanarle de forma que pueda regresar el día que Britania le necesite de nuevo.

Y así hasta nuestros días, cuando los nuevos cambios que vive la sociedad están viéndose reflejados en el mito y, si en el mundo vemos cómo las mujeres luchamos por recuperar nuestro papel original y tratamos de devolver a la Diosa al Mundo que la adoró antes que a cualquier otro dios en la Historia, en el mito vemos como Morgana es de nuevo descrita como gran sacerdotisa de la Diosa y gran bruja primero, y como la  Diosa que fue en origen entre las actuales  religiones paganas, después. Y la reconocemos como Diosa Oscura, porque desde el principio su dominio de la magia y su papel como soberana y sabia fue lo que hizo que fuera condenada y convertida en una especie de demonio. Como las demás Diosas Oscuras.

Veremos más sobre ello en el siguiente artículo.

 

Buen fin de semana, brujas.

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

 

 

 

 

LOS CAMINOS DE LAS BRUJAS

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Hace muchos, muchos años, cuando éramos apenas un puñado de lo que ya se podía llamar personas habitando este mundo, las ideas eran comunes para todos lo que vivían en un mismo territorio y tiempo. Las chamanas y chamanes de las tribus observaban la naturaleza y los sucesos de este mundo y el otro y lo traducían a un lenguaje que el resto de la comunidad pudiera entender. Poco a poco, fuimos creciendo en número y nos fuimos dispersando por la tierra y aquellos que se separaban de la tribu para buscar nuevos territorios se llevaban aquellas ideas y creencias con ellos.

En su camino, su entorno cambiaba. La naturaleza se les mostraba con ritmos y colores diferentes. La tierra hablaba de otra manera a los nuevos chamanes y las otras personas con las que se cruzaban tenían otros nombres y rituales para honrar esos ritmos y al otro mundo. Cuando dos tribus diferentes se unían, un nuevo cuerpo de creencias nacía y, cuando también este nuevo grupo con el tiempo se escindía, los que marchaban llevaban con ellos ese sistema de creencias que, de nuevo, cambiaría a raíz de su nuevo entorno y las nuevas personas con las que se encontrarían.

Así ha sido a lo largo de toda nuestra historia. Nuestras creencias y formas de ver la espiritualidad y la magia han cambiado y evolucionado junto con la humanidad. Se han amoldado al paisaje en el que vivimos, a nuestra cultura y sociedad. Por eso hay tantos caminos, y por eso todos son válidos.

La brujería forma parte de esos sistemas de creencias espirituales que se relaciona íntimamente con el lugar en el que viven sus practicantes. Al fin y al cabo, las brujas viven de acuerdo a los ritmos de la energía de la tierra que habitan, y esos ritmos no son iguales en todas partes del mundo. La brujería europea hunde sus raíces en la relación con los bosques y los seres que los habitan, en la bruma y el musgo. En los campos dorados de cereal y en los prados en los que podemos ver reflejadas las cuatro estaciones.

Sin embargo ¿De qué sirve este sistema de brujería a una hija del desierto? Ella sólo conoce los árboles de los oasis y el liquen que crece en los pozos. Las bases de la magia y la energía son las mismas, pero la forma en la que se mueven en su mundo será diferente. Ella deberá buscarla en los primeros rayos del sol despertando a la arena de las dunas. En la canción del viento caliente que recorre kilómetros de colinas doradas. En el límpido cielo nocturno cuajado de estrellas plateadas y en la luna llena que lo convierte todo en un mar infinito de blancura.

¿De qué le sirve a una hija de la selva tropical? Ella nunca verá la nieve fundirse para dar paso a una nueva primavera, ya que su mundo es siempre verde. Ella encontrará la magia en la exuberante vida que brota de forma constante a su alrededor. En la melodía de la lluvia cuando cae durante su estación creando el entorno perfecto para todo ese verdor y explosión de vida. En el canto de las aves, en el sol acariciando ese mar inmenso de vegetación y colores abrumadores.

¿De qué le sirve a una hija de la sabana? Donde el sol calienta el suelo de tierra roja o dorada siempre igual. Donde la vida salvaje aún es lo suficientemente libre como para impregnar la sangre de quienes pisan esa tierra antigua y hermosa. Ella encontrará la magia en los rojos atardeceres de África. En los lejanos rugidos de los leones que nos enseñan el verdadero espíritu de la naturaleza. En las palabras y leyendas de los ancianos griots, que recuerdan la historia de la tribu desde sus verdaderos comienzos. En las danzas que golpean la tierra al son de sus propios latidos.

Y esto son sólo unos ejemplos. La brujería, la magia, es tan diversa como diversos son los paisajes de este planeta. E incluso en un mismo entorno puede variar de un país a otro. De un pueblo a otro. No es lo mismo la magia de las montañas que la magia de la costa. No es igual la brujería del norte que la del sur. No es igual la brujería del bosque que la de los campos de cultivo. Pero la esencia de todas, las fuerzas que mueven cada una, sí son las mismas. Por eso todos los caminos son válidos.

Hoy en día tenemos acceso a muchos de ellos. Podemos estudiar cualquier camino, cualquier sistema mágico o cualquier tradición de brujas del que sintamos la llamada. Para mí, siempre será más coherente seguir aquel más cercano al lugar en el que vivimos, simplemente porque tendremos más oportunidades de vivirlo en primera persona y ser testigos de sus ciclos y ritmos. Pero podemos seguir aquel que nuestra alma sienta como propio.

Por eso, yo jamás os diré que mi camino es el único verdadero. Jamás os diré que mi verdad es la única verdad. Jamás os intentaré convencer de que sólo lo que yo hago es válido y lo demás falso. Y de igual forma, jamás os diré que soy la única bruja que puede enseñaros o que las otras enseñan caminos errados.

No. Yo tan solo soy una más. Mi camino tan solo es uno más. Todos y cada uno de los caminos de las brujas que podáis conocer son válidos y, aunque en la superficie parezcan el mismo, nunca lo son del todo. Porque cada bruja tiñe sus enseñanzas con sus propias experiencias, con la forma en la que ella vive y percibe la magia, con la manera en la que ella expresa su idea de la brujería.

Por eso si quieres aprender, si quieres iniciar tu camino en este mundo, busca aquél que más resuene con tu alma. Estudia, aprende y después, elige el que lleve tu nombre y el que haga latir tu corazón más intensamente. Yo te ofrezco el mío para empezar, un camino de brujas de bosque y prados, de musgo y atardeceres dorados, de ritmos de cuatro estaciones y la luna reinando sobre todo ello. De noches oscuras y sombras envolventes. De palabras susurradas en encrucijadas y bailes secretos en el corazón de la espesura. Mi camino es la brujería europea, y el recuerdo de la Gran Diosa que fue adorada por nuestras primeras antepasadas cuando aún se refugiaban en salientes de roca y cuevas y que fue tallada en piedras antiguas. Y que, hoy en día, aún nos llama desde lo profundo de bosques, montañas y campos, donde nunca fue olvidada.

En mi camino, la bruja y la naturaleza que la rodea su funden en un solo ser, porque la una encuentra su reflejo en los ritmos y existencia de la otra. En mi camino, la bruja sólo responde ante sí misma y ante el espíritu que siente vivo en todo aquello que la rodea. La Gran Madre que no juzga, no castiga ni premia según nuestros actos o errores. Simplemente observa cómo sus hijas, a las que ha creado independientes y libres, gobiernan su vida por sí mismas.

Ese es mi camino, esa es mi brujería. Es sólo uno de muchos, pero si escuchas su llamada, si sientes que puede ser el tuyo, o al menos el principio del tuyo, ven.

Estaré esperando para guiarte en tus primeros pasos.

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

 

¿Me acompañas este verano?

Un verano embrujado

Hoy comienza el verano, hoy es el primer día de una larga cadena de días cálidos, luminosos y largos. El verano siempre es una época compleja, ofrece libertad pero a veces no podemos disfrutarla. Hay sol, pero a veces hace demasiado calor para aprovecharlo. A veces ofrece tiempo libre, pero no sabemos a qué dedicarlo. Si queréis que este verano sea diferente, si queréis vivirlo desde los ojos de una bruja, os invito a acompañarme durante estos dos meses. Os ofrezco un viaje a través de un verano embrujado.

Esta vez es un verdadero taller y no un curso, porque, aunque vamos a aprender algunas cosas, está pensado sobre todo para disfrutar. Van a ser 8 semanas llenas de actividades de celebración del verano estéis donde estéis. TOTALMENTE ONLINE. Os cuento.

Cada semana habrá un tema central alrededor del cual girará todo lo demás, y dentro de ese tema hablaremos de magia y hechizos, de leyendas, de nuestro viaje espiritual, de los misterios de la mujer, de la luna, los elementos, Diosas relacionadas con la estación y mil cosas más. Vamos a descubrir la magia de las estrellas, a encontrar la canción del silencio, nos haremos amigas de las olas y los remolinos de las charcas y lagunas, vamos a hacer pactos con el fuego y le contaremos algunos secretos al viento. Vamos a bailar, mucho. Y vamos a reír, mucho también. Vamos a saborear la vida y atrevernos a hacer cosas que nos harán cosquillas en el estómago. Haremos hechizos desnudas y conjuraremos a la luna para que sea nuestra cómplice.

Será un viaje para conectar con el verano y con nosotras mismas y disfrutar de este momento del año de una forma mágica y especial. Este viaje tendrá varias etapas que descubriremos semana a semana.

  • Semana 1. Conectando con el verano
  • Semana 2. La magia de la quietud
  • Semana 3. La bruja exploradora
  • Semana 4. Buscando la belleza
  • Semana 5. El despertar del deseo
  • Semana 6. Creando nuestra realidad
  • Semana 7. La danza del fuego
  • Semana 8. Despidiendo al verano

Habrá muchas risas, muchos juegos, mucha sensualidad, sexualidad y placer, muchos hechizos y rituales y espero que muchos momentos en los que os detendréis, cerraréis los ojos y daréis gracias a la vida por ser brujas. Al menos, eso espero, porque esta vez además de mostraros el camino, lo recorreré junto a vosotras, seré una más. Seremos un akelarre de brujas celebrando la magia del verano.

Empezaremos el viaje el lunes 9 de julio y terminaremos el viernes 31 de agosto.

Si quieres vivir este verano de manera diferente, embrujarlo y hacerlo inolvidable, escríbeme a hyedra.deduir@yahoo.es o déjame tu mail en los comentarios y reserva tu plaza.

Os espero para vivir dos meses de magia.

 

Belleza embrujada

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Dentro de dos semanas comenzará este verano que se anuncia extraño con una energía extraña. Las ciudades empezarán a vaciarse y los lugares de veraneo se irán llenando de visitantes y turistas y nosotras, llevadas por el sopor de las horas más calurosas del día, nos dejaremos llevar por el ensueño. Cada una tendrá un lugar favorito donde desearía estar y pasar estos días: una hamaca colgada entre árboles junto a una casa perdida en el bosque, una playa íntima y virgen dejándose acariciar por la brisa del mar, una casita en un pueblo pequeño con vistas a las montañas, una ciudad llena de restos de otras épocas…

Pero si algo tienen todas en común, estoy absolutamente segura de que es la belleza. Todas ansiamos rodearnos de lugares resplandecientes de belleza, porque la belleza es una de las formas más poderosas de la magia, sobre todo, la magia que busca la felicidad y el amor.

Pero cuando hablo de belleza no me refiero a al típico canon estético que nos intentan vender a diario desde el mundo de la cosmética. No me refiero al ideal con el que nos bombardean desde revistas, el mundo de la moda o el cine. No. Me refiero a la belleza real, esa que nos sobrecoge y hace que algo dentro de nosotras se despierte y a veces hasta nos hace llorar de emoción. Esa belleza que a veces es explosiva y evidente y otras veces es tan sutil que no la percibimos hasta que, de repente, se hace visible y nos golpea con toda su fuerza y nos deja sin aliento. Esa que nos conmueve de tal forma que nos corta la respiración y nos hace volvernos emocionadas a quien está a nuestro lado y preguntar sorprendidas: ¿Pero es que no lo ves?

Esa belleza es la energía de la tierra, la magia, manifestándose. Puede ser un paisaje que hemos visto mil veces, pero que cobra todo su significado en un momento determinado y nos cambia para siempre. Puede ser un lugar donde la naturaleza ha desplegado sus mayores maravillas y embruja al mundo. Puede ser un gesto en una persona amada, una mirada, un tono de voz. Tal vez una melodía que se clava en nuestra alma y se convierte en la banda sonora de nuestra vida, o un desconocido con quien un día te cruzas, reconoces su alma y eres capaz de recordar mil vidas a su lado mientras pasáis uno junto al otro para después continuar andando sabiendo que jamás volveréis a veros en esta vida, todo ello en un segundo. Puede ser la risa de un niño en la que descubres el sentido de la felicidad, o una lágrima solitaria vertida por un recuerdo. La belleza, la verdadera belleza se manifiesta de múltiples formas y nos habla a cada una en nuestro propio idioma. Porque la belleza, más que algo físico, es un sentimiento. Es nuestra reacción a la combinación de estímulos externos. Y no todas reaccionamos igual, por eso la belleza es diferente para cada una.

Y si hay algo que aporta belleza a un objeto, a un entorno o persona, es un significado. Imaginad un lugar árido, gris, sin luz, cubierto de cemento y hormigón, sin vida. Sin magia. Y en medio de ese lugar sin alma, a través de una grieta, la vida se ha abierto camino y ha brotado una flor, una simple flor silvestre. Pequeña, frágil, solitaria. Pero tan poderosa que ella sola consigue cambiar todo lo que le rodea. Porque más allá de su aspecto físico, de su tallo verde y curvo, de sus pétalos pequeños y coloridos y su aroma leve y sutil, contiene el espíritu de la vida entera. De la esperanza y la promesa del futuro. Y por eso nos puede conmover hasta las lágrimas.

Esa es su belleza.

Todas sabemos lo que es el Universo, la miríada de galaxias que lo componen, los millones y millones y millones de estrellas que iluminan el firmamento, algunas muertas mucho antes de nacer la humanidad y cuya luz aún recorre el espacio. Todas sabemos que somos apenas un puntito invisible en la inmensidad de todo. Que jamás llegaremos a conocer ni una mínima parte de todo ello y que ahí fuera solo hay frío, oscuridad y el fuego que anima el corazón de los cuerpos celestes. Todas lo sabemos. Pero es en esas largas noches de verano, cuando nos tumbamos en el suelo y nos permitimos mirar hacia arriba y perdernos en la inmensidad, cuando comprendemos la grandeza de todo y su belleza. Cuando nos permitimos mirarla.

Y es que, a veces, nos cerramos a ella. Nos han inculcado una idea de lo que debe ser. De lo que debemos considerar bello. Y nos movemos por la vida sin apreciar nada más, sin detenernos a escuchar nuestra melodía interior que responde a la tenue melodía que la belleza emite y que complementa a la nuestra. Lo que hoy día se considera hermoso es evidente. Es una perfección casi agresiva e, incluso, opresiva. Es una belleza agobiante, y rápida. No se nos da tiempo para asimilarla, no hay tiempo para descubrirla. Por eso debe ser tan evidente, tan expuesta. Sin misterio. Y sin misterio, esa hermosura no dura. Se desvanece. Porque el verdadero sentido de la belleza no es meramente estético, no consiste en “ser bonito”. El verdadero sentido de la belleza consiste en hacernos sentir, en emocionarnos, en transmitirnos un mensaje.

Todas conocemos a mujeres muy bellas, de esas que parecen albergar todos los dones genéticos del mundo, pero su personalidad, su voz o su forma de ser son vacíos, sin significado, sin misterio. Y esa belleza tan obvia y evidente llega a resultar desagradable. Por el contrario, hay personas que a simple vista parecen anodinas. Tan comunes que no se distinguirían entre una multitud y, sin embargo, a veces, un brillo especial en la mirada, una inflexión particular en su voz, una sonrisa cargada de matices… hacen que jamás podamos olvidarlas. Su misterio personal las convierte en las más bellas del mundo.

Y la belleza de la naturaleza consiste en el mensaje velado que le envía a nuestra alma. Y cuanto más mágicas somos, cuanto más estamos acostumbradas a sentir la magia de la tierra, más bello nos parecerá el mundo. Porque lo comprenderemos. Porque viviremos inmersas en su misterio. La belleza misma es un misterio que jamás dejará de afectarme. Personalmente me emociona hasta el punto de llegar a llorar para liberar un poco de toda esa emoción. Y a veces me siento tan afortunada, porque estoy rodeada de tanta belleza… mi mundo es tan bello… Como el de todos los demás. Sólo hay que saber verlo.

A lo largo de mi vida he encontrado la belleza en mil lugares y cosas distintas. He aprendido a abrirme a ella. Un domingo del año pasado tuve uno de esos momentos en mi vida absolutamente perfectos: regresaba del Templo a casa en tren e iba escuchando música. Hay canciones que tocan el fondo de mi alma de una forma especial y, en un instante, todo se unió para hacerme vivir un momento casi de éxtasis. Eran las 9 de la tarde, en plena hora dorada y una canción empezó a escucharse por los auriculares mientras los rayos del sol que entraban por la ventana lo teñían todo de oro y podía ver los campos extenderse en el horizonte hasta las montañas de la Sierra del Norte de Madrid. Me dejé invadir por todo, la música, el cansancio plácido de un fin de semana repleto de magia, el balanceo del tren, el oro de la tarde y la belleza del paisaje. Una calidez nació en mi vientre y se extendió por todo mi cuerpo. Dejé de pensar y me limité a sentir… y la felicidad cálida de las cosas pequeñas me llenó. Sentí que, de algún modo, en otro mundo tal vez, ese momento había sido eterno.

En verano nos convertimos en buscadoras de belleza, por eso sufrimos cuando no podemos tomarnos un tiempo para ello, o no podemos marchar a nuevos lugares donde encontrarla. Pero si abrimos los ojos y nos proponemos encontrarla en lo cotidiano, en lo que nos rodea a diario, el mundo cambiará para nosotras.

Pero, además de la belleza que nos rodea, hay otra clase que a veces nos cuesta más encontrar. Hay un tipo de belleza que nos cuesta más reconocer, pero que es la que más anhelamos. Nuestra propia belleza personal. A menudo nos cuesta reconocer nuestra propia belleza porque no es la que se espera socialmente, no entra dentro del canon establecido y a veces nuestra relación con el espejo es muy difícil. Ahora, en verano, dedicamos nuestros días de vacaciones a buscar la belleza en los lugares que visitamos, aquellos a los que regresamos año tras año o en los que vamos descubriendo por primera vez. Coleccionamos recuerdo de paisajes hermosos, de momentos hermosos que rememorar durante el invierno. Porque en el verano, a pesar del calor y todo lo que ello conlleva, la belleza salta a la vista. Los campos dorados al atardecer, las noches de luna llena, los amaneceres rosados cargados de promesas… un bosque de luciérnagas… uno de los sueños de mi vida es vivir la magia de una noche de bosque y luciérnagas…

Aun así, nos cuesta encontrarla en nosotras mismas. En verano la ropa es más ligera, exponemos más nuestro cuerpo, somos más visibles. Y a veces, el nivel de exposición que requieren ciertos lugares, como la piscina o la playa, nos aterra y nos negamos a ello. Yo misma, durante muchos años, me negué uno de mis mayores placeres. El agua. Soy acuática por naturaleza. No puedo ver un río, un lago, el mar… sin sentir la necesidad inevitable de meterme dentro. El agua me llama con la fuerza de la sangre, no puedo negarme a ella. Y durante muchos años la evité por no enfrentar mi cuerpo sin ropa. Fui una niña muy delgada y me encantaba la sensación de libertad y ligereza de mi cuerpo. Más que correr, me encantaba trepar, sobre todo a los árboles de mi alrededor. La sensación era maravillosa.

Lo supe después, cuando mi cuerpo cambió con la pubertad, engordé y me volví torpe y pesada. Me sentía prisionera y no me reconocía en el espejo. Mis caderas se ampliaron mucho, mi pecho más. Me creció de forma desproporcionada para mi altura y dejé de ir a lugares donde mi cuerpo estuviera expuesto. Sufría lejos del mar, del agua… pero sufría aún más mostrando un cuerpo que no aceptaba como mío y que me impedía ser libre y ligera. Hasta que unos años después mi cuerpo y mis hormonas se asentaron y recuperé aquella ligereza. Lo primero que hice fue buscar un bikini e irme a la piscina, donde apenas dejé mis cosas en el césped, fui al borde y me lancé al agua sin pensar. Y me prometí a mí misma que jamás volvería a hacerme eso, jamás volvería a privarme de aquellas cosas que me hacen feliz sólo por no ser como la sociedad esperaba de mí. Y jamás lo he hecho. Mi cuerpo es un yoyo y no puedo depender de su peso o apariencia para vivir mi vida y disfrutar de mis placeres.

El mundo es una oferta increíble de placeres y sensualidad y no solo los que entran en el canon aceptado de belleza tienen derecho a ellos. El mundo es nuestro para disfrutarlo seamos como seamos. Nos lo merecemos. Y para poder disfrutarlo, primero tenemos que creerlo nosotras mismas. Y para creerlo tenemos que aprender algo: todas las personas de este mundo son bellas. Todas tenemos algo que destaca. Un cabello hermoso, una mirada espectacular, una piel suave, la curva de un hombro sexy, una cadera hipnótica. La belleza va mucho más allá de lo que percibe la vista. Un movimiento sensual puede enamorar tanto o más que una cara bonita. Una voz seductora puede hechizar más que unos labios carnosos. La promesa de un misterio por descubrir en los ojos de una mujer puede hacer perder muchas noches de sueño a quien la mira sin necesidad de pesar 50kg. Pero para hacer visible esa belleza, tenemos que aprender a reconocerla y potenciarla para poder mostrarla al mundo y decir: esa soy yo. Esa maravilla de criatura soy yo.

No hay nada que resulte más atractivo a los demás que la promesa de un secreto, que el atisbo de un misterio en los ojos o la sonrisa de otro. Y ese secreto, ese misterio, es la sabiduría de quienes somos y la magia que eso conlleva. Y cuando descubres ese misterio sobre ti misma, te enamoras de tal forma, que para ti no existe nadie más bello sobre la tierra.

En verano, es el momento perfecto para descubrir nuestro misterio, honrar nuestro cuerpo y descubrir nuestra propia belleza.

Por eso te propongo algo. Este verano vamos a dedicar los momentos libres que podamos a honrarnos y sucumbir al placer de la sensualidad. No hay nada mejor para conocer nuestra propia piel, que mostrarla. Vamos a intentar estar desnudas todo el tiempo que podamos.

Intenta dormir desnuda y sentir el roce de las sabanas en tu piel, o la brisa de la noche refrescando tu sudor. Camina por la casa, haz labores cotidianas desnuda y sé consciente en todo momento de cómo te sientes. Prueba a cubrirte con poca tela de diferentes texturas: un pareo de algodón cubriendo parcialmente tus caderas… algo suave de seda que roce tus hombros, tus pezones (tanto si eres hombre como mujer), cuando puedas mécete ante un espejo, baila contigo misma y sé consciente de tus movimientos.

Busca en tu cuerpo alguna parte que atrape tu mirada: la curva de la mandíbula, el cuello, tobillos, el empeine del pie, la curva del seno, la cadera… busca aquel rasgo que despierte tu atención… tus ojos, labios, la nariz… unas pecas en las mejillas… yo puedo pasar largos periodos de tiempo mirando mis ojos en el espejo, más allá de su forma y color, es la mirada lo que me fascina: entre divertida y misteriosa… a veces incluso me sorprende que esa mirada sea mía… observo mi ceja elevarse divertida mientras la mirada me dice: si tú supieras, si tan solo supieras todo lo que escondo aquí dentro… y lo bueno es que lo sé, porque esa es mi mirada. Y me hace sentir tanto…

Si estás en la costa, intenta bañarte de noche desnuda (si no es posible, con bañador). Disfruta del agua calma sobre tu piel, disfruta del silencio de la noche y las luces de las estrellas lejanas sobre ti. Deja que el mar te acaricie como un amante, o el río, o el lago. Al agua no le importa cuánto pesas, cuánto mides o tu edad. Al agua sólo le importa que una de sus Hijas ha decidido aceptar sus caricias.

Si estás en el bosque, haz lo mismo, pero sobre la tierra o el césped. Intenta ir a un lugar íntimo a una hora en la que sepas que no habrá nadie. Míralo como una aventura, prueba al amanecer o en la media noche. Deja que la oscuridad, la tierra viva o el roce de la hierba acaricien tu cuerpo desnudo. Aprecia como toda tu piel se convierte en un órgano vivo y pulsante que se estremece ante cada estímulo. Siéntete valiente, rebelde y atrevida.

Y durante el día, cada vez que lo recuerdes, tu mirada se llenará de ese misterio, de ese secreto que sabes tan solo tú. Que eres una criatura única, capaz de hacer el amor con la noche, con el agua, con la magia… y esa sonrisa de misterio será el secreto de la verdadera belleza.

Extracto del taller «Un verano embrujado»

Hyedra de Trivia

FORMACIÓN: LOS PRIMEROS PASOS DE UNA BRUJA


Se abre el PERIODO DE INSCRIPCIÓN para la PRIMERA EDICIÓN de la temporada, que comenzará el próximo lunes 2 de Octubre.

«Las brujas se han ido enseñando unas a otras en secreto esos fragmentos de sabiduría del pasado hasta nuestros días. Hoy ya no está prohibido, pero se ha perdido tanto que es una labor inmensa recuperar una parte de todo aquello. Por eso, recurrimos a recuerdos de vidas pasadas, a meditaciones donde llegamos a la conciencia colectiva que nos engloba a todos desde aquellos primeros tiempos, y también recurrimos a la antropología, la historia, la arqueología… para ayudarnos a recuperar lo que fuimos.

Por eso salimos a la Naturaleza, para conectarnos con la fuente de nuestra memoria ancestral, para recordar esos ciclos que se repiten en nosotras. Para recuperar el lugar que nos pertenece. Eso somos las Brujas, las guardianas de un saber ancestral, de nuestra relación con la Madre y de nuestra verdadera identidad como especie. Guardianas de la Magia.»

Hyedra de Trivia. Taller Los primeros pasos de una bruja

Es un taller de inicios, de toma de contacto y acercamiento a la magia y está especialmente creado para todas vosotras que queréis empezar este camino pero no sabéis cómo comenzar el viaje. Para todas aquellas que sentís que la palabra bruja resuena en vuestro corazón y queréis hacerla propia pero no tenéis ningún tipo de experiencia o no sabéis cual es el siguiente paso.

Si me acompañáis, os guiaré en un viaje a través de la magia de la tierra, de las mareas lunares, del encuentro con la Diosa y los 4 elementos que dan vida a toda la creación. Si escuchas la llamada de las brujas, si sientes que tu alma pagana responde al latido del corazón de la Madre Tierra, este es tu camino.

Déjame que te acompañe durante tus primeros pasos. Durante  este tiempo a mi lado vivirás, respirarás y serás magia.

¿Vienes?

La información e inscripciones solo se gestionarán a través del correo: hyedra.deduir@yahoo.es

Taller: EL CAMINO A LA SOMBRA. LAS DIOSAS OSCURAS

 ¡¡REGRESAMOS EN SEPTIEMBRE!!

«De mis Diosas Oscuras he aprendido casi todo lo que sé y también gracias a Ellas soy gran parte de lo que soy.  Todas Ellas me han enseñado cosas que sólo se pueden aprender en la oscuridad, porque es allí donde hemos desterrado la sabiduría prohibida. Pero es tiempo de que esa prohibición deje de afectarnos. Es hora de que las mujeres rompamos esa obediencia a normas sin sentido. Es tiempo de que las Brujas se salten esa prohibición y viajen a la oscuridad para conocer todos sus misterios y convertirse en seres de Luz»

Si el año pasado te lo perdiste, en Septiembre regresan las Diosas Oscuras. Del lunes 18 de Septiembre al viernes 13 de Octubre. Totalmente online.

¿Te atreves a viajar conmigo al centro de tu alma? Déjame guiarte a ese lugar donde eres realmente tú, sin máscaras ni disfraces. Donde todo aquello que anhelas aunque otros no lo acepten, todo lo que escondes, lo que intentas olvidar y has sepultado en la oscuridad espera a que lo descubras, le pongas nombre y puedas comenzar a transformarlo en la fuente de tu magia y tu fortaleza.

Si sientes la llamada que brota desde ese lugar oculto en el centro de tu alma, si el camino hacia la oscuridad siempre ha sido una tentación para ti, si quieres desvelar el misterio que te mostrará quién eres de verdad… ven, acompáñame hacia tu Oscuridad.

Las enseñanzas de cuatro Diosas Oscuras os mostraran que el camino que lleva a la luz, nace siempre en vuestras Sombras.

Si estás interesada escribeme a: hyedra.deduir@yahoo.es

Regresa en Junio Viaje al Corazón. Hechiza a tu corazón de cara al verano

cartel junio

Se acerca el verano y nuestras ilusiones y esperanzas se disparan, ¿verdad? Es casi como si una parte de nosotras volviera a ser niña y esperara con ansias esos días de luz, de libertad y horas interminables que llenábamos con risas, juegos y mejillas radiantes de sol. El verano era el momento de explorar. Explorábamos el pueblo, los bosques cercanos, la playa, el mar… explorábamos nuevas relaciones, nuevas amistades o antiguas que sólo veíamos durante esos meses o días. También nos explorábamos a nosotras mismas, dejábamos de ser niñas para convertirnos en pequeñas mujeres que jugaban a ser mayores, descubríamos nuestros primeros amores de verano… nuestros primeros besos… nuestras primeras despedidas entre lágrimas y promesas de recordarnos siempre…

El verano es la época del amor, de la magia de la libertad y de los corazones llenos de sol. Y aunque no todas tenemos ya la oportunidad de pasar un tiempo en el mar, o en el pueblo o en el bosque, sí podemos llenar estos días de la magia del amor y de vuestro corazón de bruja.

Por eso, antes de irnos de vacaciones, he pensado en ofreceros de nuevo este taller: VIAJE AL CORAZÓN, UN AMOR EMBRUJADO. Para que, estemos donde estemos y tengamos la edad que tengamos, sanemos viejas heridas y vivamos este verano enamoradas de la vida, de nuestro futuro y de nosotras mismas.

¿Me acompañas en este viaje hacia tu centro para encontrar allí al amor de tu vida?

Te cuento como será el viaje:

Es un taller de cuatro semanas de duración, totalmente online y dividido en tres bloques. Tres viajes en espiral que nos llevarán a encontrarnos con el amor de nuestra vida, el más importante en la historia de una bruja. Nosotras mismas.
Los lunes viajaremos en la espiral que nos conduce al centro de nuestro corazón, recordando nuestra historia y nuestros amores pasados, aquellos que nos convirtieron en lo que somos hoy día y aprenderemos a entenderlos, sanarlos, perdonarlos si hace falta y dejarlos ir si es necesario.
Los miércoles viajaremos en una espiral ascendente que nos llevará hasta las historias de Diosas cuyo amor cambió el mundo, o el verdadero sentido de los cuentos de hadas, y descubriremos cómo esas historias siguen manifestándose en nosotras y cómo podemos encontrar a esas Diosas en nuestro interior y en nuestra vida.
Los viernes viajaremos en una espiral hacia nuestro exterior, llevando con nosotras todo el amor y la magia que viven en nuestro corazón hacia fuera, para convertir cada momento de nuestra vida en una historia de amor con nosotras mismas. Realizaremos prácticas, rituales y hechizos para sanar nuestro corazón herido, hacerle un sitio especial al amor en nuestras vidas y enamorarnos cada día un poquito más de nosotras. Crearemos una historia de amor embrujado, entre una bruja y su vida de leyenda.
Para ello, crearé un grupo secreto de facebook donde cada lunes, miércoles y viernes subiré textos y podréis comentar, compartir y consultar todo lo que queráis. Es totalmente online, así que cada una trabajará a su ritmo, desde donde quiera y según el tiempo del que disponga. Yo publico por la mañana, pero vosotras podréis participar a la hora del día que mejor os venga.
El taller dura 4 semanas, del lunes 5 de junio al viernes 30.
Si estás interesada avísame para reservar tu plaza 🙂
IMPORTANTE,  INSCRIPCIONES ÚNICAMENTE ESCRIBIENDO A: hyedra.deduir@yahoo.es

Formación: Regresa Los primeros pasos de una bruja

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Llevo más de un año impartiendo la Formación de Los Primeros pasos de una bruja y me ha dado la oportunidad de conocer a grandes mujeres y hombres,  a grandes brujas, y mientras lo impartía he ido aprendiendo muchísimo y he crecido mucho como mujer y como bruja. Lo traigo ahora al blog porque hay muchísimas grandes personas y brujas entre vosotras y quiero abriros la puerta a este mundo y aprender y crecer junto a vosotras.

Es un taller de inicios, de toma de contacto y acercamiento a la magia y está especialmente creado para todas vosotras que me escribís con dudas, para todas las que me contáis que queréis empezar este camino que os llama pero no sabéis cómo comenzar el viaje. Para todas aquellas que sentís que la palabra bruja resuena en vuestro corazón y queréis hacerla propia pero no tenéis ningún tipo de experiencia o no sabéis cual es el siguiente paso.

Si me acompañáis, os guiaré en un viaje a través de la magia de la tierra, de las mareas lunares, del encuentro con la Diosa y los 4 elementos que dan vida a toda la creación. Si escuchas la llamada de las brujas, si sientes que tu alma pagana responde al latido del corazón de la Madre Tierra, este es tu camino.

Déjame que te acompañe durante tus primeros pasos. Durante cuatro semanas (desde el lunes 1 de Mayo hasta el viernes 26) vivirás, respirarás y serás magia.

¿Vienes?

La información e inscripciones solo se gestionarán a través del correo: hyedra.deduir@yahoo.es

Y debido a que las plazas se llenaron y sé que quedó gente sin poder inscribirse, en Mayo también repito LA BRUJA DEL BOSQUE: LA MAGIA DE LOS ÁRBOLES

FotoJet Design

Durante cuatro semanas ( del lunes 1 de mayo al viernes 26) nos adentraremos en el corazón del bosque y os hablaré de la eterna relación que hay entre las arboledas y las criaturas mágicas, os contaré leyendas y os hablaré de antiguos bosques mágicos del mundo, conoceremos a los seres y espíritus que los habitan y os hablaré de los árboles sagrados más importantes y cómo crear un vínculo con ellos.

Además aprenderemos a trabajar mágicamente con cada árbol, cómo usar sus raíces, corteza, hojas y frutos en los hechizos y qué herramientas mágicas fabricar con ellos. Pero, sobre todo, recordaremos cómo reconectar con el espíritu vivo del bosque y volver a forjar el vínculo que existe entre cada bruja y los árboles.

Si queréis acompañarme, si sentís la antigua llamada desde el corazón de la espesura, tomad mi mano y seguid mis pasos por el sendero que atraviesa el bosque.

Para más información e inscripciones, escribid a hyedra.deduir@yahoo.es

Llena tu vida de magia. Inicia el camino.

 

 

No te rindas, bruja

 

A veces me escribís y me abrís vuestras almas. Me habláis de la soledad que sentís en vuestras vidas. De la incomprensión de aquellos que os rodean y de lo mucho que echáis en falta otras como vosotras. Me contáis que, en las largas noches de insomnio, lloráis por vuestro corazón roto a base de rechazos, de crueldad, de incomprensión y de todas las traiciones de personas a las que queríais y en quienes confiabais. Muchas veces decimos que ser bruja no es fácil, porque a la visión que tienen los demás de nosotras y lo difícil que es conocer a gente que nos comprenda, hay que añadir el hecho de nuestra extrema sensibilidad y el dolor que nos provocan sucesos y hechos que para otros son simples anécdotas.

Es cierto que en nuestra juventud atravesamos momentos muy duros y difíciles, pero a veces dejamos que esos momentos se extiendan en el tiempo y llegamos a la edad adulta sin saber ser felices porque no sabemos a qué o a quién aferrarnos para alcanzar esa felicidad. Hace muchos años yo pasé por lo mismo. Nunca mentí sobre mí misma, nunca escondí que era una bruja, y aunque fui más afortunada que otras, no me libré de ciertos hechos que me hicieron mucho daño. Hace poco encontré un texto que escribí hace muchos años, aunque ya no era una niña, y que hablaba de un suceso que fue determinante para mí y para mi forma de ver la vida. Fue algo que me ocurrió una noche y que duró sólo un segundo, un segundo eterno que me cambió por dentro y por fuera. Que cambió mi vida. El texto que escribí para no olvidarlo nunca, fue este:

“Anoche me rendí. No fue una noche especial. Ni más fría ni más triste que otras noches. Ni fue un momento especialmente doloroso ni en el que sufría más que en otros momentos.

Pero sucedió.

Escuchaba la radio, como cada noche, y una voz hablaba de atentados en los que han muerto muchas personas. No dijo nada que no se hubiera dicho antes y las lágrimas que se me escaparon no fueron distintas de las muchas que se me han escapado antes por este tema. Pero, súbitamente, me invadió una calma extraña, oscura. Todos mis músculos se relajaron y las lágrimas dejaron de fluir. Dejé de sentir, de esperar nada, de ser yo. Y mientras me sentía caer, mientras notaba cómo me hundía físicamente en el colchón, pensé lo fácil que sería no volver a levantarme nunca de mi cama. No volver a hablar con nadie, ni a escuchar a nada ni a nadie. No volver a leer un libro, abandonar mis sueños, mi magia, mis creencias, mis amigos, mis sentimientos por quien amo… No volver a sufrir jamás por nada ni por nadie. Simplemente quedarme allí, en mi cama. Sin pensar, sin sentir. Hundirme en mi mente y no regresar jamás a un mundo al que no le importará nunca que me haya ido. Aunque permanezca allí.

Sólo fue un segundo. Un único instante. Pero fue aterrador. Porque por primera vez en mucho tiempo me sentí bien. Tranquila. Descansando de la vorágine emocional que es mi vida y completamente tentada a hacerlo perdurar para siempre. Por primera vez en muchos años estaba en calma. Una calma fría e indiferente. La calma de un alma que ha muerto al mundo. La oscuridad me pareció cálida y reconfortante, la soledad lo único que ansiaba, el silencio eterno la paz que pocas veces encuentro. La apatía hacia los demás el mejor bálsamo a la pregunta que siempre me ronda el corazón: ¿Me amará alguien algún día por lo que soy?

Ya no me importaba la respuesta. Porque durante ese segundo, supe que podía elegir. Podía cerrar mi corazón, mi mente y mi alma y no volver a sentir nada por nadie. Que existe ese interruptor en el fondo de nosotros que nos desconecta de la humanidad, y que podemos activarlo a voluntad. Y que no es un sufrimiento extremo el que nos acerca a él, sino un dolor sordo, latente, constante. Una leve tristeza crónica que nunca abandona nuestros gestos. Una larga existencia de buscar y no encontrar. Un agotamiento tenue y continuo que va minando nuestras fuerzas tan lentamente que no nos percatamos de que, en cualquier momento, ese botón que lo para todo será lo único que ocupe todo nuestro ser.

Y yo apreté el botón, y todo quedó en calma. Muerto.

No sé qué ocurrió al cabo de ese segundo. No sé qué parte de mi tuvo la fuerza que me hizo falta para volver a activar mi esperanza. No sé de dónde viene esa voz que me susurró, tan lejos que apenas pude oírla, seguirás luchando, porque has nacido para luchar.

Pero la oí. Y tuve la fuerza.

Pero aún no sé si me alegro o me arrepiento, porque no sé si significa que siempre tendré que luchar por algo, que nunca podré descansar. Si puede volver a suceder y la próxima vez no tenga tiempo de regresar.  ¿Y si la próxima vez no quiero regresar?

Ahora sé que es muy fácil dejar de ser humano. Dejar de tener alma. Devolverla al lugar del que sea que proviene y limitarse a existir por existir. Y me pregunto cuantas de nosotras hemos estado a punto de caer en ese estado tan insensible, esa paz mental tan parecida a la paz de la muerte.

El no volver a levantarse por nada, no alzar mi voz nunca más en contra ni a favor de nada. Dejar que todo pase de largo y limitarme a respirar para seguir siendo nada. Porque ahora sé lo que es la nada. Y lo invade todo.

Me gustó. Me sedujo y me dejé seducir. Porque estoy cansada y no encuentro un momento de respiro. Porque tal vez sea necesario un motivo para luchar y no baste el haber nacido luchadora. Y durante ese segundo eterno, maravilloso, espeluznante, tranquilo y aterrador, comprendí que parte de mí no tiene ningún motivo para luchar. Que no me importó nada dejar de lado todo lo que, hasta ahora, había considerado importante para mí. Porque en ese momento, ni siquiera yo misma me importaba.

Pero estoy aquí. Pude regresar. Así que debe haber algo que aún me importa. Algo que no veo, que no soy yo, ni mi vida. Algo de lo que no soy consciente ni tiene nombre todavía, pero lo suficientemente fuerte para que me inmole voluntariamente a los dioses de la tristeza y el dolor. Sea lo que sea, espero descubrirlo antes de que ese segundo vuelva y se convierta en toda una vida, sin vida.”

 

Afortunadamente lo descubrí. Y era lo suficientemente fuerte para enfrentarme al mundo por ello y seguir luchando todos los días de mi vida si hacía falta. Ese algo que me hizo regresar al mundo tenía un nombre y yo había estado equivocada porque siempre lo había tenido delante y no había conseguido verlo.  Ese algo era Yo.

A partir de ese día comencé a reconocer mi poder y aunque siempre he tenido que luchar en un sentido u otro, cada batalla me dio más fuerza. Cada batalla me hizo más resistente. Mis sentimientos son los que me hacen humana. Mis emociones son lo que me dan vida. Mi capacidad de sentir lo que me rodea es lo que me hace bruja.

Pero me pregunto cuántas no encuentran nunca una razón para continuar. Cuantas de nosotras se dejan vencer por esa tristeza tan profunda que a veces no sabemos que la sentimos hasta que es demasiado tarde. Cuantas de nosotras una noche, sin saber por qué ni cómo, simplemente se rinden y dejan todo atrás. Su esperanza, su magia, su alegría. Su alma de bruja que puede cambiar el mundo, sin llegar a saberlo.

Y cuantas de vosotras estáis ahí, justo en el límite, justo en ese momento en el que puede que no haya vuelta atrás. Pero yo os pido que no os rindáis. No apretéis el botón. Sé que a veces parece que este mundo nos rechaza, que no encajamos en estos tiempos que valoran más lo que tienes o lo que pareces que lo que verdaderamente eres. A veces sentimos que somos restos de una época perdida y que nuestro tiempo acabó hace ya mucho. Que a ojos de otros solo somos una locas, o ingenuas o unas pobres niñas perdidas. Pero no es cierto. Nosotras, y la gente como nosotras, somos ahora la esperanza que le queda a este planeta. Somos nosotras, junto con el resto de personas que aman la tierra, el futuro que le queda a nuestra especie. Por eso, cada vez que algo haga sangrar tu corazón, piensa que esa sangre es la que riega tu esperanza.  Eso que ahora os duele, la pena, la tristeza que ahora sentís, la extrema sensibilidad… son las fuentes de vuestro poder de una bruja. Sólo quien conoce el sufrimiento sabe el verdadero valor de la felicidad. Sólo quien lo ha perdido todo, sabe valorar cada pequeña esperanza. Por eso, no neguéis quienes sois, no deis la espalda a todas esas experiencias que os hieren. Buscad en vosotras mismas la razón por la que continuar luchando. Porque las brujas no se rinden. Y si lo hacen, es sólo para tomar aliento, levantarse y continuar luchando por su futuro, por sí mismas, por su felicidad. Os aseguro que todo pasa, pero sólo si vosotras permitís que pase y no os aferráis a ello.

Cuando sientas que no puedes más, que ni una molécula de ti puede continuar adelante, levántate, mírate en el espejo y sonríe. Tienes delante lo que hará que tu vida merezca la pena. Respira hondo, levanta la mirada y continua, bruja. Sé un ejemplo de lo que verdaderamente importa, porque sanándote a ti misma, puedes ayudar a sanar a otras. Y ya hay demasiadas almas muertas caminando por la tierra.

No aprietes el botón. No te rindas, bruja.

 

Hyedra de Trivia

 

 

 

 

Taller La bruja del bosque: la magia de los árboles

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Aprovechando la llegada de la primavera y el renacer de la naturaleza, os presento un nuevo taller online, LA BRUJA DEL BOSQUE: LA MAGIA DE LOS ÁRBOLES. Las plazas son muy limitadas. IMPORTANTE: Más información e inscripciones ÚNICAMENTE a través del correo electrónico hyedra.deduir@yahoo.es o en el formulario de la sección de Cursos y Talleres.

Durante cuatro semanas ( del lunes 3 de abril al viernes 28) nos adentraremos en el corazón del bosque y os hablaré de la eterna relación que hay entre las árboledas y las criaturas mágicas, os contaré leyendas y os hablaré de antiguos bosques mágicos del mundo, conoceremos a los seres y espíritus que los habitan y os hablaré de los árboles sagrados más importantes y cómo crear un vínculo con ellos.

Además aprenderemos a trabajar mágicamente con cada árbol, cómo usar sus raíces, corteza, hojas, frutos, etc en los hechizos y qué herramientas mágicas fabricar con ellos. Pero, sobre todo, recordaremos cómo reconectar con el espíritu vivo del bosque y volver a forjar el vínculo que existe entre cada bruja y los árboles.

Creo que es el taller que más he disfrutado creando y espero compartir todos los buenos momentos que me ha aportado con vosotras.

Si queréis acompañarme, si sentís la antigua llamada desde el corazón de la espesura, tomad mi mano y seguid mis pasos por el sendero que atraviesa el bosque.

Como ya os dije una vez:

«…Sí, el bosque nos habla. Nos llama. A pesar de vivir en ciudades rodeadas de cemento y tecnología, las brujas llevamos su espíritu dentro, porque el alma de las brujas es como la del bosque, indómita y salvaje.

Mi alma está hecha de madera y bosques. De ríos lentos y oscuros de los que brotan brumas y leyendas. De crepúsculos eternos, umbrales entre ayeres y mañanas. De jirones de sueños y polvo de estrellas.

Mi mundo huele a sándalo. A especias cálidas y dulces. A musgo de bosque antiguo olvidado por el sol. A charcas escondidas de aguas quietas y verdes,  con líquenes y secretos ocultos en sus oscuras profundidades. A hiedras que envuelven troncos de árboles vetustos. A rayos de luna que se cuelan entre las ramas e iluminan claros encantados. A negra tierra mojada tras una tormenta en otoño. Mi mundo huele a sueños y secretos, al frescor de la sombra y a la calidez del atardecer.

Como para casi todas las brujas, para mí el bosque es mi hogar. No importa donde vivamos, en un pueblo, una ciudad, una metrópoli… las brujas llevamos el bosque con nosotras. Es parte de nuestra esencia, de lo que somos.

Tal vez por eso, en los viejos cuentos de hadas, a las brujas nos pintan verdes.»

El bosque nos espera. ¿Me acompañas?

Hyedra

Esa clase de brujas

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No me busques cuando necesites atar a ti a una persona contra su voluntad y su amor. Si sientes tal pasión que estás dispuesta a pisar sobre su libertad y sobre su derecho a elegir a quién ama, no me busques.

No me busques si quieres retener a un amor muerto, si quieres que regrese quien un día se marchó porque había llegado su momento. Si quieres que renuncie a sus sueños futuros por quedarse a tu lado en su tristeza.

No me busques si para tener lo que deseas quieres romper un vínculo sagrado formado por otros amantes, si quieres separar corazones por capricho del tuyo, helado. Si crees que tu deseo es más fuerte que el amor de otros, no me busques.

No me busques cuando tus ansias de atención exijan las noches de insomnio de otros, cuando necesites habitar una mente sin descanso, cuando reclames cada latido de un corazón que no nació para latir por ti. Cuando pidas que otro te ame hasta el punto de dar su vida por ti mientras tú no respetas su existencia.

No me busques para vengarte por afrentas o despechos con los que no has sabido lidiar, para cerrar caminos, para cegar corazones, para causar sufrimiento a cambio de orgullo. No me busques cuando en lugar de la sabiduría escojas la violencia.

No me busques para enterrar tu dignidad en un amor forzado, creado por hechizos malditos que convierten a personas en esclavas. Que ponen cadenas en aquellos destinados a otros brazos. No me busques cuando tu falta de amor por ti, te haga conformarte con migajas robadas.

No me busques cuando envidies los pasos de otros y quieras cambiarlos por los tuyos, no me busques cuando quieras destruir, apropiarte y suplantar el lugar de otros en el mundo. No me busques si otras vidas te parecen mejores que las tuyas y tu odio demande su desgracia.

No me busques cuando rechaces las oportunidades que se te han dado, cuando te conviertas en odio inútil, en envidia sangrante, en alguien sin esperanza. Cuando tus deseos te arrastren hacia los actos más viles, la esclavitud de quien dices amar, la violación de su espíritu, tu tiranía sobre decisiones de otros y la destrucción de pactos ajenos.

No me busques cuando tu propia alma esté sucia, enfangada por tus deseos y tu amor envenenado. No me busques para que mi magia te ayude a cumplir tus deseos de persona perdida y desesperada.

No. No me busques para destruir tu dignidad de mujer, porque no soy esa clase de bruja.

Búscame cuando quieras recordar la grandeza de un alma humana. Cuando quieras aprender a seguir las huellas de la Diosa en los caminos de la Historia.

Búscame cuando necesites recordar que tú misma ya eres magia y quieras encontrar el camino de vuelta a Ella. Búscame cuando quieras desplegar tus alas y volar en la libertad del viento mientras tu corazón recuerda que el amor más grande es el que nace por su propia voluntad. Cuando quieras encontrar tu lugar entre las criaturas de la naturaleza y descubrir que estás hecha de esperanza.

Búscame cuando te sientas valiente para bajar al centro de tus Sombras y te preste mi voz para guiarte de vuelta. Cuando quieras amar al reflejo del espejo y no temer a quién te devuelve la mirada, esa parte de ti que sabe… que viaja entre mundos, entre tiempos, entre velos.

Búscame cuando decidas tomar las riendas de tu vida, de tus sueños, de tus decisiones y fracasos. Cuando quieras aprender a bailar con las mareas de la luna y recuperar tu poder de mujer de bosque, de piedra, de corrientes y montañas. Cuando sueñes con el conocimiento que un día fue nuestro.

Búscame cuando quieras ser tan libre, que lo primero para ti sea la libertad de otros. Cuando quieras amarte tanto y tan fuerte, que nunca aceptarás caricias falsas, amores prestados, abrazos distantes. Cuando quieras descubrir lo que se esconde en los umbrales y las fuerzas que puede crear tu voluntad.

Búscame cuando sientas que quieres re encontrarte con el misterio que eres, mujer, y ayudar a otras a recordarlo. Cuando quieras despertar al animal salvaje que dormita en tu interior. Cuando quieras recorrer el antiguo camino de las sabias que vivieron antes que nosotras y perpetuar su legado. Cuando necesites hundir tus raíces en lo profundo de la tierra y extender tus brazos hacia las estrellas.

Búscame. Búscame entonces, porque soy de esa clase de brujas.

Hyedra de Trivia

Viaje al Corazón

He estado una temporada ocupada entre hechizos, formaciones, reuniones de brujas y creando nuevos proyectos. En breve publicaré nuevas entradas en el blog, pero hoy quería anunciaros de una forma apropiada uno de los nuevos talleres que estoy ofreciendo. Me he dado cuenta de que hablo de ellos en facebook y por mail, pero nunca los anuncio aquí para vosotras, las que me seguís incondicionalmente en el blog. Así que aquí lo tenéis.

EL VIAJE AL CORAZÓN. UN AMOR EMBRUJADO

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Es un taller de cuatro semanas de duración, totalmente online y está dividido en tres bloques. Tres viajes en espiral que nos llevarán a encontrarnos con el amor de nuestra vida, el más importante en la historia de una bruja. Nosotras mismas.
Los lunes viajaremos en la espiral que nos conduce al centro de nuestro corazón, recordando nuestra historia y nuestros amores pasados, aquellos que nos convirtieron en lo que somos hoy día y aprenderemos a entenderlos, sanarlos, perdonarlos si hace falta y dejarlos ir si es necesario.
Los miércoles viajaremos en una espiral ascendente que nos llevará hasta las historias de Diosas cuyo amor cambió el mundo, o el verdadero sentido de los cuentos de hadas, y descubriremos cómo esas historias siguen manifestándose en nosotras y cómo podemos encontrar a esas Diosas en nuestro interior y en nuestra vida.
Los viernes viajaremos en una espiral hacia nuestro exterior, llevando con nosotras todo el amor y la magia que viven en nuestro corazón hacia fuera, para convertir cada momento de nuestra vida en una historia de amor con nosotras mismas. Realizaremos prácticas, rituales y hechizos para sanar nuestro corazón herido, hacerle un sitio especial al amor en nuestras vidas y enamorarnos cada día un poquito más de nosotras. Crearemos una historia de amor embrujado, entre una bruja y su vida de leyenda.
Para ello, crearé un grupo secreto de facebook donde cada lunes, miércoles y viernes subiré textos y podréis comentar, compartir y consultar todo lo que queráis. Es totalmente online, así que cada una trabajará a su ritmo y según el tiempo del que disponga. Yo publico por la mañana, pero vosotras podréis participar a la hora del día que mejor os venga.
El taller dura 4 semanas, del lunes 6 de febrero al viernes 3 de marzo.
Si estás interesada avísame para reservar tu plaza 🙂
IMPORTANTE, PARA MÁS INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES ESCRIBÍD A: hyedra.deduir@yahoo.es

Encontrando el camino

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Muchas de vosotras me escribís y me preguntáis cómo podéis saber cuál es vuestro camino. Saber si estáis en el lugar en el que tenéis que estar, en el sitio para el que habéis nacido, el momento de vuestra vida para el que lleváis años preparándoos. Nadie mejor que vosotras puede saberlo. Nadie puede deciros cual es vuestro camino salvo vosotras

En este mundo, lleno de tradiciones distintas al alcance, con Dioses con todo tipo de nombres en todo tipo de idiomas y en todo tipo de lugares, y con Diosas que nos recuerdan que venimos de una sociedad muy antigua donde la cultura era distinta y el orden jerárquico y social también era distinto, solo tenemos que acallar nuestra mente y dejar que nuestro corazón responda. A veces hay palabras que pasan por nosotras como si no tuvieran significado, apenas un conjunto de sílabas, apenas algo para designar nombres que no nos hacen sentir nada. Y sin embargo hay otras… a lo mejor una forma de unir los sonidos, a lo mejor un idioma que ni siquiera conocemos pero nos hace sentir nostalgia, o nombres más nuestros que los que nos impusieron al nacer, hacen que algo en nosotras responda. Otras veces una nota de música, o una simple tonada, nos hacen llorar de alegría o de tristeza. A veces un paisaje, a veces el nombre de una deidad casi olvidada, de una cultura apenas recordada. A veces la mirada de otra persona con la que nos cruzamos en la vida, de la que no sabemos nada y de la que nunca más volveremos a saber nada. Pero el momento en el que nos cruzamos, el momento en el que nos miramos, se abre un mundo, se abre una puerta a otras vidas, a otras historias, a otros pasados y casi, por un instante, podemos recordar quién fuimos en todas y cada una de nuestras vidas.

Cuando sientes que estás en el punto de tu vida en el que todo está en tus manos, donde eres tú la que controla las riendas, la que decide. Cuando las enseñanzas que recibes o encuentras despiertan recuerdos dormidos en ti. Cuando te sientes por fin en casa, ese es tu camino. Cuando percibas que no es la primera vez que haces algo y además recuerdes casi con facilidad las otras veces que lo hiciste, en ese momento sabrás que estás en la senda adecuada.

Y es bueno que sepáis que esa senda no es una sola vía, recta y sin bifurcaciones. Hay senderos que se cruzan, hay pasos, hay atajos. A veces simplemente se adivinan, otros son muy claros por todos los pies que los han caminado antes. A veces nos damos la vuelta y no encontramos el camino por el que vinimos, y a veces miramos hacia delante y tampoco somos capaces de vislumbrar alguna vereda por la que avanzar, pero, en estos casos cuando no encontramos ningún camino a seguir, el mensaje es muy claro: nosotras debemos hacerlo.  Son nuestros pies, al avanzar uno delante del otro, los que abren el camino. Y lo crean. Tal vez para que lo sigan otros, tal vez solo para nuestros pasos, pero el conocimiento de hacia donde debemos dirigirnos y por dónde, siempre está en nosotras.

Me preguntáis si el camino de la bruja es para vosotras. No lo sé. Hay muchos caminos de la bruja, hay muchas formas de ser bruja, hay muchas brujas que ni siquiera saben que lo son. No puedo decirte si ese es tu camino, no puedo decirte si estás en él, o si no lo estás, o si lo estarás un tiempo para luego tomar otro, o si has llegado a él para quedarte. Eso es algo que sólo puedes saber tú. De todas formas, tampoco es importante conocer ahora cuál es tu camino, lo importante es saber que está ahí, lo importante es saber que, mañana, tomes la dirección que tomes, el camino se abrirá a tus pies y que, cuando sea el tuyo, lo reconocerás sin dudarlo.

Yo imagino que atravieso un bosque, mi vida es un bosque, hay senderos que se pierden entre los árboles que parten del camino principal que es mi existencia. En el horizonte siempre está Ella, la Gran Madre. Detrás de mí, el origen de mis pasos también se pierde en Ella. Y a lo largo de ese camino me encuentro a personas, me encuentro objetos, vivencias y experiencias rodeadas de magia, porque la magia brota de mi e impregna todo lo que me rodea haciéndolo especial y único, haciéndolo mío.

De vez en cuando tomo un sendero diferente que se pierde entre la floresta y abandono la vía principal, pero una vez lo he abandonado y he optado por seguir otro, ese se convierte en el camino principal de mi vida. Volveré a abandonarlo más adelante, tal vez incluso alguna vez tome un recodo que me lleve de nuevo al camino original. A veces acabaré tan lejos de aquel antiguo primer sendero que apenas será un recuerdo, casi ni sabré si alguna vez caminé de verdad por él o fue solamente un sueño.

Lo único que sé con seguridad es que no me detendré mucho tiempo. La única opción que el camino no nos permite es estar quietas, porque cuando nos detenemos y dejamos de avanzar, el camino desaparece. Y entonces es el miedo, la indecisión, la desconfianza lo que nos mantiene prisioneras.

No necesitamos grandes fortunas para recorrer nuestros caminos, no necesitamos la compañía de otros o su permiso, ni que aprueben la dirección de nuestros pasos. Sólo necesitamos nuestra voluntad y nuestros pies. Cuando lleguemos a alguna intersección, a alguna encrucijada, sólo tenemos que respirar hondo, acallar la mente y confiar en nuestro instinto. Y elegir aquel que no podemos dejar de mirar.

Si algún día te sientes incomoda, si al caminar te encuentras con demasiados obstáculos que te quitan más de lo que te dan, si sientes como si unas garras intentasen aferrar tus tobillos, tus ropas, tus cabellos para impedir que avances. Si al mirar hacia el horizonte de esa senda solo ves un futuro negro, oscuro y desolador, entonces sabrás que no es el tuyo. Toma el primer sendero que salga, la primera salida que veas, aunque no haya una vía visible marcada en el suelo, y escapa. Escapa hasta que encuentres el tuyo.

También puede ocurrir que sientas la llamada de muchos. Puede que seas una buscadora, una creadora de mapas de caminos mágicos. Puede que un día estés en uno, y al día siguiente en otro y al día siguiente en otro distinto para descubrir que has creado un nuevo camino propio, con un relieve marcado por muchos paisajes, por muchas compañías, por muchas enseñanzas… Tal vez al llegar a la vejez permanezcas sólo en uno, o tal vez continúes siempre así, buscando en distintos senderos. Pero si hay algo que he aprendido sobre los caminos por los que transitamos en nuestra vida, es que las huellas que dejamos en ellos son eternas, aunque siempre soñemos con aquellas que aún no hemos marcado en la arena.

Por eso, si quieres saber si el camino por el que avanzas ahora es el tuyo, el que te corresponde, observa si tus pies encajan en las huellas que ya te encuentras marcadas, si ya lo recorriste en otras vidas. Observa cómo te sientes en él. Observa si cuando escuchas las antiguas palabras que le pertenecen, los antiguos nombres de las Divinidades y de los seres y energías que lo habitan, tu alma salta en tu interior, se alza y baila de alegría por el reconocimiento. Si sientes que, tras vagar durante años (y puede que vidas), por fin estás en casa, si sientes que por fin has regresado, ese es tu camino.

Si no te imaginas caminando en cualquier otro por mucho que te ofrezca y no cambiarías ninguna de sus curvas, de sus rocas o pendientes por nada del mundo, entonces no te lo preguntes más.

Ese es tu camino.

Hyedra de Trivia

 

La identidad de la bruja

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Imagen de Juan Medina http://www.medinajuan.com/

La semana pasada estaba leyendo en casa mientras los demás veían algo en televisión, ya no recuerdo si era una película o una serie, cuando alguien dijo una frase que me hizo cerrar el libro y pensar. La frase fue: No puedo perder mi trabajo, si lo pierdo ¿Qué me queda? ¿Quién soy yo?

Cerré el libro porque me sorprendió mucho, me pareció tan extraño que alguien asociara su identidad a su trabajo, a lo que hacía… pero después, al empezar a pensar recordé que es mucho más común de lo que me había parecido en un primer momento. Recordé que muchos de nuestros apellidos, sobre todo en el mundo anglosajón, tienen su origen en un tiempo en el que a la persona se la denominaba por la profesión que ejercía y esa profesión, muchas veces, se heredaba de padres a hijos junto con el apellido. Pero eso era antes, pensaba yo mientras mi mente seguía dándole vueltas a la idea. ¿Estás segura?, me respondí. Tal vez ya no nos definamos tanto por lo que hacemos, pero sí por lo que tenemos. Fíjate en el mundo que te rodea, no hemos cambiado tanto. Para la mayoría de las personas, sus posesiones, sus empleos, sus círculos sociales son los que les definen, los que les dan un sentido a sus vidas. Creen que cuanto más valioso sea lo que poseen, más valor tienen ellos como personas. Quieren ser aceptados, queridos, aunque para ello tengan que aparentar ser lo que en el fondo no son.

También he visto gente llegar a la jubilación después de toda una vida dedicándose a su trabajo y sentirse perdidos, vacíos. Personas que han dedicado su vida a una profesión y que, en el momento de dejarla, no han sabido qué hacer con sus horas, con sus mentes ahora libres, con sus manos sin tareas, con sus días sin rutinas… sin saber qué hacer consigo mismos. Sin conocerse fuera del ámbito de su trabajo.

Y pensé: ¿Y tú, bruja? ¿Lo que haces es lo que define tu identidad? ¿Lo que tienes te hace ser tú? Yo medité sobre ello, pensé en mis herramientas mágicas, mi ropa, mi música, mis libros… y comprendí que ellos no me conforman, sino que ocurre lo contrario, ellos no me hacen ser yo, los tengo por ser yo. Y hago lo que hago porque soy lo que soy, no al revés.

No necesito nada que apuntale mi identidad, nada sobre lo que basarla o que le dé forma. Si mañana todo desapareciera, todo lo que tengo, todo lo que hago, y sólo quedase yo en un espacio vacío, continuaría siendo yo misma. Podría comenzar de cero en cualquier otro sitio y no me sentiría perdida o confusa. Porque lo que me hace ser yo siempre lo llevo conmigo, es algo que está dentro de mí, no en los objetos, mis posesiones, mi entorno o mis actos.

Y continué pensando: ¿Pero eso te ocurre sólo a ti, o les ocurre a todas las brujas? Y de nuevo medité. No puedo hablar por todas, pero empecé a recordar a las brujas de mi entorno, a las de mi círculo cercano, a las más lejanas, a las de otros países que he conocido y me di cuenta de que, en el fondo, podría asegurar que todas tienen lo mismo en común. Todas ellas tenían una personalidad, una identidad muy definida basada en su interior. He conocido brujas de todos los niveles sociales, de todos los niveles educativos, de países muy diferentes y con profesiones muy diversas, pero podía reconocerme en todas, podía ver quiénes eran de verdad. En esos momentos cuando las brujas nos reunimos, no importa el dinero que se tenga, la clase a la que se pertenece, los estudios, o incluso el idioma. Todo lo que normalmente conformaría la identidad de una persona, todo lo que parece darte tu lugar en el mundo, tu estatus… todo eso es lo que queda fuera cuando las brujas se reúnen. Así que sí, pensé, es algo consustancial a nosotras. La identidad de las brujas es fuerte y definida y construimos nuestro entorno en base a ella, no al contrario. Si todo fallase, si todo despareciese, seguiríamos estando seguras de quienes somos.

¿Pero esto a qué se debe? Las brujas no somos las únicas, he conocido otras personas así. Tal vez tiene que ver con la forma de ver la vida, con la forma que tenemos de buscar nuestro lugar en el mundo, de buscarnos a nosotras mismas. Mientras algunas personas tratan de encontrarse en lo que les rodea, de buscarse en la mirada de los demás y asentar su identidad en la imagen que proyectan al exterior, otras se buscan dentro de sí mismas y van dando forma a lo que son y a su personalidad de acuerdo a lo que encuentran y descubren. De esta forma es fácil estar segura de quién es una, y aunque todo acabe fallando, desapareciendo, perdiéndose… siempre sabremos quienes somos.

Y esto es algo común a todas las brujas porque una de las primeras enseñanzas es que todas las respuestas están en nuestro interior. Y mientras buscamos esas respuestas, el mundo exterior cada vez deja de tener más importancia y aprendemos a darle a todo su justo valor. Nuestras cosas, nuestro dinero, nuestras posesiones materiales, nuestros trabajos, son sólo herramientas que nos hacen la vida más fácil, que nos proporcionan un medio de vida o de expresar lo que ya somos, pero de ningún modo nos definen. De ninguna manera nos hacen ser quienes somos. Y además, nosotras sabemos que la vida es cíclica, que cambia y se mueve y mañana no estaremos en el mismo lugar en el que estamos hoy, aunque puede que algún día regresemos a donde estabamos ayer, y las brujas, además de movernos por los ciclos de la vida, nos movemos entre los mundos, así que mientras todo gira y cambia y se convierte en un caos que generará un nuevo orden a nuestro alrededor, nosotras seremos el centro que nos mantendrá firmes, estar seguras de nuestra identidad nos permitirá mantener el control en el corazón de nuestra existencia.

Y mientras visualizaba los acontecimientos de mi vida girando como un tornado a mi alrededor, de nuevo pensé: ¿Y tú, sabes quién eres, bruja?

Y sonreí, porque, aunque sé quién soy, apenas estoy empezando y conocerme del todo es una aventura que nunca terminará y me tendrá ocupada el resto de mi vida.

Tenga lo que tenga y haga lo que haga.

 

Hyedra de Trivia

Un paseo de bruja

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Esta mañana he salido a la calle y el viento frío se ha colado por mi bufanda. En el cielo gris, se adivinaba la posición del sol por la luz de un disco blanco, brillante, que se escondía entre la nube infinita que lo cubría todo. He estado un rato mirando un árbol cubierto de hojas de un amarillo precioso, que iban cayendo lentamente, de una en una, hasta descansar sobre la hierba formando una alfombra a sus pies. Y, aunque no he podido quedarme mucho tiempo, con esa imagen me he llevado el otoño conmigo, toda su belleza, su calma, su magia… me acompañará hoy durante todo el día.

Os iba a hablar del otoño, pero poco puedo decir sobre él que no os haya dicho ya, así que creo que hoy las protagonistas de esta entrada vais a ser vosotras y os voy a invitar a salir de casa, a buscar un bosque, un parque, una zona arbolada, y a dar un paseo de brujas para conectar con el otoño.

Vosotras elegís el momento, pero si queréis sumergiros completamente en la magia otoñal, os sugiero ir durante el atardecer. Acudid abrigadas y llevad con vosotras un cuaderno y un bolígrafo, o lápices de colores, o, si sois aficionadas, una cámara de fotos. Un termo con una bebida caliente es muy buena idea, y algo para dejar como ofrenda a los espíritus de la naturaleza. La fruta o los frutos secos son lo ideal, porque la esencia de la ofrenda va a los espíritus, pero recordad que serán los animales del bosque los que coman lo que dejéis.

Antes de entrar al lugar elegido, deteneos un momento, cerrad los ojos y respirad profundamente. Dejad atrás los asuntos de vuestra vida cotidiana, trabajos (o su falta), problemas familiares, de pareja, hijos, etc. En ese momento solo estaréis vosotras y la naturaleza que os rodea. Sentid el aire frío en las mejillas, el olor de la tierra y las hojas en descomposición, el viento en los árboles si lo hay… Hablad con el espíritu de ese lugar, por muy pequeño que sea, todo trocito de vida natural tiene su guardián. Intentad sentirlo, dejad que vuestra mente, vuestro corazón, conecte con el suyo. Que sienta vuestra intención de conectar con el otoño, con la Madre, con la magia de la tierra.

Comenzad el paseo. Permitid que vuestros pies os guíen en lugar de imponerles un camino. Id despacio, observando todo lo que hay a vuestro alrededor. Los colores que se funden entre ellos creando un lienzo de belleza indescriptible, el cambio de la luz a medida que avanza el tiempo, los sonidos de las hojas crujientes y las hojas al caer. Vuestros pasos y vuestra respiración… Intentad dejar que vuestra mente vuele libre, que los pensamientos y recuerdos afloren sin control, no los retengáis. Bailad con las hojas, cantad con el viento, reíd con los crujidos del suelo y la corteza de los árboles. Disfrutad de un momento de libertad rodeadas de bosque.

Cuando encontréis un lugar especial, sentáos un momento. Ahora que aún no hace demasiado frio, permaneced quietas unos momentos. Mientras dejáis vuestra mirada vagar a vuestro alrededor, pensad en vuestra vida. En cuáles han sido vuestros mayores logros, cuásles han sido vuestros sueños cumplidos… y pensad en lo que tuvisteis que entregar a cambio, lo que tuvisteis que sacrificar para obtenerlos. Pudo ser tiempo, pudieron ser amistades, un cambio de residencia dejando atrás los lugares de la infancia, pudo ser una vieja relación marchita… medita sobre ello y pregúntate: ¿Mereció la pena? ¿Lo habrías hecho de manera distinta?

Piensa ahora en lo que has conseguido y cómo te hace sentir. Deja que la dicha y la felicidad de tus logros y triunfos te inunde. Hay una cita que dice que somos tan buenas como lo mejor que hayamos hecho en nuestra vida. Deja que esa grandeza te llene.

Cuando estés preparada, continúa el paseo. Presta atención ahora a la vegetación que cubre aún los árboles, los arbustos, la tierra. Recoge hojas que te llamen especialmente la atención, frutos que encuentres por el suelo, piñas para adornar la casa en el Solsticio, trocitos de corteza y ramas, plantas que viven en otoño… Recolecta lo que tu instinto te pida.

Cuando estés preparada, regresa por donde viniste, despídete del bosque, del parque o arboleda hasta la próxima vez que vayas. Agradece al espíritu guardián su labor de proteger la vida y deja tu ofrenda a cambio de los dones del bosque.

En casa, guarda las hojas y las hierbas que hayas recogido e investiga sobre ellas. Busca leyendas, historias sobre esos árboles, esas hierbas, los frutos… averigua sus propiedades mágicas. Piensa si encajan con alguna situación que estés atravesando en tu vida en este momento y por qué tu instinto te inclinó hacia ellas y no otras.

Deja que el espíritu del otoño te acompañe durante un tiempo y cuando lo sientas desvanecerse, sal a dar otro paseo de bruja.

Y si te apetece, ven a contarme tu paseo y todo lo que viviste en él.

Te espero.

 

Hyedra de Trivia

El respeto de la Bruja

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Imagen de Elvira Zakharova

Hoy me vais a permitir un cambio de registro. Es posible que algunas no estéis de acuerdo conmigo o directamente penséis lo contrario, es normal, porque cada persona es distinta y cada una tiene su opinión, pero hay algo que llevo viendo un tiempo y nunca me ha parecido correcto, y es la tendencia de algunas personas a usar la magia para todo. Absolutamente todo. Y, personalmente, me parece un error tremendo.

La magia no es una muleta, no es una herramienta a la que recurrir para cada cosa banal que no marcha como nosotras querríamos. No podemos ir por la vida intentando arreglar cualquier inconveniente a golpe de hechizo. La magia no funciona así. Las brujas no funcionamos así.

Sé que lo que os voy a decir os puede parecer extraño, pero cuanto más poderosa es la bruja, cuanto más sabia es, cuanta más magia conoce, menos hechizos realiza. Y cuando los hace son para agradecer lo que tiene, celebrar la vida o solucionar problemas verdaderamente importantes y no para temas triviales.

Una vez leí que, para que un hechizo funcione, debemos actuar en consecuencia. No sirve de nada hacer uno para mejorar nuestra economía porque las facturas se acumulan y las deudas nos ahogan, si después nos quedamos sentadas en el sofá esperando a que ese dinero entre por la ventana. Sin embargo, si junto con el hechizo nos ponemos en marcha, buscamos, si nos esforzamos por conseguirlo, moveremos el doble de energía y ayudaremos a que nos llegue. Podéis pensar que así nunca sabréis si el hechizo funcionó de verdad o fue nuestro esfuerzo el que nos hizo conseguirlo. Es cierto, puede que nunca lo sepamos. Pero una bruja nunca se queda sentada esperando, ella toma las riendas de la situación y ayuda a que las cosas se solucionen. Por eso muchas veces, antes de hacer un hechizo, nos arremangamos las capas y hacemos que las cosas cambien sin la ayuda de la magia, y el esfuerzo funciona.

Porque, a medida que el tiempo pasa y la bruja adquiere más conocimiento y experiencia, comprende que su vida y todo lo que sucede en ella es su responsabilidad, y está en su mano cambiar las cosas que necesite cambiar. Y tomar las riendas de su vida cuesta trabajo, sí.  A veces es agotador y otras veces requiere sacrificios y tomar decisiones muy difíciles pero, por otro lado, no hay nada más empoderador que saber que eres tú quien está al mando.

También tenemos que aprender a poner las cosas en perspectiva.  A veces usamos la magia como un parche o una tirita, intentando solucionar síntomas en lugar de buscar el origen del problema. No me refiero a esas pequeñas chispas de magia, de poder, que usamos en ocasiones para hacernos la vida un poco más fácil: encontrar aparcamiento cuando tenemos prisa, buscar un poco de suerte un día en el que todo parece torcido, pequeños actos que de vez en cuando sirven para mejorar un poquito el momento y no requieren demasiada parafernalia. Me refiero a casos en los que cada pequeño paso, cada decisión intrascendente, cada mínimo obstáculo se intenta solucionar con un hechizo.   Conozco gente que se agota en limpiezas y rituales para mejorar la armonía en su casa, en lugar de sentarse y comunicarse con los miembros de su familia para averiguar el porqué de la tensión y las discusiones e intentar solucionarlo. O cosas más intrascendentes, como intentar que salga el sol un determinado día para una excursión porque no nos apetece mojarnos o posponerla, mientras la tierra está seca y necesita lluvia. O intentar encontrar un objeto que se ha perdido en medio de un desorden caótico cuando podríamos encontrarlo sólo con limpiar y ordenar un poco. En ambos casos la magia es innecesaria. Son solo ejemplos, pero os puedo asegurar que hay gente que recurre a ella para casi todo. Y es desalentador, porque en algunos casos no solo ceden el control de su propia vida y se desentienden de responsabilidades, sino que, en otros, es una falta total y absoluta de respeto por lo que es la magia y por cómo funciona. A veces las cosas son como son y aunque no nos gusten, debemos entender que deben ser así. Y otras veces, hay asuntos que nos afectan más directamente y deberemos solucionarlos por nosotras mismas con nuestro esfuerzo y voluntad.

Creo que el acto más mágico de una bruja es saber que su vida depende de ella, y que a veces tomará decisiones acertadas y otras veces se equivocará. Y al igual que es su derecho tomar esas decisiones porque es libre, también es su obligación aceptar las consecuencias de sus equivocaciones. Y la magia no es el comodín al que agarrarse cuando las cosas no van como nosotras queremos. Es necesario que de vez en cuando las cosas no vayan bien, porque es en esos momentos cuando se nos pone a prueba, cuando depende de nosotras solucionarlo todo y dar lo mejor que tenemos. Es en esos momentos cuando se nos da la oportunidad de crecer, de aprender, de conocernos y evolucionar y, a veces, sorprendernos a nosotras mismas con lo que somos capaces de hacer.

Si ante la mínima adversidad echamos mano de conjuros o rituales, no sólo estamos evadiendo la misión para la que vinimos y perdiendo la oportunidad de hacernos más grandes, también estaremos demostrando que, en realidad, no sabemos qué es la magia ni su verdadero sentido en nuestra vida.

Detrás de cada hechizo, ritual, ceremonia o cualquier acto mágico, se mueven unas fuerzas tan antiguas como la primera chispa que originó toda la creación. Incluidas las fuerzas que viven en nosotras. Nuestra energía, nuestro poder mágico debe ser sagrado. Y cada momento en el que recurramos a él también debe ser sagrado. Al igual que las energías de las plantas, de la tierra, de los elementos que usamos para colaborar con nosotras en nuestra magia. Son fuerzas conectadas con la Historia de la Tierra, con el Universo y lo que se mueve tras él. Es un regalo que se nos ha dado para cambiar las cosas, para hacer de nosotras y del mundo que nos rodea un lugar un poco mejor, y no para ser utilizado en pequeños actos que no necesitan nada de magia para seguir adelante, tan solo nuestra determinación.

Hay momentos en los que las circunstancias se ponen tan, tan difíciles, que  solucionarlo escapa a nuestro control, es entonces cuando esas fuerzas pueden ayudarnos. Otras veces sí depende de nosotras, pero necesitamos un extra de ánimo y energía para encarar ciertos acontecimientos. No creo que esté mal recurrir a la magia para ayudarnos a superar un duelo que se alarga demasiado, o una enfermedad particularmente dolorosa o larga. Un hechizo puede ayudarnos a encontrar un buen trabajo, o ser un apoyo en nuestros estudios o en nuestra evolución personal. Pero tenemos que tener mucho cuidado de no acabar dependiendo de ellos para todo.

Cualquiera que trabaje con magia y conozca las fuerzas que se mueven detrás, debe ser consciente de en qué momento es conveniente contar con ella y cuando no. Cualquier bruja debe respetar la magia, porque al hacerlo y darle su verdadero valor, se estará respetando a sí misma y a su poder.

Hyedra de Trivia

Nueva formación: Hij@s de la Diosa Oscura

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Os anuncio que la entrada semanal de Palabra de bruja estará disponible mañana, perdonad la espera. Pero quería aprovechar hoy para presentaros una nueva formación que voy a llevar a cabo, junto con mi hermano de camino, Saucco de Trivia.

Hemos estado gestándola años y responde a la necesidad de dar su espacio a la Diosa Oscura en este mundo, y dar la oportunidad a aquellas personas que quieren reencontrarse con Ella de convertirse en sus Hijas, tal vez como ya lo fueron en otras vidas. La formación es totalmente presencial y tendrá lugar en Madrid.

FORMACIÓN PRESENCIAL HIJ@S DE LA DIOSA OSCURA

¿Sientes la llamada de la Diosa Oscura? ¿Crees que tu camino es el de la bruja? Si los secretos de la noche te seducen, si la oscuridad de la luna le cuenta historias en sueños a tu alma y si los nombres de las Diosas que estuvieron prohibidas resuena en tu mente como antiguos recuerdos, éste es tu sitio.  Os ofrecemos un viaje en el que os guiaremos durante un giro de la Rueda en la Senda de la Diosa Oscura. ¿Quieres convertirte en un@ de sus hij@s? Pues acompáñanos en este viaje que se divide en 9 encuentros que tendrán lugar a lo largo de un año y en los que conoceremos a la Diosa Oscura en cuatro de sus aspectos y aprenderemos, entre otros misterios, los caminos de la magia de la tierra, los cuatro elementos, las fases lunares y las energías de la naturaleza. Acompáñanos en el Camino de las Brujas. Tanto si eres hombre como si eres mujer, hay un lugar para ti en los 9 Círculos. Ocupa tu puesto:

1º Círculo. El Encuentro. Presentación de la Formación, encuentro con la Bruja y el pasado, Sheila Na Gig. Altares.

2º Círculo. Solsticio de Invierno. Magia de la Tierra

3º Círculo. Conociendo a la Sombra. En el Reino de Perséfone. El poder de la palabra

4º Círculo. Equinoccio de Primavera. Magia del Aire

5º Círculo. La libertad sexual. En la senda de Lilith. El Matrimonio Sagrado

6º Círculo. Solsticio de Verano. Magia del Fuego.

7º Círculo. La justicia de la Ira. En la batalla con Morrigan. Encontrando el valor.

8º Círculo. Equinoccio de Otoño. Magia del Agua.

9º Círculo.1ª Parte: Reinando en la Oscuridad. Ataecina y Cerridwen. La muerte, el final. Nuevos comienzos.

2ª Parte: Dedicación a la Diosa Oscura. Frente a Hécate.

Para inscripciones o solicitar más información, escribid a

hijasdeladiosaoscura@yahoo.com

Te esperamos

Hyedra de Trivia

Sintiendo la magia

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Desde que el mundo es mundo, las personas nacemos con diferentes dones y capacidades. Algunas nacen siendo artistas y dotan de belleza lo que les rodea, otras nacen con grandes mentes matemáticas con las que dan sentido a las leyes de la física. Hay otras que dominan las palabras y las lenguas y son las voces de aquellos que no tienen, y otras parecen ver en los corazones ajenos y sanarlos. Algunas personas pueden crear lo que se propongan con sus manos y otras capturan nuestros sueños en melodías y canciones. Algunas nacen destinadas a sanar los cuerpos de otros o para ser maestras de nuevas generaciones. Y otras nacen con la capacidad de sentir las fuerzas que se mueven detrás de esta realidad, de ver los hilos que lo conectan todo. Esas son las brujas.

Y al igual que no todas las personas pueden ser doctoras, o músicos o artistas, tampoco todas pueden ser brujas. Porque el don de la bruja, su habilidad, lo que la hace distinta de los demás, es precisamente eso, ser capaz de sentir esas fuerzas, esas mareas de energía que el resto no percibe.

Si bien es cierto que, si alguien estudia, se esfuerza y practica puede llegar a pintar de una forma aceptable, o a tocar un instrumento o saber expresarse bastante bien, también es cierto que nunca creará una obra de arte, nunca será capaz de escribir una canción que perdure y llegue a los corazones de quien la escuche o escribir un libro que se siga leyendo siglos después. En el caso de la magia ocurre lo mismo.

Una persona puede estudiar mil grimorios medievales, todas las correspondencias mágicas, todas las corrientes mistéricas. Conocer muchos saberes antiguos y dominar todas las técnicas. Puede aprender mil hechizos y mil formas de conjurar las fuerzas de la naturaleza. Puede saber exactamente qué hierba o piedra usar en cada ocasión. En qué momento del mes o del año y con qué viento es preferible hacer cierto ritual, pero, si a la hora de llevarlo a la práctica no puede sentir lo que se mueve detrás de todo lo que ha aprendido, todo ese conocimiento será inútil.

Aunque en este punto es importante diferenciar, porque, aunque muchas personas nacen sin la capacidad de sentir este otro mundo dentro del mundo, otras nacen con ella y viven y crecen sin saberlo, porque algo bloquea esa capacidad. A veces es la educación que reciben, o un trauma infantil, o simplemente miedo a lo que no comprenden. Pero si en algún momento de su vida consiguen desbloquearlo y se permiten a sí mismas sentir sin miedo, el mundo cambia para ellas, se vuelve más grande, más brillante, más real.

Porque la fuerza que mueve la magia, lo que hace que todos los elementos de un hechizo cobren vida y aporten su poder al encantamiento, lo que hace que la magia funcione, es la voluntad de la bruja y su capacidad de unir esa voluntad a la energía de los elementos, a las fuerzas que habitan en la naturaleza. Y para poder hacerlo, la bruja tiene que sentir esas energías y esas fuerzas. La magia se basa, por encima de todo lo demás, en ser capaz de sentir. Y nadie puede enseñar a otros a sentir.

Podemos aprender todas las propiedades mágicas de un árbol, las leyendas que se cuentan sobre él, cómo crece, dónde, sus necesidades, qué partes de él se usan para según qué magia… pero si no conseguimos sentir el alma del árbol, al espíritu que habita en su interior, si no conseguimos sentir la energía que recorre sus raíces y diferenciarla de la que recorre su tronco o sus ramas, nos resultará muy difícil utilizar sus dones en nuestros hechizos.

Podemos conocer al aire, el fuego, el agua y la tierra y sus propiedades, pero si no conseguimos sentir su esencia y reconocerla en nosotras, no podremos dotar a nuestros hechizos de su poder. Podemos aprender muchos de los 10.000 nombres de la Diosa y muchas formas de invocarla, pero si no podemos sentirla, despertarla en nosotras, ese conocimiento no la traerá. Podemos saber que nos movemos entre los mundos, fuera del tiempo y el espacio, pero si no podemos sentir esos límites, si no somos capaces de sentir el río del tiempo ni ver los hilos del tapiz de la Diosa, no podremos moverlos en nuestros hechizos.

Y tampoco comprenderemos todo el poder que existe en algo tan sencillo como dibujar un símbolo en el aire, porque no podremos ver todas las fuerzas que se mueven detrás de un gesto tan inofensivo en apariencia.

Y aunque una bruja puede enseñar a otras todo su conocimiento aprendido, jamás podrá enseñarlas a sentir. Si alguien no siente el poder inmenso que hay tras el primer rayo de sol del amanecer, si no siente las pulsaciones del latido de la tierra cuando la toca, si no es capaz de ver el nexo que une todo lo que compone la creación, nadie puede enseñarle a hacerlo. Una bruja nace sintiendo que este mundo es más grande de lo que parece y vive toda su vida aprendiendo a moverse y trabajar con las fuerzas que lo rigen.

Y con toda la tristeza de su corazón aprenderá que, si otros no pueden sentirlo, ella no podrá enseñarles. Y aprenderá a aceptar que eso tampoco es malo, sino que simplemente,  su destino es otro.

 

Hyedra de Trivia

 

La bruja y la Muerte

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Imágen de Amanda Clark

 

Se acerca Samhain y este año percibo su energía con más fuerza que otras veces. Tal vez sea por este Octubre regado con lluvias otoñales o porque mi vida éste año ha estado marcada por varios ritos de paso que me han hecho atravesar muertes y renacimientos, umbrales entre lo que he sido hasta hace poco y lo que soy ahora. Y aquello en lo que me estoy convirtiendo. No sé exactamente por qué, pero Samhain ya está casi aquí para mí y llevo unos días meditando sobre su influencia en las personas, y en especial en nosotras, las brujas.

Esta noche está asociada sobre todo a la Muerte: la muerte de una época, de un ciclo, de la vida de seres humanos… es el Gran Umbral. Y como caminantes entre los mundos, las que vivimos en un eterno umbral somos las brujas. Tal vez por eso ésta sea, entre todas las festividades paganas, la más relacionada con nosotras.

Este año coincidirá más que nunca con nuevos inicios en mi vida, pero, como cada vez que comienzo algo nuevo, por mi mente rondan aquellas cosas que tuve, que viví, que amé… todo lo que murió para dejar espacio a lo nuevo. También personas a las que quise muchísimo y hace tiempo ya que cruzaron el velo. Y su recuerdo me coloca ante una de las situaciones más duras del aprendizaje de la bruja. La aceptación y comprensión de la Muerte.

La Muerte no es más que una parte de la Vida. Todo es un ciclo eterno sin fin, en el que viviremos, moriremos y retornaremos de nuevo. Las personas que amamos volverán a este mundo y nos encontraremos con ellas en muchas vidas compartidas. La muerte entonces no es más que el principio de un nuevo viaje, donde por fin comprenderemos el sentido de todo, encontraremos las verdades que buscamos y tendremos acceso a la sabiduría final. Por ello para nosotras la muerte es solo un paso más, algo que celebramos recordando a la persona amada fallecida y deseándole un buen viaje hasta que volvamos a encontrarnos. Esa es la lección. La teoría.

Pero cuando alguien a quién amamos fallece ¿Qué hacemos con la pena que nos desgarra el alma? ¿Qué hacemos con la sensación de vacío? ¿De pérdida insondable? ¿Y si la muerte fue agónica, o demasiado temprana, o demasiado imprevista, o simplemente demasiado? ¿Cómo encajamos nuestra teoría de lo que es la muerte con su presencia real en nuestras vidas? ¿Cómo vamos a celebrar algo que en ese momento solo podemos odiar?

Porque cuando nos toca muy de cerca o de una forma demasiado atroz, todos odiamos a la muerte. Todos deseamos que no nos roce, que no nos toque, que respete a aquellos a los que amamos. Recientemente falleció un familiar de un amigo y fuimos a acompañarle al tanatorio. Pasamos delante de una sala donde la gente sonreía y charlaba animada. Recuerdo que comentamos la diferencia entre unas muertes y otras y cómo afectaban a la gente. Cuando fallece una persona mayor o tras una larga enfermedad, se vive como algo esperado, inevitable y a veces hasta un alivio. Pero cuando muere alguien joven, o un niño, o alguien que no se esperaba que tuviera un fin prematuro, todas nuestras convicciones se tambalean y nos planteamos la injusticia de la muerte. Nos rebelamos. Hay que tener una fe inquebrantable y con raíces muy profundas para aceptar serenamente la muerte de un niño, o de alguien en la flor de la vida, y más aún cuando muere de forma traumática. Nos preguntamos cual es el sentido, cuál es la razón…

Y automáticamente pensamos en toda la vida que tenían por delante, en el dolor que dejan atrás, en las vidas vacías sin su presencia. En las incontables noches en blanco que otras personas afrontarán recordando su pérdida. O en las nuestras, en las lágrimas que derramaremos por alguien que ya no está, que no podrá vivir, que no podrá reír, soñar, amar de nuevo… en esta vida. Porque las brujas creemos que volveremos, pero en el dolor de la muerte, como cualquier otra persona, sólo somos capaces de pensar en ésta, en la que nosotras aún estamos, pero en la que ellos ya no están. Y en ese momento a veces dudamos, porque es humano dudar, y porque esa duda responde al amor que hemos perdido.

Pero un día, con el tiempo, comprendemos que nuestra fe regresa. Que el dolor sigue ahí pero ya podemos vivir con él. Nos reconciliamos con la Muerte y comenzamos a celebrar la vida de aquellos que se fueron, y prometemos vivir la nuestra conscientemente en su recuerdo. Y llega un Samhain en el que la pena es lo suficientemente suave como para permitirnos celebrar el banquete de fin de año, y colocar un plato en la mesa para esa persona que puede que hoy regrese durante unas horas a nuestro lado. Y al día siguiente, la vida continuará, porque la vida siempre continúa para aquellos que se quedan.

Las brujas conocemos muy bien el dolor, la pena y la pérdida y las sufrimos como todos los demás, pero también conocemos la otra cara de la muerte. Y eso nos ayuda a comprender el dolor y la pérdida de otros. Pero también por eso, las brujas no adoctrinamos, no juzgamos ni intentamos minimizar los sentimientos del que sufre, simplemente acompañamos su dolor y les apoyamos en su tristeza.

Este Samhain celebrad la vida, organizad una fiesta e invitad a aquellos que ya partieron a compartirla con nosotros, pero si en algún momento la tristeza os invade y su marcha os parece injusta, no pasa nada. Dejad que vuestras lágrimas fluyan, recordad lo mucho que les amabais y dad gracias por haber coincidido con ellos en esta vida.

La pena es sólo reflejo del amor y algún día volveremos a encontrarnos.

 

Hyedra de Trivia

 

 

 

 

La Bruja ha vuelto

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Hace meses escribía que mis pies de bruja nómada se sentían inquietos porque llevaban mucho tiempo parados, y dicho y hecho, cuando una bruja pide, obtiene, así que la espiral de mi vida giró hacia una época de maletas, aeropuertos, carreteras y aventuras. Y al mismo tiempo que cubría distancias físicas, mi alma cubría distancias espirituales. Porque como dice mi querida Mariam Cárcel, también se puede viajar sin moverse del sitio y algunas experiencias son verdaderos viajes para el alma.

Avalon fue el primero de todos esos viajes y os confieso que me ha cambiado. No sé de qué otra manera explicar lo que hizo conmigo porque fui siendo Hyedra y regresé siendo más Hyedra aún y al mismo tiempo menos. Encontré allí una parte de mí que siempre eché de menos. Tal vez por eso anhelaba ir. Tal vez por eso soñaba con regresar a mi hogar, porque una parte de mi me estaba esperando allí, en casa. Y regresé trayendo conmigo esa parte, pero dejé allí otra aún mayor, y sospecho que cada vez que regrese, la parte de mí que se quede allí será más grande y para poder estar completa tendré que regresar una y otra vez a lo largo de mi vida. Tal vez ese es el hechizo de Avalon, robarte un pedacito de alma cada vez que vas.

Pero para ser sincera he de confesar que me costó conectar con su energía. El primer día me sentí desconectada, perdida. No lo conseguí hasta que dejé de buscar lo que esperaba, la imagen que yo tenía, lo que yo quería que fuera. Hasta que no dejé toda idea preconcebida aparte y me abrí al verdadero Avalon, no pude sentirlo. Pero cuando el velo de irrealidad cayó de mis ojos y pude ver… la vida cambió para mí.

Y lloré, dentro de mi lloré por una época que no puede regresar, por unos ideales a los que cuesta tanto volver, por todo lo que se ha perdido y no podremos recuperar. Esa era la idea que no dejaba de repetirme por dentro y me llenaba de tristeza: se ha perdido tanto, tanto…  Avalon me ha cambiado porque ha roto las fantasías idealistas que antes me impulsaban. Ahora sé que jamás volveré a mi hogar porque no está en esta época, ni siquiera en este mundo. Pero también me enseñó todo lo maravilloso que aún permanece y fue cuando estaba sentada en los jardines de la Abadía, cuando toqué la tierra y ésta respondió a mi llamada. Vibrando suavemente bajo mi palma, ascendiendo por mi piel hasta que tocó mi corazón y rompió la venda que no me permitía ver, sentir, el verdadero Avalon, el que yace bajo esas calles, esos cimientos, bajo la cristiana torre del Tor que no ha podido cerrar el vórtice de poder de la colina. Comprendí que Avalon es la tierra que hay debajo y el espíritu antiguo que la habita, esa tierra regada con la sangre de mil generaciones que han muerto en ella o soñando con ella. Es la promesa de que, aunque el tiempo pase y las sacerdotisas de hoy no vivamos en cabañas a los pies de la colina, seguimos siendo las mismas. Regresando con otros rostros, otras ropas, otros idiomas y razas, pero aún continuamos allí. Viajando desde todos los rincones del mundo respondiendo a la misma llamada.

Cuando levanté la vista y volví a mirar, creí que todo a mi alrededor había cambiado, pero en realidad la que había cambiado era yo misma. Las nieblas se habían abierto para mí y ahora podía ver. Todo brillaba, todo estaba conectado con el pasado de una forma que no había sentido casi en ningún otro sitio antes. Árboles centenarios, piedras vetustas. Nombres que han cruzado el tiempo de leyenda en leyenda y de época en época. Y vi, vi la magia que envuelve a la ciudad, a sus gentes, a las sacerdotisas de una Diosa que sonríe desperezándose de un largo sueño y que abre sus brazos a todos aquellos que la buscan, que la llaman entre la niebla.

Durante los días que permanecí en esa tierra mágica, viva y palpitante, viví como si antes hubiera estado dormida y aquello fuera mi verdadera vida, la real, la despierta. Y comprendí otro de los grandes secretos de las brujas. La magia siempre está ahí, brota de la tierra de una forma sencilla y continua. Lo rodea todo y a todos. Es cierto que en algunos sitios es más fuerte, más pura y más evidente, pero está incluso en aquellos lugares donde jamás la buscaríamos, porque es el pulso de la Tierra. Y a veces la idealizamos tanto, esperamos tanto de ella, la imaginamos tan espectacular, tan grandiosa, tan parecida a lo que aprendimos en los cuentos, que a pesar de tenerla delante no podemos verla. Porque no queremos verla. Pero la magia no es un cuento al igual que tampoco lo somos las brujas. Debemos dejar de idealizar y esperar un suceso milagroso o una visión de luces cegadoras. Debemos dejar a un lado nuestras expectativas, debemos dejar de intentar que las cosas sean como queremos para aprender a aceptarlas como son. Porque puede que esperemos un trueno que anuncia una gran tormenta y por ello no advirtamos la brisa que levanta el aleteo de una mariposa.

Cuando dejé Avalon lo hice sabiendo que regresaré, una y otra vez, porque esa brisa de mariposa me ha atrapado de una forma que a lo mejor una tormenta no hubiera conseguido. Me ha hechizado su sutileza, la belleza que radica en las raíces antiguas y, sobre todo, me ha hechizado la sensación de que si hay un lugar en el mundo al que pertenezco, es a aquella colina que una vez fue una isla y a sus manzanas y Diosas talladas en piedra.

Aprendí que, como todo en la vida, encontré mi hogar, encontré mi Avalon, cuando dejé de buscarlo como yo lo esperaba y me permití sentirlo tal como era.

Bienhalladas seáis todas.

La bruja ha vuelto.

 

Hyedra de Trivia

 

 

 

Pacto de brujas

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Fotografía de Gaël Sacré  

 

Cuantas más brujas me escribís y conozco, más convencida estoy de que todas venimos de aquella Primera Bruja de la que os hablé un día. Porque en el fondo, sea cual sea el nombre que nos demos, el lugar en el que habitemos, la clase de magia que practiquemos… todas sentimos igual, todas contamos las mismas historias, a todas nos emocionan los mismos pensamientos. Me habéis escrito desde todas partes del mundo, mujeres de todas las razas, de todas las edades, de todas las clases sociales y todas nuestras almas vibran igual. Y creo saber por qué, creo que todas, aparte de venir de la Primera Bruja, hacemos el mismo juramento eterno. Siempre he creído que las brujas, antes de nacer, hacemos un pacto con la vida y con todo lo que ésta engloba.

Pactamos con nosotras mismas, un pacto en el que nos comprometemos a dejar las puertas de la memoria entreabiertas para que puedan llegar a nosotras recuerdos de quienes hemos sido antes y recuerdos de quien seremos siempre, de nuestra verdadera identidad eterna. De esta forma cualquier objeto, cualquier encuentro con un alma conocida, cualquier antigua tonada puede sacudirnos y emocionarnos al reconocerlo como nuestro y recordarnos quiénes somos si alguna vez olvidamos.

Pactamos con nosotras mismas para no conformarnos nunca, para buscar la felicidad de ser, de existir tal como somos. Las brujas no se conforman porque sería un suicidio del corazón. No podemos vivir encerradas en una torre de banalidades y días monótonos y sin magia. Tampoco buscamos grandes emociones que desaten torrentes de adrenalina (al menos no la mayoría),  lo que importa son los detalles simples como apreciar la belleza del planeta, atrevernos a dar un paseo por un bosque en mitad de una noche de luna llena, o dormir al raso en una noche sin luna sintiendo que navegamos a la deriva en un mar de estrellas. Capturar el primer rayo del amanecer o bañarnos en medio de una laguna verde entre montañas. Sentir que pertenecemos a la tierra y que eso es bueno, que está bien no ser más que una de sus criaturas. Aquí es donde encontramos nuestra felicidad.

Pactamos con nosotras mismas para no huir ante los tiempos difíciles. Somos brujas, habrá muchos momentos difíciles en nuestra vida, porque serán los momentos en los que probaremos de qué estamos hechas. Cómo reaccionemos ante los momentos cruciales de nuestra vida será lo que nos defina. Esas ocasiones serán espejos en los que miraremos a los ojos de nuestra sombra y tomaremos decisiones que nos convertirán en grandes brujas que dejarán marca en el tiempo o agacharemos la cabeza y nos esconderemos en la nada. Nuestro pacto nos mantendrá en pie, porque sabremos que continuaremos adelante, más sabias, más fuertes y más poderosas que antes.

Pactamos con otras brujas para encontrarnos y recuperar el sentimiento de ser una tribu. Para recuperar esa hermandad entre mujeres que durante tanto tiempo nos estuvo prohibida pero que nunca hemos olvidado y nos empuja a reunirnos en círculos. Para unirnos en el camino y mostrárselo a otras, para dejar huellas claras y visibles que puedan seguir las que vengan detrás. Por eso no debemos enfrentarnos entre nosotras, no debemos juzgarnos. No sabemos qué han vivido las brujas que nos rodean, no sabemos de sus lágrimas, de las cicatrices de sus corazones, de los recuerdos que aún las persiguen. Lo que sí sabemos es que a veces una mano tendida es capaz de curar heridas antiguas y devolver a la senda a una bruja extraviada. No sabemos si nuestro pacto con ella fue ese, enseñarle el regreso al camino, así que nunca juzgues a otras, sólo deja tus huellas cerca, para que decidan si quieren seguirlas.

Pactamos con el viento para que inflame nuestra sed de conocimiento, esa que nos impulsa siempre hacia delante, para saber más, para conocernos más, para recuperar en nosotras todo ese saber que llevamos en nuestro interior y sólo espera una chispa para despertar. Nuestro pacto con el viento es simple: nunca dejes de bendecirme con tus dones y yo nunca dejaré de cerrar los ojos para sentir tu caricia en mi piel y escuchar las voces de mis antepasados en tus corrientes.

Pactamos con el fuego para que nuestra pasión nunca deje de arder y la apatía no nos gane la batalla. Habrá épocas de soledad, de dudas, de tristeza… pero el corazón del fuego no dejará de arder en nosotras, nuestra pasión nunca dejará de buscar nuevas formas de disfrutar del regalo de estar vivas. Nuestro pacto con el fuego es eterno: Nunca dejes de arder en mi corazón y yo nunca dejaré de bailar a tu alrededor en las noches de magia y hogueras.

Pactamos con las aguas para ser capaces de ver en nuestras profundidades. Para poder viajar en el mundo de nuestros sueños, para aceptar y someternos a los cambios profundos que nos transformarán en la bruja que estamos destinadas a ser. Nuestro pacto con el agua es de total entrega: méceme en el vaivén de tus olas y muéstrame los misterios de tus profundidades y yo nunca dejaré de cruzar la puerta que me abres a otros mundos y buscar en ti el secreto de lo que soy.

Pactamos con la tierra para recordar siempre lo profundas que son nuestras raíces y la materia de la que estamos hechas. Para valorar la magia del agradecimiento y aprender a recibir los dones materiales y a compartirlos con otros. Nuestro pacto con la tierra es fuerte: Dame un lugar donde apoyar mis pies al caminar, donde dar vida a mis sueños, donde alimentar mi cuerpo y yo nunca olvidaré que estás hecha de los huesos de mis ancestros, y que el palpitar de tu ardiente corazón es el reflejo del que late en mi pecho.

Pero el pacto más importante de una bruja es aquel que hace con lo que habita detrás de todo lo anterior, con el significado de la Vida, con lo que guía sus sueños, lo que se esconde tras sus emociones y lo que le espera al final del camino. El pacto que hace con la Diosa. Un pacto eterno hecho en los albores del tiempo y renovado una y otra vez, antes de cada vida. Un pacto de amor hacia la Diosa, hacia sí misma y hacia lo que le hace bruja: No me dejes olvidarte, no permitas que olvide quién soy, lo que soy, y yo nunca dejaré de buscarte en mí y de cantar los nombres con los que te han llamado con miles de voces durante miles de años.

Sí. Estoy convencida de que cada bruja hace un pacto antes de nacer. Un pacto de Vida forjado en el único lugar donde comprendemos su verdadero significado.

En la Muerte.

 

Hyedra de Trivia.

El refugio de la bruja

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Toda bruja tiene un lugar, un espacio, un rincón donde su magia toma forma física. Donde al cerrar la puerta o al final del día, se relaja y aflora su identidad más íntima. Donde el tiempo deja de existir formando momentos para convertirse en eternidad. Puede ser toda su casa, un cuarto, un pequeño altar o un rincón en el jardín. Allí reunirá todo lo que para ella es Sagrado y mágico. De él brota un latido, una pulsión atrayente que es difícil ignorar, igual que de niñas nos sentíamos oscuramente atraídas por las ilustraciones que nos mostraban la guarida de la bruja de los cuentos. Una torre en un castillo encantado, una cabaña en el corazón del bosque o una mazmorra húmeda y oscura. Toda bruja tenía su refugio, todas igual de interesantes, con mil libros, objetos extraños y rincones oscuros que nos moríamos por explorar.

Y esta bruja que os habla también lo tiene. Este lugar es donde escribo los pensamientos que fluyen hacia el papel. Donde busco las horas de la noche para probar nuevos hechizos y antiguos conjuros. Es aquí, entre estas cuatro paredes, donde gobierno sin competencia en el reino de mi mente. Aquí, en este pequeño lugar, existe una magia infinita.

Es casi una biblioteca, los libros cubren porciones de cada una de sus cuatro paredes. Libros entre cuyas páginas he volado a otros mundos o he aprendido a amar a este, libros que me enseñaron cómo vivían las brujas en tiempos en los que aún no las llamaban así y otros en los que he aprendido cómo perpetuarnos en este presente que se extiende infinito ante mí. He pasado muchas horas viajando entre sus letras, adentrándome en conocimientos ocultos o cuentos de hadas con secretos escondidos a simple vista. Sólo el hecho de alzar la vista y observar mi biblioteca ya hace que mi magia se desperece y cosquillee en el fondo de mi mente, lista para crecer y brotar. Y el rincón donde descansan mis lápices, donde dejo aflorar el impulso de crear mundos dándoles color, o manchar mis manos con el barro que conformará las estatuas de mis Diosas.

También es en parte un herbario, con estantes llenos de tarros de hierbas y raíces y otros ingredientes para hechizos. Con manojos verdes puestos a secar. Con cuencos, y cucharas y cordones de colores para dar forma a la magia, con pedazos de bosque que me recuerdan de dónde vengo, tanto yo como mi poder. Morteros donde he machacado mil sueños, mil ilusiones y deseos y los he mezclado con la fuerza de mi esperanza. Y un rincón con tres calderos, donde remover las aguas o encender el fuego de la sabiduría de la Diosa.

En el suelo, junto a una pequeña mesita baja, hay una alfombra tejida cubierta con cojines que invitan a tumbarse lánguidamente entre ellos mientras las runas, las cartas o el péndulo me dan sus mensajes arcanos, mientras escucho melodías pobladas de gaitas, flautas y violines. Sones que despiertan en mí recuerdos de otros hogares en otras vidas.

Cuando llega la oscuridad enciendo unas velas cuyas llamas danzantes se reflejan en el cristal de una bola sobre mi altar. Aspiro el aroma del incienso y miro alrededor, observo este sitio que es un reflejo de mí, de la bruja que lo habita, con mis colores, con las imágenes de mis sueños y mis emociones más secretas. Porque toda bruja acaba hechizando el lugar en el que vive dejando un poquito de su corazón en cada una de las estancias. Haciendo de su rincón especial un lugar creado para ser un umbral entre mundos, donde al final del día, cuando la puerta se cierre y se enciendan las velas, todas las sombras del mundo serán olvidadas y solo la luz de la magia importará. Allí será donde ella deje caer todos los escudos y abrirá el corazón de par en par, donde hundirá hondo las raíces que la unen a la tierra mientras su mente vuela por universos privados. Donde ha pronunciado tantas palabras mágicas que su eco ha acabado impregnando las paredes, testigos silenciosos de tantos anhelos susurrados a la noche… Donde ha luchado tanto con sus sombras que llegó un momento en el que se enamoró de ellas. Donde ha creado la mujer que es; hecha de magia, y secretos, y rayos de luna furtivos que se han colado a través de la ventana, buscando el roce de su piel y de su alma.

Y si algún día te invita a entrar, considérate afortunado, no todo el mundo puede ver alguna vez en su vida el refugio de una bruja. No todo el mundo puede ver por dentro su corazón.

Toda bruja tiene su refugio.

¿Cómo es el tuyo?

 

Hyedra de Trivia

Mensaje de la Diosa

And she wanders  RaphaelleM

And she wanders de RaphaelleM http://www.raphaellem.com/#/

 

Me estás buscando, puedo sentir cómo tus pensamientos vuelven una y otra vez sobre mí. He dormido muchos, muchos años, pero las voces por fin libres de mis Sacerdotisas me despertaron de mi sueño de siglos, llamándome con sus palabras vibrantes de risas, emoción y urgencia. Ven, me decían, vuelve, el mundo te necesita. Nosotras te necesitamos.

Observo cómo mi recuerdo despierta en el corazón de gentes de todos los rincones de este pequeño mundo, cómo la alegría derrite el miedo al castigo, a la culpa, y cómo los colores de mis estaciones destierran el gris de la tristeza. Observo cómo mis niñas, aquellas que siempre me guardaron, ya no se esconden cuando las llaman brujas, sino que levantan la cabeza y responden: sí…

Pero en realidad nunca me he ido. Siempre he estado aquí. Soy lo que se esconde en el último rayo púrpura del crepúsculo y resurge envuelta en oscuridad y tinieblas en la medianoche. Soy la plateada luna que baña el cielo de magia y tu corazón de esperanza cuando me buscas entre las nubes para contarme tus secretos de mujer. Soy aquella sensación de refugio que sentías en lo más profundo de ti en tus horas más oscuras, y el maravilloso abandono cuando llorabas entre los brazos de tu madre. Soy la risa cómplice que compartes con tus amigas, y los suspiros de placer por el roce de la piel de tu amante.

Soy eso que te empuja a buscar partes de ti que pertenecen a los bosques, soy el silencio sobrecogedor que no puedes explicar cuando contemplas el amanecer, soy la quietud y el oro de las últimas horas de la tarde. Soy la primera estrella que sale al anochecer y la última que se marcha en la mañana. Soy el latido de tu corazón y el primer aliento de tus hijos. Soy las lágrimas de desesperación que lloraste aquél día que nunca olvidarás, pero también soy la fuerza que te hizo poner en pie y continuar adelante.

Soy lo que mueve tus pies en esas noches en las que bailas cuando crees que nadie te está mirando. Soy la brisa que se cuela entre las hojas de los árboles y hace que casi jures que el viento te habla. Soy cada grano de arena que se escurre entre tus dedos cuando hundes tus manos en la orilla del océano. Soy la cresta de las olas cubiertas de espuma llevando la vida a la costa. Soy esa punzada en el estómago cuando te emocionas tanto que se te corta la respiración. Soy ese momento absolutamente perfecto en el que por fin comprendes quien eres y cuál es tu lugar. Soy la chispa que salta cuando tu mirada se cruza con otro compañero de vidas. Soy eso que te empuja cuando necesitas una dosis de valentía. Soy el baile de las ascuas que te mantiene junto al fuego sin poder apartar la mirada. Soy esa última flor sobre aquella tumba llorada. Soy la semilla que brota en primavera y también los terremotos, las inundaciones, los tsunamis… Soy la vida y la muerte, y la vida de nuevo. Soy lo que se marcha para volver a regresar.

Soy la que se esconde detrás de esa sensación que siempre has tenido, la certeza de saber que nunca has estado sola. Soy tu más preciado secreto. Y sé que me has buscado, aún sin saber ninguno de mis 10.000 nombres. Aún sin conocer ninguna de mis miles de historias. Me has buscado en cimas de montañas, en senderos perdidos entre árboles antiguos. Me has buscado en cuevas prehistóricas y en libros de leyendas de otros pueblos. Me has buscado en catedrales, en ruinas de templos blancos, en círculos de piedras y estatuas de museos modernos. Me has buscado en las palabras de otros, en visiones de otros y recuerdos de otros. Me has buscado sin saber que me buscabas, en las risas de los niños, en las confidencias a media voz con tus hermanas, en las cocinas de tus abuelas, en sus cuentos e historias en las que hablaban de mí sin saberlo…

Y sé que casi me has encontrado, casi… porque sé que a veces sientes que estás a punto de alcanzarme, pero me desvanezco. A veces casi piensas que soy solo un sueño, una ilusión, una esperanza vana de explicar todo lo que sientes y te hace sentir distinta. A veces estás a punto de abandonar la búsqueda, pero siempre hay algo que te hace continuar… algo que te habla y te pide que des un paso más. Sólo uno más.

Y es hora de que des ese paso. Tu vida ha sido un viaje que te ha llevado a este punto en el mapa de tu existencia. Has caminado un sendero en espiral que te ha guiado por todos aquellos lugares donde aún se me recuerda, donde aún se siente mi presencia. Has avanzado a través de cientos de experiencias que te han traído justo ante las puertas del lugar en el que resido. Casi estás frente a mi rostro, ese que has buscado aún sin proponértelo desde que tus ojos se abrieron a esta vida.

Búscame en ese lugar en el que siempre has sabido que me buscabas, ese en el que no caben las mentiras, ese sitio en el que nadie salvo tú conoce como suena el nombre que tú me has puesto, ese lugar donde sabes que eres inmortal y un día viste nacer el mundo. Búscame donde no hay fronteras, ni idiomas, ni dudas… Búscame en el lugar donde siempre he estado y desde el cual he observado cada uno de los días en los que seguías mi rastro. Búscame en el punto de partida que ha resultado ser la meta de tu viaje.

Búscame donde siempre te he esperado.

Búscame dentro de ti.

Hyedra de Trivia

Brujas debatiendo:¿Aprendices de todo o Maestras en vuestro camino?

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No es la primera vez que el hecho de tener tanta información al alcance me llama la atención por sus ventajas y desventajas, y es que ahora que estoy más en contacto con vosotras a través de los talleres, me he dado cuenta del bombardeo al que estamos sometidas continuamente y sobre temas de toda índole y escuela. Esta facilidad de encontrar información unida a la natural necesidad de conocer y aprender que sentimos todos cuando comenzamos en este camino, están creando una situación que antes también se daba, aunque creo que en menor medida. Y es que, en nuestro afán por saber de todo, se corre el riesgo de picotear en muchos campos y tradiciones, conocer un poquito de todo, pero finalmente no llegar a ser bueno o experto en nada.

Reconozco que en mi época también pasé por esa fase, me costaba mucho decidirme por una sola cosa, y aún hoy, a veces, tengo que luchar contra mi inclinación natural a querer saberlo todo ya. Pero en aquella época tuve lo que ahora sé que fue una gran ayuda, aunque entonces no lo viera así, y es que al no tener mucho dinero unido al hecho de que apenas se publicaran obras sobre paganismo me obligó a leer y releer muchas veces los mismos libros, y practicar continuamente los mismos ejercicios, rituales y hechizos. Gracias a ello, cuando conseguía material nuevo ya había practicado, estudiado e integrado lo anterior.

Hoy día esto es muy difícil a menos que, voluntariamente, nos impongamos esta costumbre. Y reconozco que hay personas a las que, por su propia naturaleza, les cuesta un mundo limitarse a un solo campo de nuestro saber.

Por eso a veces me pregunto si lo que siempre he creído que es mejor, no lo es para todo el mundo. Mi opinión siempre ha sido que para conocer bien algo y poder comprenderlo y llegar a ser bueno en ello, tienes que dedicarle tu atención y tu tiempo. Y una vez lo conozcas y lo hayas estudiado, puedes dedicarte a aprender otra cosa. No estoy en contra de conocer varios caminos, todo lo contrario, pero sí creo que para comprenderlos es mejor hacerlo de uno en uno. Especialmente cuando hablamos de magia, paganismo, religiones y creencias. Si se picotea en todas las tradiciones pero no se profundiza en ninguna, nunca pasaremos de ser aprendices.

Pero como he dicho, esta es mi opinión. ¿Qué opináis vosotros? ¿Sois de los que aprendéis de todo al mismo tiempo porque sois incapaces de decidiros? ¿o de quienes se centran en una cosa y la dominan antes de pasar a la siguiente? ¿Preferís saber un poco de todo o ser realmente expertos en algo? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia?

Hyedra de Trivia

La libertad de la bruja

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Fotograma del videoclip Walpurgisnacht del grupo Faun

 

Leemos a menudo en diversos medios, y yo también lo he dicho más de una vez, que la bruja es, ante todo, una mujer libre. Y sé que muchas pensaréis: ¿Cómo puedo yo ser libre si tengo una hipoteca que pagar, o unos hijos que dependen de mí o un trabajo al que estoy atada para pagar mis facturas? ¿Cómo puedo ser libre si no dispongo del dinero necesario para viajar, o para poder dedicarme a lo que me apasiona, o apenas tengo tiempo para dedicarlo a descubrir qué es lo que me apasiona? ¿Cómo puedo ser libre?,¿Cómo puedo ser bruja si no puedo ser libre?

Sé que la situación de muchas es ésta; una casa, una familia, un trabajo, facturas, obligaciones, compromisos… pero, ¿Qué hay de vuestra mente? ¿De vuestra imaginación? ¿De vuestras ideas y vuestro corazón? ¿Quién, salvo vosotras, decide en vuestro interior? ¿Quién puede deciros cómo tenéis que ser, cómo sentir, cómo opinar, quién ser? Nadie. Nadie, salvo vosotras.

Cuando cae la noche y todos duermen en casa, cuando dejo mi cama y bailo despacio en silencio al son de una música tenue y lenta, cuando muevo las caderas ondeando y elevo los brazos y me dejo llevar con los ojos cerrados en las horas de la madrugada, no hay nadie más libre que yo.

Cuando camino por el bosque abriéndome a la energía antigua de los árboles vetustos, al sonido de mis pasos sobre la hojarasca y a la caricia suave del sol en mi rostro, no hay nadie más libre que yo.

Cuando la luna llena ilumina la hoguera alrededor de la que bailo con mis brujas en las noches de Akelarre, no hay nadie más libre que yo.

Porque esa es la libertad de la que tanto se habla. Esa es la libertad de la bruja.

Una bruja es libre cuando decide que sus ideas son tan o más importantes que las de aquellos que la rodean. Es libre cuando sabe defenderlas de los ataques de otros. Cuando se atreve a tener opiniones propias, ajenas a las de su círculo familiar o más cercano. Cuando sabe que tiene derecho a tenerlas y expresarlas.

La bruja es libre desde el momento en el que decide tomar esa palabra para describirse a sí misma enfrentándose a siglos de desprecio, de acusaciones y castigos. Es libre cuando no ve otra opción que ser valiente si quiere sentirse orgullosa de sí misma y que presentarse ante el mundo como una bruja es lo único coherente con su identidad.

Es libre cuando por fin comprende que los juicios de otros no pueden herirla y sin embargo el juicio propio sí. No importa lo que opinen o hablen los demás de nosotras. Nunca nada será peor que saber que el miedo no nos permitió atrevernos a ser la mujer que queríamos ser. Una bruja es libre porque no sólo se atreve, es que no puede evitar ser quién es.

Una bruja es libre cuando a pesar de gastar sus horas en un trabajo desagradable pero necesario, es capaz de asumirlo y compensarlo haciendo que el resto de su tiempo sea inolvidable. Cuando el mundo parece oscuro y tedioso a su alrededor, pero ella sabe encontrar magia en cualquier momento y en cualquier lugar porque solo tiene que recordar que ella es la magia.

Una bruja es libre cuando se permite amar sin miedos y sin juegos, amar al mundo, a sus seres queridos, a ella misma. Sin mentiras, sin ficciones, sin traición. Es libre para poner su corazón en manos de quien ella decida, pero también para recuperarlo cuando lo crea necesario, sin malgastar años ni ilusiones prisionera en una relación sin futuro por miedo a la soledad o al qué dirán.

Una bruja es libre cuando construye mundos en su mente y abre puertas que la llevan a mil lugares sagrados nacidos en sus sueños.  Cuando cruza el velo que separa los mundos en cada ritual y viaja de formas que otros solo sueñan. Cuando sabe que, siendo solo una mujer, en ella se cruzan mil tiempos y mil mundos y la voz de millones de mujeres que habitaron la tierra antes que ella y que hoy le susurran a través de los millones de células que ellas le han legado.

La libertad no consiste en ser millonarias, o viajar constantemente por lugares exóticos, o tener todo el tiempo del mundo para hacer lo que nos apetece a cada momento. Simplemente consiste en ser indomables en nuestro interior. En nunca rendirnos ante otros. En no ceder cuando sabemos que tenemos razón, en no permitir que nos hieran sin defendernos. En mantener nuestra identidad, aunque no sea del agrado de las personas que nos rodean. Consiste en no someternos para evitar confrontaciones, en atrevernos a pensar en nosotras mismas sin caer en la trampa de sentir que somos egoístas. En liberarnos del concepto de culpa que persigue a las mujeres desde hace tantos y tantos siglos.

La libertad de la bruja consiste en atreverte a ser distinta cuando lo distinto no está bien visto. En dar prioridad a tus sueños porque también tienes derecho. En no sentirte ridícula cuando otros se burlen, porque lo harán. En aceptar que nunca le vamos a gustar a todo el mundo y que habrá personas que no nos lo pondrán fácil. La libertad consiste en poder elegir tu camino, en permitirte tomar tus propias decisiones, en tomar las riendas de tu vida y hacerte responsable de tus aciertos, pero también de tus errores. En definitiva, consiste en la valentía de atreverte a ser quien eres le pese a quien le pese y a pesar de todo.

Por eso no te preocupes si no tienes tiempo, dinero o un pasaporte lleno de sellos. Cierra los ojos, mírate por dentro y vuela, piensa, imagina, crea y construye tu propia identidad. Conviértete en la mujer que sabes que puedes ser dejando a un lado el miedo y la vergüenza. Crea mundos, abre puertas, deja que tu magia brote de ti e inunde tu vida. Descubre el poder de permitirte ser libre y explora la inmensidad del universo que llevas dentro. Descubre que no hay nada más libre que el alma de una bruja,  porque ninguna cadena puede retener lo que es infinito y eterno.

Y lo único que te separa de esa libertad infinita y eterna, es atreverte a serlo.

 

Hyedra de Trivia

Confesiones de una bruja

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Imagen: Dunkelheit de Josefine Jonsson

 

Las brujas guardamos muchos secretos, al fin y al cabo, es la base de lo que somos. Si hemos perdurado a lo largo de los tiempos es por haber conseguido esconder lo que éramos. En nuestros días, aunque ya casi no es necesario esconderse, continuamos ocultando partes de nosotras. Nuestro corazón es profundo y esconde tantas cosas… Pero los nuestros no son secretos oscuros, ni nos avergüenzan, ni pueden hacernos daño si salen a la luz. En realidad, desvelarlos no tendría consecuencias, pero los guardamos porque son parte de nuestra personalidad, de nuestra vida. Los consideramos tan íntimos que nos pertenecen tan solo a nosotras.

Pero a veces, cuando las brujas nos sentimos seguras y tenemos confianza con quienes nos rodean, nos confesamos. Revelamos algunos de esos secretos con el fin de que se nos conozca mejor, para compartir lo que verdaderamente somos con los demás. En el acto de entregar un poquito de ti hay un gran componente mágico. Es abrir una ventana a tu alma de bruja para permitir que otros atisben un poco de tu esencia y te comprendan mejor. Porque estoy absolutamente convencida de que un alma solo puede llegar a otra a través de la confianza y la sinceridad. Y hoy me apetecía compartir un poco, dejad que vieseis un pedazo de mi corazón de bruja.

Hoy confieso que a veces me descubro a mí misma optando por el sendero más oscuro del bosque. Ese que nadie atraviesa, húmedo y cubierto de musgo, helechos y hiedra, al que apenas llega el sol. Hay algo en la quietud del aire, en la ausencia del canto de los pájaros, en el frío que se eleva de esa tierra oscura que hace que la emoción me inunde. Se despierta en mi interior una nostalgia por algo, por un cuando, por un alguien que no acabo de reconocer. Una tristeza dulce que me hace sentir una añoranza suave y adictiva. Confieso que los rincones oscuros y olvidados responden a preguntas que mi alma hace y que no sé de donde vienen. Que los estanques de aguas quietas que se ocultan en los rincones umbríos de los bosques, esos de un verde profundo por las algas y los líquenes, pueden llegar a hacerme llorar de una triste felicidad.

Confieso que siento fascinación por lugares abandonados, por aquellos donde quedan los ecos de risas de otros tiempos. Por sitios donde una vez hubo vida a raudales y hoy solo queda la soledad de la decadencia. Antiguos hospitales, viejos teatros, balnearios que un día fueron elegantes y hoy solo ruinas. Espacios con ventanas rotas que dejan entrar contados rayos de sol en los que brilla el polvo como motas de oro. Donde sólo mis pasos recorriéndolos hacen algún ruido. Donde a veces casi puedo llegar a ver sombras de quienes habitaron aquellas paredes hoy desconchadas y vencidas. A veces casi llego a escuchar sus voces que se escapan de habitación en habitación mientras trato de alcanzarlas.

Confieso que las noches frías, de lluvia, viento y luna, me llaman para que vaya al bosque más cercano. Observo tras las ventanas, cálida y a cubierto, mientras el ulular del viento parece decir mi nombre atrayéndome, guiándome hacia fuera, hacia la libertad salvaje de la tormenta. A veces le he seguido, buscando a la luna entre los jirones de nubes que viajan veloces en el oscuro cielo. A veces confieso que he gritado antiguos nombres bajo el sonido de los truenos mientras la lluvia me entraba en los ojos y la garganta. A veces me he quedado en la calidez tras la ventana, y he sentido algo romperse por dentro ante mi cobardía y sabiendo que, aunque no me haya atrevido a salir bajo la lluvia, parte de mí está fuera bailando con la tormenta. Una parte de mí siempre lo estará.

Confieso que a veces el mundo me ensordece, me oprime y las gentes me hacen sentir encerrada entre vidas ajenas. A veces, muchas veces, la soledad me parece un paraíso en el que sólo habitamos mi corazón y yo. Allí me hablo, me escucho, disfruto de lo que el mundo me ofrece sólo a mí. Confieso que a veces huyo para encontrarme, a solas, donde nadie más llega y donde me curo del mundo, de sus prisas, de su eterna competición absurda y de su caótico estruendo. En esos momentos me retiro a la cueva que toda bruja guarda en su interior para protegerse, para recuperar fuerzas y cubrirse entera de magia para volver al mundo y enfrentarnos a un sistema que no entendemos y que no nos entiende a nosotras.

Confieso que mis historias favoritas son aquellas que no tienen un final feliz, porque son las que perduran en mi memoria a lo largo de los años. Tal vez porque esas fueron las que me enseñaron la magia de disfrutar de lo que tenemos. No todo acabará bien, no todas las vidas son largas, no siempre el amor es eterno. Pero por eso todo es tan valioso mientras lo tenemos, por eso es mágico, por eso es tan importante saber disfrutarlo hoy. Porque tal vez mañana ya no esté y sólo nos quede su recuerdo. Y ese recuerdo dependerá de cómo hayamos sabido vivirlo.

Confieso que todos estos retazos de mí pertenecen a la parte en sombras de esta bruja que os habla. Una sombra que adora la nostalgia, los recuerdos de tiempos perdidos, los lugares oscuros y de belleza sombría como los cementerios, donde se erigen los más bellos monumentos a la tristeza. Durante un tiempo, antes de conocer tan bien a mi sombra, renegué de estas inclinaciones hacia la soledad, los parajes oscuros y silenciosos, hacia la ausencia de luz y de esta extraña fascinación por los ambientes tristes. Pero ahora, confieso que parte de mi fuerza, de mi poder y de mi magia tienen su base en esta parte de mi sombra. Ahora acepto y disfruto mi inclinación por ello porque ahora sé que gran parte de la bruja que soy saca su poder de esas raíces. Que esos lugares y esos momentos que tanto me atraen son el mundo donde las brujas tuvieron que vivir ocultas durante siglos. Por eso me llaman, por eso no puedo evitar acudir a esa llamada de la oscuridad, porque he vivido en ella tantas vidas que la he acabado considerando mi hogar. Las brujas pasamos tantos siglos moviéndonos entre las sombras que aún hoy sentimos añoranza por aquel lugar que nos protegió, y gracias a ello, hoy sabemos ser felices con la más mínima expresión de luz. Porque desde la oscuridad, la luz siempre se ve más brillante.

Confieso que soy feliz bajo los rayos del sol de una mañana de primavera, pero será el sendero que conduce a lo más oscuro del corazón del bosque el que me lleve a la felicidad de mi verdadero hogar.

 

Hyedra de Trivia

Brujas debatiendo: Herramientas de bruja, ¿Compradas o hechas por ti?

 

Regreso hoy después de un tiempo apartada por motivos de salud y lo hago con un nuevo debate de brujas. Hace mucho tiempo, cuando empecé a buscar mis utensilios de bruja, me encontré con que en España apenas se podía conseguir nada y, lo que había, en tiendas esotéricas que aún eran muy escasas, resultaba demasiado caro para mi bolsillo infantil. En revistas especializadas veía fotos de calderos preciosos, de pentáculos de altar con una decoración que hechizaba y tapetes y esculturas de Diosas con las que soñaba horas. Pero aún no existía internet y no tenía ni idea de cómo conseguir todas aquellas maravillas, así que no me quedó más opción que fabricarme mis propias herramientas mágicas.

Todavía hoy guardo y continúo usando muchas de ellas. Mi pentáculo sigue siendo el mismo. Aproveché un plato de madera especial para servir pulpo gallego, y le dibujé una estrella de cinco puntas hecha de gavillas de trigo. Una vieja palmatoria de cerámica de mi abuela sujetó durante muchos años mi vela de altar y una lata vacía de espárragos se transformó, gracias a unas cadenas y un poco de pintura de témpera, en un útil inciensario.

Y mi varita, mi preciosa varita. Todo el proceso de su creación fue tan bonito, desde la salida al bosque para encontrar la rama perfecta, hasta su lijado y consagración. Y la primera vez que la usé, con su pequeña piña pegada en la punta… me sentí tan mágica y cargada de energía.Con el tiempo ha sufrido modificaciones, sustituí la piña por un cuarzo y su color ya no es el mismo, pero aún me acompaña y la uso en muchos de mis rituales. También uno de mis primeros tarots fue creado totalmente por mí, lo encontré en un librito, y venía dibujado carta a carta y en blanco y negro. Me enamoré de él y como no tenía forma de conseguirlo decidí hacérmelo. Compré cartulina y rotuladores y durante tres meses me dediqué a recortar, dibujar y colorear aquellas cartas maravillosas que sigo usando. Y qué contaros de mi primer caldero, una vieja olla de cobre que me hizo pasar muchos momentos inolvidables viendo como ardía mi magia. Hoy día tengo otro de cobre y uno de hierro, pero guardo muy buenos recuerdos de aquel primer calderito tan sufrido.

Hoy en día tengo otras herramientas que he comprado. En la actualidad hay muchas tiendas tanto físicas como en la red donde podemos conseguir todo lo que las brujas necesitamos y a un precio bastante razonable, y aunque sé que con una buena preparación y consagración su resultado es inmejorable, reconozco que el hecho de crear tus propios utensilios los dotaba de una magia que los comprados no tienen o les cuesta mucho alcanzar. El hecho de pensar cómo conseguirlos, ponerte en marcha, hacerte con el objeto, modificarlo y consagrarlo para tu uso ya era todo un hechizo en sí mismo. Incluso de vez en cuando, aún hoy, recurro a crear mis propios objetos mágicos, porque disfruto del proceso y de su uso con una ilusión diferente. Y aunque no son una belleza en cuestión de estética y los de las tiendas son mucho más bonitos, la magia y el amor que he puesto en ellos los hace los más hermosos y poderosos del mundo para mí.

¿Y tú, cuáles son tus herramientas preferidas? ¿Prefieres comprarlas o tienes algunas que has hecho tu misma? ¿Me cuentas la historia de tus objetos mágicos?

Hyedra de Trivia

Brujas a través del tiempo

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A veces me gusta dejar suelta a mi mente, permitirle que vague y divague libremente sobre lo que se le ocurra, porque así he descubierto muchas cosas que solo afloran en la libertad del pensamiento. Me gusta, sobre todo, cuando alguna idea me llama la atención más que otras y la sigo, para ver dónde me lleva, para ver qué me enseña sobre mí y sobre el mundo.

Hace poco me encontraba divagando sobre el pasado, sobre lo que se perdió y lo que aún queda de lo que fuimos. Sobre aquellas primeras chamanas, aquellas brujas que no se escondían para gritar el nombre de la Diosa y primero pensé cuánto me gustaría viajar hacia atrás en el tiempo y pasar unas lunas junto a ellas, aprender cómo era aquella relación tan libre y directa, tan nueva y real por entonces. Aprender todos los misterios perdidos y que tanto cuesta recuperar. Y después pensé que me gustaría traer a alguna de ellas hasta nuestro presente y mostrarle que aún seguimos aquí, a pesar de todo aún seguimos aquí….

Y pensé, y continué pensando… ¿Qué pasaría si pudiese traer a cuatro mujeres del pasado, a cuatro chamanas, brujas, sacerdotisas, sanadoras de otras épocas? ¿Qué les mostraría? ¿Qué mensaje les daría para que compartiesen con sus hermanas?

La primera sería una de aquellas primeras mujeres que se adentraron en las entrañas de la tierra y dejaron las huellas de sus manos en la roca, una de aquellas que hablaba de tú a tú con la Madre y le puso alguno de los primeros de sus 10.000 nombres. Alguna de las Hijas de la Primera Bruja. La traería y le mostraría las cuevas, los museos, los libros de Historia y Prehistoria donde aún perduran sus símbolos. Su antiguo lenguaje sagrado. Le diría ¿Ves? Miles de años después no hemos olvidado, aún reconocemos lo sagrado en vosotras. Ahora es cuando sabemos que fuisteis vosotras quienes dejaron su mensaje en la piedra. Mira, el nombre de Aquella a quien adorabais aún sigue siendo pronunciado. Con otros acentos, con otras entonaciones, pero aún lo recordamos… Tu historia para ti es joven, aún la estás empezando, pero para nosotras es tan vieja como nuestra especie y aún sentimos el vínculo con Ella. Ha dormido mucho tiempo, es cierto, pero ahora está despertando, La estamos haciendo despertar. Ve, vuelve junto a las tuyas y diles que las hijas de las hijas de sus hijas aún las recuerdan, que las Diosas cuyo cuerpo tallabais hace más de 40.000 años aún presiden nuestros altares. Que aún miramos a la misma Luna y bailamos la misma danza eterna. Diles que no serán olvidadas, diles que aún les contamos a nuestras hijas las leyendas de las primeras. Diles que nunca se desvanecerán.

 

La segunda sería una de aquellas Sacerdotisas que fueron aniquiladas por las nuevas religiones, por los nuevos dioses sanguinarios y celosos de una Deidad femenina. Tal vez alguna de las asesinadas por los pueblos del mar en Creta, o alguna de aquellas sacerdotisas celtas de la Isla de Mona que fueron masacradas por las espadas de Roma. La traería y la abrazaría mientras le hablo de lo que ocurrió después y le cuento que, aunque lo intentaron, nunca acabaron con Ella. Que todo el terror, la muerte y la sangre que se vertió no consiguió su objetivo. La Diosa no fue desterrada del mundo. Le mostraría las ruinas de los antiguos templos-palacios y cómo siguen siendo estudiados y su historia recuperada. Le mostraría las antiguas piedra erigidas en la tierra y cómo aún son nuestros templos, aún continúan saludando al Sol y contando el tiempo con la Luna para nosotros. Le diría: No fue en vano. No desaparecisteis en la Historia. Vuestra leyenda fue contada a lo largo de los siglos y nunca os olvidamos. Nunca se olvidó que hubo un tiempo en el las Sacerdotisas de la Diosa habitaban sus templos, bosques e islas sagradas. Vuestra sangre tiñó de rojo la tierra, pero también nuestro recuerdo. Ve y diles a las tuyas que su muerte no será olvidada, diles que sus templos y Diosas aún viven y nuevas generaciones de Sacerdotisas están rescatando sus cultos del pasado. Diles que su dolor aún es el nuestro y que día a día honramos su existencia. Di a aquellas guardianas de fuegos sagrados que vieron cómo eran apagados, que hoy han vuelto a arder en sus antiguos hogares. Son fuegos nuevos, pero arden honrando a una Diosa antigua en lugares antiguos. Diles que el fuego que ardía en sus corazones arde ahora en el nuestro a miles de años de distancia.

La tercera sería una de aquellas brujas que vivió durante la época de las hogueras. Una de aquellas que guardaba un fragmento del saber, que murmuraba nombres de Diosas paganas bajo la luz de la luna llena y sabía curar y traer niños a este mundo. La traería y le mostraría el horror que produce hoy la persecución y masacre a la que la mujer fue sometida durante aquellos siglos de terror. La llevaría a un Akelarre con mis hermanas y le ofrecería la oportunidad de gritar esos nombres que antes solo pudo susurrar. Bailaría con ella bajo la luna, y le enseñaría que aún nos reunimos en los mismos prados, en las mismas cuevas en las que lo hacían ellas, pero que ahora no tenemos que escondernos. Le mostraría nuestros libros, nuestros escritos, nuestras fotografías en medios públicos. Le enseñaría nuestras tiendas y nuestros nuevos templos. Le diría: Ve, y diles a las tuyas que en un tiempo no muy lejano la palabra bruja será reivindicada y lucharemos por limpiarla. Diles que los nombres de la Diosa son pronunciados en voz alta y clara y cada mujer que la sienta dentro es libre de Seguirla. Diles que un día, las hogueras y las horcas nos causarán tanto rechazo que la Iglesia pedirá perdón por todas sus vidas arrancadas. Diles que tanto las brujas como los cientos de miles de mujeres que no lo eran serán recordadas y honradas, y su memoria será limpiada. Diles que en la noche de Samhain, miles de brujas de todo el mundo encienden una luz por ellas. Diles que algún día su saber será valorado, que las mujeres podrán ser médicos, comadronas, curanderas y sanadoras, guías espirituales y sacerdotisas de la Diosa sin que ningún fuego ardiente las espere al final del camino. Diles que un día, sus descendientes gritaran en su nombre.

La cuarta sería una de las primeras brujas libres, una de aquellas mujeres que en los años 50 y 60 se atrevieron a decir en público lo que eran, brujas, y se atrevieron a comenzar la lucha por recuperar aquellos primeros cultos y Diosas. Traería a alguna de ellas que ya no están y le mostraría la Red de hijos de la Tierra que hoy cubre el mundo. Le mostraría nuestros templos, herederos de los suyos. Le mostraría su legado, aún vivo y cada vez más grande. Con raíces cada vez más profundas y extendidas por el planeta. Le diría: Ve y cuéntales a las tuyas que vuestra valentía tendrá recompensa. Que gracias a vosotras hoy tenemos libertad para ser quien somos y lo que somos. Diles que honramos vuestros nombres y que habéis creado tradiciones fuertes y sólidas que continuarán en el tiempo. Diles que les damos las gracias por abrirnos camino y que todo merecerá la pena, el desprecio, el desconocimiento y el rechazo que ellas puedan sufrir no serán olvidado. Honramos y recordamos a nuestras Ancianas porque hoy nosotras seguimos sus huellas. Diles, simplemente, gracias.

Eso les diría y les mostraría. Pero no les enseñaría el otro lado del mundo. Ese en el que siguen condenando a muerte a las brujas en algunos países y mueren inocentes bajo lluvias de piedras lanzadas por pecadores. Ese en el que tienen que crearse campos de concentración para proteger a aquellas personas acusadas de brujería por sus vecinos. Ese en el que las mujeres aún no tienen el mismo valor que los hombres y sigue siendo peligroso para ellas simplemente vivir. No, no les hablaría de que aún existe la trata de mujeres, de la venta de niñas o los matrimonios infantiles. No les hablaría de todo lo que aún no funciona en el mundo porque es nuestra época y nos corresponde a nosotras continuar su lucha, es nuestro momento de enfrentarnos con todo lo que hace que la Humanidad aún tenga de lo que avergonzarse.

Y si lo hacemos bien, tal vez las brujas del futuro nos recuerden y tal vez a alguna de ellas le gustaría viajar al pasado para llevarnos a su época, mostrárnosla y decirnos: Ve y dile a las tuyas que no os hemos olvidamos, que es vuestra voz cantándole a la Diosa la que aún hoy escuchamos para aprender canciones antiguas. Son vuestros libros e historias las que hoy aprendemos para contarles a nuestras hijas de dónde vienen. Fuisteis vosotras las que os levantasteis para dar voz a la mitad del planeta que no podía hablar. Vosotras llevasteis los nombres de la Diosa a las tierras donde se pronunciaron por primera vez para que pudieran pronunciarse de nuevo, libres. Fuisteis vosotras quienes luchasteis por que hoy las brujas puedan vivir en cualquier país del mundo.

Y aunque esta lucha pueda llevarnos siglos, tal vez en el futuro, si lo hacemos bien, alguna bruja dejará divagar su mente y se acordará de nosotras.

Y tal vez sonreirá y dirá: gracias.

Si lo hacemos bien… tal vez…

 

Hyedra de Trivia

Brujas debatiendo: Brujas enamoradas

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Muchas brujas tienen la suerte de compartir su vida con parejas paganas que comparten su fe y su forma de ver la vida. Pero no siempre se tiene esa suerte, sobre todo cuando ya tenemos cierta edad, llevamos cierto tiempo en el camino y en la época en la que empezamos era difícil encontrar a otros como nosotras, y no digamos ya enamorarnos.

Las parejas de las brujas pueden muy variopintas. Pueden ser personas muy espirituales sin seguir el paganismo y comprender la opción vital de la persona que quieren, tener largas charlas sobre las creencias de cada uno e incluso meditar juntos.

Otras serán agnósticas o ateas y no se involucrarán mucho en la opción religiosa de su pareja y otras pueden ser incluso fieles creyentes de otras religiones mayoritarias establecidas.

A veces, incluso siendo ambos paganos, cada uno sigue una tradición distinta.

Pero lo que todas las relaciones de las brujas tienen en común, por muy dispares que sean, es el respeto. Sin respeto por sus creencias, por su estilo de vida, por todo lo que ella considera sagrado, la bruja no se embarcará en una relación. Y ella ofrecerá lo mismo a quien comparta su vida con ella.

Esto da pie a mil anécdotas e historias, sobre todo al principio, cuando ambos se están conociendo y comprenden que su relación nunca será una historia de amor al uso.

Seguro que tú también tienes mil historias que contar sobre ello. ¿Cómo es tu pareja? ¿Cómo es vuestro día a día? ¿Crees que las parejas muy distintas pueden funcionar?

Hyedra de Trivia

La ira de la bruja

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Imagen de autor desconocido

 

No suelo enfadarme. Es cierto que tengo un carácter fuerte, sí, pero creo que soy de trato agradable. Respeto mucho las decisiones de los demás y soy bastante tolerante. Por eso cuando me enfado, me enfado mucho. Porque hace falta mucho para hacer que yo explote, y hace falta que sea algo totalmente injusto o malvado para sacarme de mis casillas. Pero cuando esta bruja explota…

Y no soy la única. Conozco a muchas brujas amables, cariñosas, alegres y muy dulces que se transforman de forma radical cuando se enfadan. ¿Por qué? Puede que os preguntéis. Pues muy fácil, porque nos lo permitimos.

Así de fácil. Nos permitimos enfadarnos, gritar y defendernos porque sabemos que tenemos derecho a ello. Sabemos que tenemos derecho a enfadarnos si queremos, a quejarnos si nos da la gana y a luchar por nosotras mismas y por aquellos que queremos. Los días en los que una mujer debía permanecer calladita, sumisa y sin elevar la voz se han acabado para nosotras. Las damas no discuten, las damas no se enfrentan, las damas callan con elegancia. Pero ya no es época de elegancia, ni de damas. Tampoco de verduleras ni de mujeres vulgares.

La ira, el enfado, nuestra voz alzada nos pertenecen a todas. Mujeres de toda clase, condición, raza… simplemente personas que ya no tienen miedo de reivindicar sus derechos, aquello que  les parece justo, aunque pueda parecer una pequeñez. Ya no tenemos que callarnos.

Y las brujas hace mucho que lo sabemos y sabemos hacer que nuestra voz se oiga. Si has conseguido enfadar a una bruja, es mejor que te cuides…

Si has conseguido enfadarme preocúpate. Pero no me temas a mí. Yo no te odio, no te perseguiré ni te maldeciré. Yo no voy a hacerte daño. No. Pero has despertado unas energías que costará mucho volver a tener bajo control.

Has hecho que el fuego del que estoy hecha haga hervir mi sangre y arder en llamas mis emociones.  Has hecho que mis palabras quemen todo lo que encuentren a su paso, pero no te insultaré, no pretendo herirte. Sólo te diré verdades que te harán mirarte en mi espejo y no te gustará lo que veas. Conseguiré que te avergüences de ti mismo y será el mejor regalo que nadie podrá hacerte, porque, tal vez así, no volverás a herir los sentimientos de otros.

Has hecho que el agua de mis emociones se levante en olas que lo arrasarán todo a su paso. Olas de lágrimas de rabia que me limpiarán por dentro y después se volcarán sobre ti para que enfrentes lo que hay detrás de tus acciones. El miedo, la inseguridad, tu dolor reprimido que te hacen herir a otros. Si nadas en ellas o te hundes, depende de ti.

Has convertido el aire de mi mente en un vendaval, un huracán que va a arrollarte. Soplará sobre tus ideas dañinas y peligrosas y se las llevará lejos dejándote a solas con tus acciones pasadas. Si eres lo suficientemente valiente para enfrentarte a ellas y saber comprenderlas y evolucionar puede que aún puedas llegar a ser alguien que valga la pena.

Has conseguido que la tierra que me conforma se endurezca convirtiéndose en piedra dura con corazón de lava. Todos tus intentos de hacerme daño chocarán contra mí y rebotarán a ti. Te estrellarás contra mi voluntad de no doblegarme y eso puede provocar dos reacciones, o recrudeces tus intentos consiguiendo destrozarte en el intento o comprendes que el dolor que tú provocas te acabará destruyendo a ti al final. Es tu elección como afrontes la ira de una bruja.

Porque una vez que se nos ha pasado, la ira se convierte en indiferencia. Nunca volveremos a gastar un segundo de nuestra mágica vida en ti. Pero tú… quien se enfrenta a la ira de la bruja no vuelve a ser el mismo.

Si sabes ver la oportunidad que significa, si sabes aprovecharla, te convertirás en alguien diferente, más humilde y humano. Si eres capaz de ponerte en el lugar de aquellas personas a las que hieres y eres capaz de comprender que no tienes derecho a ello, podrás comenzar a sanarte por dentro.

Si no eres capaz de verlo, tu propia rabia, tu propia maldad te comerá por dentro. Y espero que eso nunca pase.

Porque yo no quiero que sufras.

Quiero que aprendas.

 

Hyedra de Trivia

 

 

Brujas debatiendo: Los inicios de una bruja. Maestras.

Estos días en los que estoy llevando a cabo el taller, conociendo a las chicas y observando cómo aprenden,  he estado recordando mis propios inicios. Cuando yo empecé a caminar conscientemente por este sendero. Creo que compré mi primer libro de hechizos antes de los 10 años, pero cuando quise buscar algo más serio, aprender de verdad de una buena fuente fiable, lo tuve difícil. En España aún no se publicaban buenos libros sobre paganismo o brujería. Y tampoco era fácil conocer a una buena maestra. Además no sabía por donde empezar a buscar.

Ahora veo en toda la gente que empieza mi misma curiosidad, mi misma ansia de saber. De conocer. Con una diferencia abismal: ahora tienen la oportunidad de aprender a un clic de ratón. Y el problema de ésta época con Internet y todo a su alcance es el contrario, hay demasiada información, la red está saturada. Hay muy buenos lugares de consulta pero también hay otros que no lo son tanto. Se publican muchos libros y se reeditan clásicos imprescindibles pero también hay otras publicaciones no tan buenas. El peligro ahora, además de la sobre información y la saturación, es la mala información.

Y junto con esta proliferación de publicaciones, otro de los peligros es la gran cantidad de maestras, gurús, guías, facilitadoras, etc. que hay últimamente. Tengo la suerte de conocer a muchas y puedo decir que son mujeres (y hombres) increíbles. Muy sabias, humildes y responsables. Verdaderas maestras. Pero hay algunas que no lo son. Yo he tenido mucha suerte, he de reconocerlo, nunca he conocido a una mala. Pero conozco testimonios de personas que lo han pasado muy mal al caer en malas manos. Gente a la que le ha costado mucho superar la desconfianza por todo el paganismo y la magia y volver al camino que su alma le pedía. Personas que han tenido que sanar heridas que otros causaron para poder seguir avanzando. Porque una mala maestra puede causar mucho daño.

Y todo ello me ha llevado a preguntarme por los inicios de los demás ¿Cómo fueron los vuestros? ¿Fue fácil o tuvisteis que esforzaros por encontrar libros o maestros que os guiasen? ¿Fue una buena experiencia o topasteis con desaprensivos? ¿Como os formasteis? ¿Cómo os gustaría que hubiesen sido esos inicios?

¿Me lo cuentas?

Hyedra de Trivia

 

Brujas debatiendo: Diosas y Dioses de las brujas

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Siempre hablo en mis textos de la Diosa y, ocasionalmente, del Dios. Sigo la tradición de la Diosa y para nosotros Ella es una con muchos rostros, al igual que Él. Pero no todas las  tradiciones y corrientes del paganismo y la wicca creen lo mismo.

Algunas creen en una sola conciencia creadora con dos rostros, uno masculino y otro femenino. Otras creen en diversos Dioses y Diosas individuales, normalmente estas corrientes adoran a panteones concretos como el griego, el nórdico o el egipcio. O están intentando reconstruir algunos menos conocidos como el celtíbero.

Aunque todos seamos paganos y pertenezcamos a las Religiones de la Tierra, no todos creemos de la misma manera en los Dioses, ni los honramos igual ni los vivimos igual. Pero siempre me han parecido muy interesantes las diferentes maneras en que lo hacemos.

En mi camino, honramos a la Diosa dentro de nosotras y también en todo lo que nos rodea. Vemos su rostro en cada rostro humano con el que nos cruzamos y en cada parte de su creación. Vemos a nuestro Dios en cada partícula de vida, en la fuerza que hace crecer la vegetación, en todo lo que es salvaje y libre y en el interior de cada habitante del bosque, de las montañas y los desiertos. Y también dentro de nosotras.

Y tú ¿Cómo vives a tus Dioses, a la Diosa, al Dios? ¿Cómo es tu experiencia? ¿Ella es Una, son Dos? ¿Un mismo principio creador con dos rostros, varias personalidades independientes…?

¿Cuál es tu historia con Ella, con Ellos?

 

Hyedra de Trivia

 

Los sueños perdidos de las brujas

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Todas soñamos. Todas tenemos ilusiones que esperamos ver convertidas algún día en nuestra realidad y que cuidamos y alimentamos casi en secreto. A veces son sueños grandes, casi imposibles desde el momento en el que nacen y a los que permitimos nacer porque nos arrancan sonrisas sorprendidas y suspiros cargados de “si pudiera…”. Son los sueños que desafían toda ley física y humana, pero existen para recordarnos todo lo que nuestra mente es capaz de imaginar.

Hay otros sueños que, aunque posibles, no son menos grandes, y casi igual de irrealizables. Esos sueños que, para conseguir cumplirlos, tendríamos que haber nacido en otro sitio, con otra fortuna, con otro futuro…

Hay sueños pequeños, realizables, que son los que nos mantienen vivos. Pequeños grandes proyectos que nos hacen levantarnos cada mañana con ilusión. Que son la razón de nuestra vida y que nos recuerdan cada día que somos capaces de ser felices, que somos valientes y luchadoras.

Pero hay otros sueños, esos que escondemos en el fondo de nuestro corazón. Esos que ya sabemos que nunca se cumplirán porque es tarde, porque perdimos la oportunidad, porque no supimos ver a tiempo que ya apenas quedaba tiempo… Esos que sepultamos muy hondo para no tener que aceptar que jamás vivirán pero que de vez en cuando afloran, nos arrancan una lágrima y un suspiro de nostalgia por una vida que no fue.

¿Quién no tiene un sueño perdido? ¿Quién no sabe que su vida podría haber sido distinta? A veces las brujas tenemos tendencia a vivir en el pasado. No sólo tratando de recordar otras vidas, también ésta. No es un secreto que las emociones nos afectan profundamente y sentimos a veces hasta un límite casi insoportable. Todas las pérdidas, las heridas, las tristezas que otros olvidarían en poco tiempo, para nosotras permanecen durante años. Muchos. Porque sabemos que todos esos momentos que nos desnudaron y nos dejaron expuestas fueron los que nos convirtieron en las que somos hoy.

Y entre esos momentos, guardamos como tesoros los sueños que dejamos ir, porque con ellos se nos fue un poquito de nuestra risa. Un poco de nuestra esperanza. Recordamos el momento en el que fuimos conscientes de que habíamos perdido la oportunidad, cuando tuvimos que enfrentarnos a la realidad y dejar ir aquello que habíamos acunado durante tanto tiempo. Y corremos el riesgo de aferrarnos demasiado, de no soltar ese pasado y vivir a medias. Siempre con un pie en un presente sin sueños y el otro en un pasado en el que no supimos actuar. Sin llegar nunca a un futuro donde podríamos soñar de nuevo.

En ese momento la bruja tiene dos opciones, la primera es intentar con todas sus fuerzas y toda su magia que su deseo se cumpla. Y con ello se agota inútilmente y pierde poco a poco el corazón. Tal vez sea por ello que algunas brujas acaban haciendo un mal uso de la magia. Cuando te convences de que nunca serás feliz sin aquello que anhelas y dejas que la amargura y la tristeza se instalen para siempre en tu interior, cuando te aíslas de los demás y de sus alegrías, cuando ya no te importa si otros sufren y lo único que persigues es algún tipo de alivio para tu alma atormentada… puedo llegar a entender que se extravíen en el camino.

La otra opción es guardar ese sueño perdido con cariño, para recordar siempre lo que un día nos hizo vivir, pero ser sabias y continuar adelante. Porque si algo ha demostrado el corazón de las brujas, es que es una fuente inagotable de sueños e ilusiones. Tal vez nunca conseguiremos aquello que perdimos, pero hay tanto aún por vivir, tanto por lo que luchar, tanto que conseguir…

Todas soñamos, sí. Y todas perdemos sueños. Pero no importa la edad que tengas, mientras tus ojos se abran cada mañana, mientras tu corazón continúe latiendo en tu pecho y tú sigas respirando una vez más, seguirás teniendo una oportunidad de seguir soñando. Y alcanzar ese futuro.

Ahora que es tiempo de nuevos proyectos, vamos a limpiar un poco el fondo de nuestro almacén de sueños. Ese lugar donde los guardamos mientras van aprendiendo a volar solos por el mundo. Vamos a rebuscar por sus rincones hasta encontrar aquellos que ya no tendrán oportunidad de vivir. Vamos a sacudirles el polvo, vamos a mirarlos de frente y nos vamos a atrever a decirles adiós. Recuerda tu sueño perdido, aquél al que más dolió renunciar y escríbelo en un papel. Recuerda cómo nació, recuerda cómo lo cuidabas imaginando cómo sería, recuerda el momento en el que supiste que nunca sería real. Escríbelo todo y llora si lo necesitas. Grita si lo deseas. Límpiate de la tristeza y la pena. Y cuando estés lista, déjalo ir. Quémalo y entrega sus cenizas al viento. Que regrese al lugar del que vino antes de prender en tu imaginación. Déjalo libre para liberarte tú.

Ahora seca tus lágrimas y mira hacia delante. Hacia todos esos días nuevos y vacíos que podrás llenar con ilusiones, con risas, proyectos y nuevos sueños. Llénalos con magia, con esperanza y la aceptación de que, a veces, los mejores sueños son aquellos que todavía no han nacido.

Y si eres una de esas brujas que se perdió, no te preocupes, el camino siempre nos encuentra de nuevo si de verdad lo deseamos.

Puedes soñar con ello.

 

Hyedra de Trivia

Brujas debatiendo:Los Ancianos de la Tribu

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Photography: The wise woman Author: Angela Harper https://500px.com/angelaharper

 

Hace tiempo vi un reportaje en el que una pareja de ancianos vivía sola y el hombre había tenido que llamar a emergencias porque su esposa se había caído de la cama, se había hecho daño y él no había podido ayudarla. Lo que más me impactó fue ver a aquél hombre llorando desesperado de impotencia y soledad.

En este mundo tan moderno, tan rápido, tan digitalizado y social, nos estamos dejando atrás a la mayoría de la población. Nuestros ancianos no nos siguen el ritmo, no pueden, se desconectan de la sociedad. Nosotros, sus hijos y nietos vivimos cada vez más centrados en nosotros mismos y en, los que tenemos cierta edad, no perder el tren del progreso.

El resultado es que ellos cada vez están más solos. Por suerte nuestra calidad de vida es buena y llegamos a edades avanzadas con relativa buena salud. Pero, ¿Qué pasa con estas personas de setenta y muchos, ochenta, que cada vez necesitan más ayuda y no la tienen? Están solos, enfermos, cada vez más desconectados de un mundo que ya no entienden sin nadie que les mire a los ojos y le diga: estoy aquí. Yo recuerdo quién fuiste, quién eres aún.

Tengo amigos solteros y sin hijos cuyo mayor miedo es envejecer solos. Yo misma me pregunto a veces como será mi vejez, y aunque el pasado tuvo sus cosas malas, una de las que sí eran buenas y hemos perdido es el cuidado a nuestros ancianos. Antes la tribu entera cuidaba de ellos, formaban parte de los Consejos, eran tenidos muy en cuenta y eran miembros valorados de la comunidad. Cuando ya no podían valerse por sí mismos, la tribu, el clan, lo hacía por ellos. Yo lo he vivido en mi familia, es lo natural para mí.

Los paganos decimos que estamos tratando de recuperar las antiguas tradiciones, las antiguas costumbres. Creo que una de las principales que deberíamos recuperar es ésta. El cuidado de nuestros Ancianos. Volver a venerar la sabiduría que da la experiencia y la edad, pero de verdad. Porque si tenemos suerte, todos vamos a llegar a ella.

¿Qué opináis? ¿Estamos a tiempo de cambiar esta tendencia o la individualidad se impondrá en todo, incluso entre las brujas?

Hyedra de Trivia

Recuperando a nuestra Doncella

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The Force Autor de la imagen: TOMAAS tomaas.com

 

En esta época del año celebramos Imbolc, el periodo del año intermedio entre el Solsticio de invierno y el Equinoccio de primavera. Uno de los ocho radios que forman la Rueda del Año. Es el momento dedicado a todo lo que empieza, lo que se está gestando, lo que germina. Celebramos la promesa de una primavera que aún no es, pero que ya se está preparando para ser. Y a un nivel más personal y humano, celebramos el aspecto de Doncella de nuestra Diosa reflejado en nuestra propia infancia.

¿No escuchas unas risas que te llaman? ¿No sientes la necesidad de olvidarte de todo y jugar, y reír, y recordar que la vida es para ser feliz? Ella llega cada año para recordarnos que aquella niña que fuimos nunca se marchó del todo, que aún espera en el fondo de la mente de la adulta que somos hoy que cumplamos las promesas que nos hicimos,  que cumplamos nuestros sueños, y seamos las adultas que un día quisimos ser.

Aunque no todas tuvieron una infancia feliz.  Conozco brujas que de niñas fueron obligadas a crecer deprisa, con padres ausentes y hermanos pequeños a los que cuidar sin que fuera su obligación. Obligadas a ser madres sin haber terminado de ser niñas. Conozco a otras que tuvieron que soportar palizas (tanto a sí mismas como a sus hermanos y madres) por parte de una figura paterna violenta que desvirtuó para siempre su imagen de lo que es el hombre. También madres violentas y en ocasiones, ambos. Otras tuvieron madres físicamente presentes pero emocionalmente ausentes y tuvieron que crecer sabiendo que no eran queridas. Otras fueron armas que sus progenitores usaban para arrojarse entre sí. Otras enfrentaron una muerte temprana de uno de los dos o ambos y aprendieron demasiado pronto el significado de la pérdida.

Cuando algo así pasa durante los años de la niñez, en la edad adulta cuesta mucho conectar con la Doncella porque significa dolor, tristeza o rabia y se bloquean los recuerdos. Cuando para las demás brujas es un momento de alegría y juego, para ellas es un tiempo de enfrentarse a fantasmas que aún duelen y corrompen nuestra magia desde dentro.

Ser bruja, sacerdotisa o chamana no es nada fácil. En algunas culturas nos llaman las sanadoras heridas porque no puedes curar a otras sin haberte curado a ti misma. Y todas, absolutamente todas, tenemos heridas que sanar porque hemos crecido en una cultura que tapa el dolor, tapa las experiencias negativas, tapa la infelicidad. Nos obligan a sonreír continuamente, a decir siempre que todo está bien, incluso hay frases motivadoras que animan a sonreír como señal de fortaleza cuando por dentro te estás rompiendo. Y es un tremendo error. La verdadera fortaleza reside en reconocer que no estás bien y en pedir ayuda para superarlo. Pero está mal visto, porque desde niñas nos han dicho que está mal quejarse, que lo que nos ocurre son “tonterías”, que no pienses en lo que te hiere y te animes…

Y cuando llegamos a la edad adulta no sabemos ser felices, no sabemos reír. No sabemos amar y mucho menos amarnos. Y cuando una mujer, una bruja, se da cuenta de esto y comienza conscientemente a curar sus heridas, destapa el dolor enquistado en su alma y sufre, a veces tanto que el miedo le atenaza y renuncia. Y se acostumbra a un dolor moderado, relativamente controlado y que se reduce a un sordo latido que le permite sobrevivir, pero no VIVIR.

Pero si no se rinde, si a pesar del estallido de dolor continúa adelante y se enfrenta a sus recuerdos y los mira cara a cara desde sus ojos de bruja adulta, una nueva vida se abre ante ella. Una nueva vida donde podrá darse permiso para ser feliz, para disfrutar de cada día de su vida sabiendo quién es. Y lo más importante, podrá ayudar a otras a sanarse.

Las heridas que nos hacen de niñas son muy peligrosas, forman cicatrices muy profundas y sobre ellas construimos nuestra identidad. Todo lo que somos, cómo vemos el mundo y cómo nos enfrentamos a él se basa en esas heridas mal cicatrizadas.  A veces para curarlas tenemos que deshacernos enteras y volver a crearnos desde unos cimientos sanos. Y hay que ser muy valiente para auto destruirse y volverse nada, para volver a crearse desde esa nada renunciando a todo lo que se era para poder SER.

Hay veces que solas no podremos. A veces hemos sepultado el dolor tan hondo que no llegamos a su núcleo. En ese momento no debemos dudar en pedir ayuda. Hay psicólogas y psiquiatras muy buenas que pueden guiarnos al corazón de lo que nos atormenta y luego traernos de vuelta. Algunas de ellas también son brujas y pueden enseñarnos a perdonar a aquellos que nos hirieron y, sobre todo, perdonarnos a nosotras mismas por haber llegado a pensar que era culpa nuestra y nos lo merecíamos, porque la mayoría de los niños se culpa por las acciones de los adultos.

Pero cuando una bruja se sana y consigue reparar las heridas de su infancia, su poder se vuelve inmenso. Es en ese momento cuando la bruja viaja hacia su centro y allí, se encontrará con la niña que fue, la abrazará y podrá decirle:

-“No te preocupes, todo está bien. Mira quién soy ahora, mira quién somos. Voy a devolverte lo que no tuviste. Prometo reír todas las risas que te robaron. Prometo jugar todos los juegos que te prohibieron, prometo soñar los sueños que no te atreviste a tener. Prometo bailar por todas aquellas veces que tu tristeza te lo impidió. Prometo crear un futuro donde no duelan los recuerdos del pasado. Prometo vivir para convertirme en la mujer de la que cualquier niña se sentiría orgullosa de ser. Prometo ser tan fuerte como para atreverme a pedir ayuda si algún día lo vuelvo a necesitar. Prometo darte todo lo que no pudiste tener: millones de sonrisas y miles de días felices.

Me lo prometo.”

Y cuando lo hayas conseguido, ven a jugar conmigo.

Yo te estaré esperando.

 

Hyedra de Trivia

 

Brujas debatiendo: ¿Cuál es tu tradición?

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El Paganismo, la brujería, las Religiones de la Tierra cada día son más visibles y reconocidas. Pero dentro de nuestro mundo, hay muchos caminos diferentes, muchas tradiciones. La mayoría tenemos una base común también características muy parecidas. Pero otras presentan diferencias evidentes.

Me considero una bruja y una persona respetuosa y todas las tradiciones me parecen igual de válidas. Tengo amigos en varias de ellas y me encanta que me hablen sobre cómo son, cómo viven y sienten ellos el paganismo o la brujería (hay tradiciones de brujas que no se consideran paganas). Además, creo que el hecho de que la mía sea perfecta para mí, no significa que lo sea para todo el mundo.

Por eso me pregunto, vosotras, brujas que me leéis, ¿Qué opináis de las distintas tradiciones? ¿Cuál es la tuya? ¿Qué fue lo que te hizo sentir que esa y no otra era la tuya, tu camino?

¿Cuál es tu tradición?

Hyedra de Trivia

Sacerdotisa y Bruja

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Imagen de autor desconocido

 

En nuestros días y en las tradiciones paganas actuales, la palabra sacerdotisa y bruja suelen aparecer en los mismos contextos. Sé que os ha llamado la atención porque  algunas de vosotras me habéis preguntado cuál es la diferencia entre ellas. Ya os he comentado en alguna ocasión que a lo largo de la Historia las sacerdotisas de religiones paganas han sido acusadas de brujería. Adorar a Dioses ajenos era considerado brujería, cualquier rito religioso extraño a quién lo veía, cualquier símbolo o práctica de pueblos desconocidos era tachado de brujería, por lo que en sus inicios eran lo mismo. Con el tiempo el concepto de bruja se desvirtuó y perdió su asociación al sacerdocio, pero en los archivos de la Inquisición, entre los cargos con los que se acusaba a las verdaderas brujas encontramos el de perpetuar cultos precristianos y adorar a falsos dioses. Es decir, ser sacerdotisas de antiguas religiones, o al menos ser las guardianas de lo que quedaba de ellas.

En la actualidad la mayoría de nosotras somos las dos cosas. Sé que en el fondo son lo mismo, pero si tuviera que explicar la diferencia sería ésta, la que dimos tres miembros de mi tradición cuando se nos hizo esta misma pregunta durante una reciente entrevista:

La bruja es una mujer que estudia su relación con el mundo que la rodea, desde que se levanta hasta que se acuesta (y aún mientras duerme) percibe el ritmo del mundo en el que vive y su propio lugar en él. Presta atención a los cambios que se producen y que le marcan el paso del tiempo y a lo largo de sus años aprende a relacionarlos con sus propios cambios internos. Es una mujer que experimenta con el poder que la naturaleza pone a su alcance, incluido el suyo propio. Investiga las propiedades de las herramientas que la tierra pone a su disposición: hierbas, piedras, agua, el viento, el fuego… su propio cuerpo y su propia energía. Emplea muchas horas de su tiempo en aprender de otros, de sí misma, de sus ciclos internos tan ligados a los externos del planeta. Pasa incontables momentos viajando hacia dentro de sí misma para conocerse y reconocerse. Y para encontrarse, dentro de sí, con la divinidad que sabe que la habita.

La bruja levanta altares a antiguos Dioses de la vida y la muerte, pero su relación con ellos es personal e íntima. Celebrará los cambios de las estaciones y de las estrellas y creará miles de hechizos para hacer de su mundo un sitio mejor. La mayor parte del tiempo trabajará sola. Su trabajo se aplica sobre una sola persona. Ella. Si quiere dominar la magia debe conocer su fuente, que es ella misma. Las revelaciones que tendrán lugar durante sus incursiones en la naturaleza, se producirán sólo en ella porque están provocadas por todo el conocimiento que ha adquirido antes.

A veces trabajará con otras para conjurar un objetivo común, o se reunirá en un Akelarre para celebrar fiestas mágicas, para compartir conocimientos y crear lazos de unión. Para dar la bienvenida a nuevas brujas a la comunidad o para enseñar a otras que empiezan en el camino. Las brujas de nuestro tiempo creamos grandes redes que se extienden no sólo por el país, sino por todo el mundo. Pero su evolución como persona, como mujer y como bruja, será a solas.

La sacerdotisa realiza los mismos actos que la bruja, pero de cara a una comunidad. Las sacerdotisas paganas no nos consideramos intermediarias entre la divinidad y las personas porque no es necesario. Cada Ser está en perpetuo contacto con la Diosa porque ya somos parte de Ella. Todas la llevamos dentro, es parte de nuestra esencia por lo que la existencia de una figura intermediaria es totalmente innecesaria. Pero lo que sí hacemos es facilitar a los demás la forma de encontrarla, de restablecer un contacto que creían perdido o que se ha olvidado. Realizaremos hechizos para la comunidad, invocaremos a nuestra Diosa para traerla entre nosotras. Levantaremos altares comunes para que todos puedan Honrarla.

La sacerdotisa también es la encargada de oficiar ceremonias religiosas que atañen a toda la comunidad, somos nosotras quienes damos la bienvenida y presentamos ante el mundo a los recién nacidos. Somos nosotras quienes unimos las manos y los corazones de las parejas en sus matrimonios mientras su amor dure. Somos nosotras quienes celebramos con las jóvenes su menarquía y también celebramos con nuestras sabias la menopausia en su madurez. Somos nosotras quienes damos soporte espiritual a cualquier miembro de la comunidad que lo solicite y quienes acompañamos en su último viaje a aquellos que regresan a la Madre.

Somos aquellas que repiten sus 10.000 nombres en alto para que no se olviden. Para que se recuerden de nuevo. Somos la cabeza visible que sirve de faro a todas las que la buscan a Ella. Todo nuestro trabajo está volcado hacia el exterior.

Pero nada de esto sería posible si no contásemos con todo el trabajo de bruja que hemos hecho con nosotras mismas. Con toda la sabiduría, conocimientos y experiencias que hemos ido adquiriendo en nuestro trabajo solitario.

Para mí, ambas son las dos caras de una misma función. La bruja es la mujer que viaja a su interior en soledad para encontrarse con la Diosa, aprender de Ella y comprender quién es ella como mujer y regresa al exterior para mostrar al mundo, como sacerdotisa, el camino hacia Ella. Para ser su faro y, en definitiva, guiar a todos aquellos que la buscan, para que puedan empezar su propio viaje.

Las brujas sacerdotisas somos un umbral. Somos una puerta.

Somos la Voz que anuncia Su Regreso.

 

Hyedra de Trivia

 

Brujas debatiendo: Hechizos de Amor

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Imagen: Kitchen Witch Autora Jane Aspen http://jane-aspen.deviantart.com/

 

Hoy es viernes y de nuevo Palabra de Bruja es vuestro. Últimamente algunas personas han contactado conmigo para pedirme hechizos o rituales para recuperar a sus ex parejas. Siempre me niego. Primero porque no suelo hacer trabajos mágicos para otros, y segundo, soy de esa clase de brujas que piensa que nunca se debe hacer magia sobre otra persona sin su permiso. Incluso si es para hacer algo bueno como sanación o cosas parecidas. Siempre, siempre, hay que pedir permiso antes.

Esto se aplica a los hechizos amorosos, nunca los hago. Entiendo y conozco la desesperación y el dolor que se puede llegar a sentir cuando la persona que amamos nos deja, pero no creo que una buena muestra de nuestro amor sea obligar a alguien a permanecer a nuestro lado contra su voluntad. Sería querer secuestrar su libertad.

Y por otro lado, cualquier persona se merece tener al lado a alguien que le ame de verdad. ¿Por qué tendríamos que conformarnos con alguien que en realidad no nos quiere, que preferiría estar con otra persona o lejos de nosotras? Merecemos alguien que nos quiera de la misma forma en que nosotras somos capaces de hacerlo.

Si de verdad amamos a alguien, la mayor prueba de amor (tanto hacia esa persona como hacia nosotras mismas) es respetar sus decisiones y darle libertad para elegir. Los únicos hechizos de amor que hago son aquellos destinados a potenciar el amor por mí misma, por todo lo que me rodea y sólo me los hago a mí o a quien me lo pida y me dé permiso.

¿Cuál es vuestra opinión sobre ésto? ¿Os lo han pedido alguna vez? ¿Tenéis alguna anécdota sobre ello?

La Palabra de Bruja es vuestra.

Ellos. Los brujos.

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Imagen: Herne Autora: Lorelyne http://lorelyne.deviantart.com/

Siempre hablo de brujas, ¿verdad? ¿Qué pasa con los brujos? También hay brujos y no los mencionas, me decís a veces en vuestros comentarios. Sí los hay, os respondo. Están incluidos en mis textos, ellos siempre están presentes. Aunque como la gran mayoría de quienes me leen son mujeres, siempre hablo en femenino. Pero…

Hoy quiero hablaros de ellos. Claro que hay brujos, en mi vida hay unos cuantos. Es cierto que no muchos, su número es escaso, pero los pocos que hay valen por cientos. Hay distintos tipos  así como hay distintos tipos de brujas, pero yo os voy a hablar de los que  conozco. De aquellos con quienes comparto mi camino y de todos aquellos que son Hijos de la Diosa.

Reconozco que ser un brujo hoy día es difícil. Son hombres íntegros, porque habiendo nacido dentro de un sistema patriarcal, han tomado la decisión de romper con él y volver sus pasos hacia otro completamente diferente. Han decidido mirar a los ojos a una Diosa Mujer y han decidido quedarse allí, entre esos brazos que no juzgan, que no ordenan, que no someten. Simplemente esperan, pacientes, a que poco a poco vayamos encontrando el camino hacia Ella.

En sus palabras se siente una emoción que pocas veces se ve en otros hombres. Me cuentan cómo desde niños se sentían distintos, cómo algo dentro les llamaba y buscaban un sentido a su vida más allá de lo que solían hacer otros de sus amigos. Su forma de ver la vida, a la mujer, a sus amigas, hermanas y madres y a la misma Naturaleza, era distinta del resto. Su forma de entender cómo funciona este planeta, la religión, su percepción de la magia, era distinta…

Son hombres sinceros, porque para caminar por este camino y avanzar se requiere de ellos una honestidad brutal. Primero tienen que enfrentarse a sí mismos y reconocer que todo lo que les han enseñado desde niños está equivocado. Que el papel que se espera de ellos y para el cual han sido preparados no es el rol para el que han nacido. Deben, por decisión propia, despojarse de muchos comportamientos aprendidos, de ideas y prejuicios que la sociedad nos inculca desde la cuna. Deben hacer un examen profundo de quiénes son, de qué les sobra para convertirse en quienes quieren ser y enfrentarse a sí mismos y a la Diosa a la que quieren seguir, desnudos. Sólo así pueden saber la verdad sobre el mundo y su lugar en él.

Son valientes, porque las brujas no abandonamos el mundo y nos retiramos en clausura. Continuamos entre la gente. Nos relacionamos con nuestro entorno y la mayoría de nuestros amigos y familiares no son paganos.  Requiere mucha valentía ser un seguidor de la Diosa en un mundo de Hombres: enfrentarse con los hombres que les rodean día a día y a sus comentarios y hábitos arraigados desde hace siglos requiere mucho valor y coraje para combatirlos. Para demostrar que hay otras maneras de ser hombre. Para exponerse al rechazo y desprecio de sus semejantes.

Son hombres curiosos. Les interesa tánto el mundo interior de la mujer que se acercan a nosotras como niños, con mil preguntas y un halo de sorpresa al descubrir lo diferentes que somos. Lo iguales que somos también. La voz les vibra cuando invocan a la Diosa, pero aún les vibra más cuando invocan al Dios, porque en la figura del Señor Astado encuentran una afinidad que no han encontrado antes en nada. Un Dios orgulloso de su naturaleza salvaje, fértil, libre y amante. Esposo e hijo. Siempre consorte junto a Ella. De su lado y de su mano. Un Dios al que no se le exige que cuide, que provea, que sirva o domine. Simplemente ser su compañero, junto a Ella. En libertad.

Y esa libertad brota en chispas de luz de los ojos de los brujos, en los que se adivina la sombra verde del bosque en el fondo.  En ellos se aprecia la fortaleza de las antiguas piedras sagradas, la sabiduría de los siglos que se hunde en el tiempo como las raíces de árboles milenarios. Y en sus risas se adivina la frescura de la espuma de las olas cuando rompen en la orilla. Compartir unas horas de conversación con un brujo, es atisbar un poquito de lo que la Humanidad podrá ser cuando se sacuda las ideas que la encadenan.

Son artistas, músicos, bailarines, artesanos, escritores…. Pero también son carpinteros, informáticos, estudiantes, psicólogos, historiadores….

Su magia es poderosa, como la nuestra. Y junta es fuerte y duradera. En los rituales emana de ellos en oleadas suaves y potentes, ligeramente diferente de la nuestra pero complementaria. Cuando se unen las voluntades de todos, se crea una energía cálida y casi podría decir  saciante. Como si hubiéramos conseguido aquello a lo que aspiramos. Ser todos juntos, por encima de todo, personas.

Nuestros brujos tienen ahora una responsabilidad enorme sobre sus espaldas. Nosotras llevamos mucho tiempo recuperando y reconstruyendo nuestros ritos y nuestra identidad, pero sobre ellos recae la misión de ayudar a crear a un nuevo Hombre. Son ellos los que tienen que guiar a las nuevas generaciones masculinas mostrándoles que hay otro camino. Diseñando ritos de paso basados en la colaboración, el respeto y el amor y no en la lucha, la potencia física y el dolor. Son ellos los que, con su ejemplo, abrirán nuevas sendas para otros. Y es difícil, porque aquellos hombres que quieran acercarse a la Diosa tienen que aprender lo que, en mi opinión, más le cuesta al Hombre debido a la forma en la que se le ha educado: mostrarse vulnerable. Dejar caer todos los escudos y defensas y acercarse a la Diosa con todas sus emociones y sentimientos a flor de piel, con el corazón en la mano y decirle:

-Toma. Es tuyo.

Porque esa será la forma en que lo recupere.

 

Hyedra de Trivia

 

(Dedicado a Saucco y a Hector. Mis hermanos, dos de los brujos que están destinados a guiar a esa nueva generación de Hombres y que, día a día, me demuestran lo que es ser un Hombre de verdad. Y a Rafa, ya sé que no eres pagano ni brujo, pero tú también eres uno de esos nuevos hombres tan necesarios y con tu ejemplo y tus palabras, muestras el camino a otros. Os honro a todos)

Brujas debatiendo: Una bruja de cara al mundo

Reunión de brujas

Fotograma del film «El Crisol»

 

Esta es una de las novedades de las que os hablé. Aquí tendréis voz. A partir de ahora publicaré las nuevas entradas los lunes y los viernes los reservaré para vosotras. Cada viernes propondré un tema a debatir y podréis contar y exponer lo que queráis.

Y para inaugurar la sección se me ha ocurrido que podríamos hablar de cómo ha sido nuestra experiencia con nuestro entorno. Cuando nos presentamos como brujas ante el mundo, ¿Cómo han reaccionado? ¿Qué anécdotas podemos recordar? ¿Aún estáis en el armario de las escobas?

Contadme quiénes sois, cuál es vuestra tradición, cuál es vuestra historia. Este post es todo vuestro.

Recordad que es un debate, ante todo os pido respeto y empatía. Los comentarios groseros o insultantes no serán publicados.

Os cedo la palabra de bruja. Bienvenidas.

Hyedra de Trivia

Un año embrujado

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Imagen de autor desconocido

La vida de una bruja a lo largo de un año está llena de fechas para recordar: Lunas llenas, Lunas oscuras, Lunas crecientes y menguantes; fechas propicias para hechizos, festividades antiguas… y los ocho grandes festivales que conforman lo que nosotras llamamos La Rueda del Año. Ocho ocasiones en las que las brujas celebramos el ritmo interno de este planeta en el que vivimos y su danza en su viaje por el universo. El calendario de una bruja está lleno de fiestas, porque a diferencia de otros cultos y creencias, las brujas pensamos que la vida está creada para disfrutarla y celebrar cada momento de ella. Lo celebramos todo y no hace falta insistirnos mucho para remangarnos las faldas, sacudirnos los zapatos y salir a bailar en círculo liberando cabelleras y risas.

Y parte de esa alegría y celebración se basa en el hecho de saber que el viaje que hacemos a través del tiempo durante un año, lo realizamos también a través de las enseñanzas de la naturaleza y a través de nosotras mismas. Es un viaje en el que ponemos toda nuestra atención en los cambios que se producen a nuestro alrededor para comprender los que se producen en nuestro interior. Y aunque cada año se repiten los mismos ciclos, cada viaje lo realiza una bruja distinta. Todo lo que aprendemos de nosotras mismas y del mundo durante una Rueda, nos cambia y convierte en personas diferentes en la siguiente. Siempre cambiantes, siempre únicas, viajamos de estación en estación, de año a año, bailando, aprendiendo, reencontrando y conociéndonos una vez más en cada giro de la Rueda. Una Rueda compuesta por ocho radios que se repiten una y otra vez, en un viaje cíclico y eterno.

En Primavera el mundo nos enseña a recordar los principios. A echar la vista atrás y ver dónde está la niña que fuimos, encontrarla en nuestro presente y sanar las heridas que puedan haberla marcado y que aún le duelen a la adulta que somos. Es tiempo de aprender que nunca es tarde, que siempre hay nuevos brotes, nuevos comienzos y que robarle al día unos momentos para jugar es invertir en nuestra felicidad presente y futura. La Tierra nos muestra cómo de su profunda oscuridad brotan las más bellas flores, cómo la vida despierta buscando los cálidos rayos del Sol que hace poco regresó. En el Equinoccio de Primavera celebramos con flores, con huevos decorados recordando el huevo de la vida, celebramos a la Diosa Doncella que juega entre los árboles y las flores con sus ninfas niñas. Celebramos el retorno de la vida y el equilibrio de la luz y la oscuridad.

A medio camino entre el Equinoccio de primavera y el Solsticio de Verano, celebramos Beltane. El Primero de Mayo. El momento en que la Tierra está fecunda, preparada para recibir la simiente de los frutos del verano. Los campos están listos para sembrar el cereal y la sangre nos baila en las venas calentando cuerpos y almas. Es el matrimonio de nuestra Diosa Amante con su consorte, el Dios Astado, el Señor de la Fertilidad y de todo lo que es salvaje y libre. Celebramos el don de la sexualidad y sus frutos.  Es tiempo de reconciliarnos con lo que somos y agradecernos ser, de hacer las paces con nuestra imagen y nuestro cuerpo y darle todo el amor y el cariño que se merece. Celebramos el amor en todas sus formas y manifestaciones. Celebramos el orgasmo creador de universos y mundos. En Beltane encendemos hogueras y bailamos, y hacemos el amor encarnando en nosotras a la Diosa, celebramos la sensualidad de nuestros cuerpos amándonos y amando a otros. Celebramos el acto que da origen a la vida.

En el Solsticio de Verano nuestra Señora, ya una mujer joven adulta, disfruta del pleno amor del Dios en su máximo poder. Ella está embarazada y Él comienza a perder energías mientras se transforma en el grano que yace esperando a brotar. A partir de mañana los días serán cada vez más cortos, recordándonos que incluso en la plenitud de la vida, todo está condenado a marchitarse y morir para renacer de nuevo. Hoy quemamos en una gran pira todo aquello que nos impide llegar hasta nuestro futuro, hasta nuestro destino, todo aquello que cargamos a nuestras espaldas y que no nos deja convertirnos en quien debemos ser. Nuestra mejor versión. Es tiempo de buscar a la mujer que eres, qué te gusta, cuáles son tus sueños, cual es la vida que quieres vivir y qué vas a hacer para conseguirla. En esta noche de verano y fuego celebramos la vida que crece esperando a nacer.

Entre el Solsticio de Verano y el Equinoccio de Otoño, los campos están cubiertos de oro, los árboles frutales están pesados y cargados de sus jugosos frutos que nos llenan de agua durante los cálidos y dorados días estivales. Llega Lammas, el primero de agosto. La fiesta de la cosecha. Nuestra Diosa embarazada es ya una mujer en toda su plenitud, redondeada y con un prominente vientre en el que se gesta el futuro del mundo. Es tiempo de recoger lo que hemos sembrado y aceptar que hemos sido las madres de la vida que nos hemos creado. También es momento para explorar nuestra creatividad. Las mujeres no sólo parimos hijos, también parimos ideas, creaciones, arte, libros, caricias. Toda bruja es una madre que se pare a sí misma cada año, junto con nuevos sueños, nuevos hechizos, nuevas ansias de conocimiento. Nueva magia que añadir a la antigua. Toda bruja es madre de su poder. Esta noche celebramos el poder de crear vida.

Y en el Equinoccio de Otoño celebramos la última cosecha. Los últimos granos de vid que fermentarán para convertirse en el vino sagrado. Celebramos el sacrificio del Dios que está muriendo para alimentar a los hijos de la Tierra. Celebramos la belleza y la sabiduría de la madurez de nuestra Señora, que ahora en un último esfuerzo nos muestra sus más intensos colores y su última explosión de vida. Es tiempo de aprender a aceptar la madurez que también nos llegará a nosotras, y encontrar la belleza que se esconde en los últimos días de la juventud. Es momento de aprender que, ésta vez, el equilibrio entre la luz y la oscuridad se decantará por ésta última y que eso también es bueno. El otoño es la estación de la brujas, tal vez porque reconocemos ese Sacrificio de la Madre en nosotras, las brujas sacrificamos nuestra juventud muy pronto porque todo lo que traemos con nosotras de otras vidas nos hace llegar a un otoño del alma  a una edad temprana. La mayor parte de nuestra existencia es un largo día dorado de otoño en el que los velos de nuestros ojos y los velos que separan los mundos, caen sin cesar como hojas al viento a lo largo de los años hasta que ya nada nos ciega. En esta noche celebramos la sabiduría de aceptar que la vida pasa y el tiempo nos cambia.

Y tras el Equinoccio, a medio viaje hasta el Solsticio de Invierno, las puertas que separan los mundos se abren para permitir el regreso de aquellos que se fueron y acompañar a nuestro Señor, muerto ya, para reinar en el otro mundo. Llega Samhain, cuando la tierra ya apenas da fruto y todo parece marchitarse y morir. Es tiempo de enfrentarnos con la certidumbre de que nosotras también moriremos así como muchas cosas de nuestra vida que creíamos eternas también murieron y se perdieron en el tiempo. Es el momento de aprender a dejar ir todo aquello que no podemos seguir llevando con nosotras. De enfrentarnos a nosotras mismas y reconocer que ya no podemos ni queremos seguir cargando con cadáveres que ya no tienen lugar en el mundo de los vivos. Tenemos que aprender a regalarnos la capacidad de saber decir adiós. Esta noche nos levantaremos frente al portal que separa los mundos y honraremos la existencia de nuestros antepasados, porque gracias a que ellos vivieron hoy nosotras podemos existir. Celebraremos la belleza de la oscuridad, el misterio de lo desconocido y el recuerdo de nuestros muertos. Esta noche celebramos que la muerte es sólo una parada más en el viaje de la vida.

Y en el Solsticio de Invierno celebramos el retorno del Sol. La vuelta de la Luz al mundo. La Tierra está sumida en el silencio, en el frío manto de la nieve, en la desnudez  y el sueño. Congelada y durmiente, la Tierra sueña con la primavera guardando en sus profundidades oscuras la promesa de la primavera. En esta noche, la más larga del año, el Sol retorna para recordarnos que la quietud no dura eternamente. Que ahora su calor apenas acaricia la superficie de su amada, pero la Diosa acaba de dar a luz al Niño Divino que cada día se hará más fuerte hasta que vuelva a despertar a lo que está dormido. Es tiempo ahora de imitar a nuestra Señora y volvernos hacia dentro. Las brujas descansamos en invierno, bajamos el ritmo y nos concentramos en nuestro interior, porque es allí donde se encuentra todo lo que hemos ido aprendiendo durante el año. Es ahora cuando por fin nos centramos en ello y comprendemos. Iniciamos un viaje hacia nuestro corazón que durará hasta la primavera. No es tiempo de tomar decisiones, no es tiempo de emprender. Es sólo tiempo de soñar, de observar, de conocernos y valorar la sabiduría que llevamos dentro y que sólo se puede alcanzar tras haber pasado las etapas anteriores. Nuestra Diosa, ahora anciana, nos muestra el gran valor de la edad y la experiencia. Nos enseña a amar y honrar a nuestros mayores, y a toda una vida de aprendizaje. Esta noche celebramos que en la más profunda oscuridad es dónde se nutre la vida.

Y entre el Solsticio de Invierno y el próximo renacer de la primavera nos encontramos en Imbolc. La fiesta de la leche. La Diosa aún duerme pero su sueño es más ligero. Un leve calor comienza a filtrarse hasta las profundidades oscuras y calienta las semillas que se agitan. Las nieves poco a poco se derriten. Alguna flor valiente se atreve a abrir sus pétalos buscando la belleza del día. Los corderos nacen y pronto los lobos se aparearán. Los arroyos de la montaña comienzan a correr abriéndose paso entre la blandura blanca. La vida aún no ha vuelto, es tan solo un proyecto, pero su certeza se huele en el aire. Todo es puro, el silencio del invierno se rompe con los primeros sonidos de pisadas y cantos en el bosque. Todo es una gran promesa de novedades y cambios. Es tiempo de emerger de nosotras mismas y proyectar nuestro futuro, de crear nuevos caminos en la vida, de organizar nuevos inicios para nosotras. De acumular energías para la explosión de vida que se acerca. En Imbolc encendemos velas para celebrar el retorno del calor y la luz que traerán la vida de vuelta, bebemos leche para recordar que los corderos que nacen nos aseguran una nueva primavera. Esta noche celebramos que tras la quietud y el sueño de la muerte, la vida siempre regresa una y otra vez.

Esta es nuestra Rueda del Año, en la que aprendemos, estudiamos al mundo y a nosotras mismas y celebramos, siempre celebramos, la vida.

En ella encontramos la sabiduría que convierte todos los años de la vida de una bruja en algo que merece ser vivido, amado, celebrado y sobre todo, en algo embrujado.

Bienvenidas al misterio de la Rueda del Año.

Hyedra de Trivia

Buscando el Invierno

 

Este año el Solsticio es extraño. La energía que nos rodea no es igual que años anteriores. Al menos yo no la siento igual. Vivimos momentos extraños no sólo a nivel social, también a nivel climático. Mi alma de bruja cambia y se mueve con las estaciones, y este año me cuesta porque la misma tierra está parada. El otoño no ha llegado del todo cuando debería ser ya invierno. No hay frio, no hay vientos helados que activen mi sangre. No hay mañanas de brumas entre los árboles. No hay nieve ni quietud. Y mi cuerpo y mi mente se rebelan porque no debería ser así. No debería echar de menos todos los pequeños placeres que el frio y el invierno traen con ellos y este año no están. Estoy enfadada porque la mano egoísta y sin conciencia del Hombre me está robando a mí, y a todas vosotras, el invierno.

Así que este año, y mientras los fríos no lleguen, voy a convertir mis días en una búsqueda. Voy a dejar que la persona adulta que soy se retire a un segundo plano y voy a devolver esta estación a quién verdaderamente le pertenece, a mi niña bruja que está impaciente por recuperar sus días. Este año voy a pedirle a las criaturas mágicas del invierno, las Hadas, Mamá Noel, los Reyes Magos y todas y cada una de las energías mágicas del Solsticio, que me traigan más ilusión. Que alejen la tristeza y la desesperanza y me quiten el velo de la madurez. Durante estos días de vacaciones que vienen, voy a vivirlo todo con la emoción y la inocencia de mi niñez. Y voy a jugar a encontrar el invierno y traerlo de vuelta.

Voy a subir a las montañas a buscar el frio que me hace saltar y moverme, el que hace que mi sangre fluya rápido y me despierte. Voy a buscar copos de nieve perdidos en el aire para abrir la boca y dejar que caigan y se disuelvan en mi lengua. Voy a grabar en mi mente el sonido de mis pies al hacer crujir la nieve y el silencio que reina entre los árboles para recordarlo todo  después, cuando esté en mi cálida cama soñando con los cielos grises de los días de tormenta.

Voy a salir a caminar por la ciudad y dejar que las luces y la música y la risa de los niños que invade las calles me contagie su alegría. Voy a visitar tiendas de juguetes y me voy a perder por sus pasillos mientras grito en mi mente: ¡Me lo pido! tantas veces que al final lo querré todo. Voy a comer turrón y bombones y roscón y voy a buscar recetas de ponche de huevo y vino caliente con especias, que a mi no me gusta pero a la gente que quiero sí. Voy a fabricar un regalo genial para mi amigo invisible porque este año se lo merece más que nunca y voy a maravillarme con cualquier cosa que me regalen, porque un regalo, sea cual sea, significa que alguien te quiere lo suficiente para haber pensado en ti y haberte dado parte de su tiempo haciéndolo, buscándolo o comprándolo.

Voy a pasar tiempo con las niñas de mi vida jugando al escondite, buscando piñas en el bosque para adornar la casa y comiendo palomitas mientras vemos una película tras otra. Voy a contarles cuentos del Solsticio y me disfrazaré con ellas para jugar a que somos aventureras explorando tierras lejanas y enseñarles a hacer unos hechizos que les debo.  Voy a vivir con ellas la emoción de pasar la noche entera despiertas hasta que el sueño nos encuentre a traición y  la ilusión de ver el árbol rodeado de paquetes de colores al despertar.

Voy a disfrutar de los largos desayunos en pijama sin ninguna prisa por ir a ningún lado y de las largas noches que nos traen tantas horas para soñar en la oscuridad. Voy a dejar mis preocupaciones de adulta a un lado y simplemente voy a ser. En este tiempo de quietud en el que todo se congela en espera de la primavera, voy a seguir el consejo de la Diosa y voy a dejar que todo duerma el sueño del invierno. No es tiempo de actuar, es tiempo de esperar y soñar.

Y tal vez, durante uno de esos días en los que esté jugando a encontrar el invierno, puede que él se canse de estar escondido y me deje encontrarle para traerle de vuelta.

Yo me retiro durante estas semanas para curar mi tristeza de adulta y que la niña mágica que aún soy recupere la alegría y la ilusión.

Volveré en Enero, y espero que cuando regrese, me acompañen los vientos fríos y los largos y oscuros días del invierno en los que la magia es libre para recorrer la tierra que duerme.

Hasta entonces, Feliz Solsticio y felices fiestas a todas.

Hyedra de Trivia

 

P.D. Si queréis pasar un día mágico en Madrid y colaborar en un mercadillo pagano solidario, el día 27 os esperamos. En la columna de la derecha del blog tenéis más información.

Demuéstralo, bruja

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The Enchantment Autor de la imagen: Raphaelle Monvoisin http://raphaellem.deviantart.com/art/The-Enchantment-489708230

No es sólo la soledad. No es sólo la dificultad de encontrar amigos o parejas. No es sólo vivir y ver el mundo de una forma distinta al resto. Hay algo más a lo que las brujas tenemos que enfrentarnos durante nuestra vida y, esta vez, es algo que nos toca a todas. Brujas de todos los países, culturas, tradiciones o cultos, todas hemos de hacer frente a las burlas, el rechazo, el desprecio, los insultos y el desdén.

Loca, ingenua, tarada, infantil, inculta, timadora, fraudulenta, fanática, crédula… ¿Os suena alguna? Y algunas más… cada una de vosotras guardará dentro la que más le ha dolido. Quien más y quien menos, ha tenido que enfrentarse a personas y situaciones en las que se ha sentido acosada, despreciada o directamente rechazada por ser como es.

Hace años, muchos, cuando era muy joven, solía entrar en debates sobre magia y brujería con personas no ya no creyentes, sino totalmente opuestos a cualquier idea o tema mágico. Durante muchos años, fruto de la impulsividad de la juventud, intenté defenderme a mí y a mis creencias frente a gente completamente cerrada a ello. Sentía su desdén, su desprecio y sus burlas y por dentro hervía de ira y me preguntaba por qué. Qué les había hecho yo para que me atacasen así. Y casi siempre llegaba, envuelto en una sonrisita sardónica, el inevitable reto: Si eres bruja, demuéstramelo.

Demostrarlo… Hoy me río. En aquella época sentía muchísima tristeza por ellos, porque no podían ver y comprender. Porque no querían hacerlo. Hoy soy yo la que comprende. Hoy entiendo el por qué de su actitud y comprendo cuál debe ser la mía.

Demostrarlo. Yo no tengo que demostrar nada a nadie salvo a mí misma. Lo que yo sea o deje de ser es algo que me incumbe sólo a mí y a mi comunidad mágica. Soy una bruja pública, sí, al igual que los sacerdotes de cualquier otra religión son figuras públicas. Pero nadie reta a un obispo católico para que demuestre que lo es. Tampoco a un reverendo, a un imán, a un rabino o a cualquier otro representante religioso.

No es culpa nuestra que en la mentalidad general perdure aún la imagen de la bruja de las películas y los cuentos, de piel verde, rayos saliendo de la punta de sus dedos y una escoba con la que recorren el cielo nocturno. Esto último es algo que me gustaría mucho, la verdad, pero todas sabemos lo qué es real y lo qué no. La mayoría de la gente no lo sabe, y además no le importa. Por eso, cuando tienen delante a una de nosotras y se enteran de que afirmamos ser brujas, se ríen y nos retan. Porque creen que nosotras también nos referimos a las brujas de los cuentos y nos tratan como a tontas, como a pobres ilusas. Como a locas.

Pero en la actualidad, la brujería y las religiones paganas están experimentando un auge notable y estamos empezando a ser figuras visibles en la sociedad. Las brujas de verdad estamos en todas partes y ya no tenemos que demostrar nada a nadie. La incultura, el desconocimiento y la mala costumbre que tiene el ser humano de atacar lo que no conoce ya no es nuestro problema. Puedo entender que otro me insulte o rechace porque no comprende lo que soy, pero ahora, a mi edad y con mi experiencia, ya no me afecta. Porque ahora sé que las opiniones, las ideas y actitudes de otros les atañen sólo a ellos, me demuestran quiénes son ellos, no yo. Si alguien me dice que las brujas no existen yo no voy a desaparecer o a dejar de ser  sólo por su opinión.  No voy a dudar de mí por las ideas de otros.

Yo sé quién soy y sé que no es mi misión demostrar nada, pero sí puedo crear un hueco en la sociedad para todas las que son como yo y para las que vendrán después. Y esto sólo puedo conseguirlo con mis actos. Con mi ejemplo.  Con mi forma de vida. Siendo yo y mostrando al mundo lo que son las brujas. Mujeres que recuerdan y honran a sus antepasados y a los antiguos espíritus de la Tierra.

Las brujas no hacemos proselitismo, no intentamos convertir a los demás a nuestras creencias. Quien quiera conocernos y conocer la brujería debe buscarnos a nosotras, no al revés. Pero sí exigimos el mismo respeto que el resto de religiones. Tan fácil como eso. Tan difícil como eso. Respeto.

Cada vez que alguien diga que no cree en brujas, simplemente ignoradlo. Cuando os encontréis frente a alguien de esta índole y pretenda burlarse o humillaros, simplemente comentad que la religión pertenece a vuestro ámbito privado. Si os encontráis fuertes y os apetece debatir, adelante, pero hacedlo por diversión, tenéis que ser conscientes de que hay gente que no quiere escuchar y discutirá todo lo que digáis sólo por crear conflicto. No dejéis que os afecte, recordad siempre que lo que os da vuestro poder está dentro de vosotras, no en los ojos de los demás.

Y cuando alguna vez alguien os rete a demostrar que sois brujas, miradle dulcemente, sonreíd y antes de girar y marcharos decid:

Ya lo hago.

Estoy respirando.

 

Hyedra de  Trivia

Gracias, brujas

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Imágen: «Old Religion» de Anotherwanderer http://anotherwanderer.deviantart.com/art/Old-religion-130183237

La entrada de hoy será breve, la próxima semana publicaré el artículo correspondiente pero hoy quería comentaros algunas cosas. La primera de todas es daros las gracias. Muchas, muchísimas gracias. Cuando empecé a publicar en Palabra de bruja pensaba que me leerían algunas personas, amigas, familia, pareja… y al poco tiempo se cansarían y eso sería todo. Pero poco a poco este espacio ha ido creciendo y a día de hoy las almas viajeras que habéis pasado por mi mundo sois más de ¡¡¡300.000!!! Trescientas mil almas que han viajado conmigo entre los mundos, y muchas de ellas os habéis quedado. A todas vosotras, almas brujas, gracias. De todo corazón. Sois la prueba de que la magia y los sueños siguen vivos en este mundo y que hablar con el alma desnuda es la mejor forma de llegar al corazón de otras.

La segunda de ellas es anunciaros que pronto habrá novedades. Me lo habíais pedido en vuestros correos y mensajes privados, así que, aprovechando que dentro de poco tendré más tiempo, estoy preparando algunos cursos, ceremonias y talleres. Algunas serán online y otras presenciales. Os iré informando.

La tercera es que este espacio está vivo y creciendo gracias a vosotras, así que quiero que participéis más en él. Estoy creando una sección en la que semanalmente propondré algún tema relacionado con los contenidos del blog y me gustaría que me contaseis quiénes sois y qué opináis. Quiero daros voz, conocer vuestra historia y cómo es vuestra vida de brujas. Quiero  crear una red en la que todas estemos conectadas, de verdad.

La cuarta es pediros un poco de paciencia con los mensajes privados y los comentarios que me escribís. Poco a poco iré respondiendo a vuestras dudas y preguntas. Dadme un poquito de tiempo.

Y por hoy nada más. Agradeceros de nuevo que estéis ahí, al otro lado de la pantalla leyendo estas palabras de bruja, y recordaros que en unos días tendréis la nueva entrada que se está gestando ya en mi corazón. Pero antes de irme quería compartir con todas algo que me pasó hace poco y que me emocionó profundamente. Una de vosotras me escribió y me dijo lo más hermoso que nadie me ha dicho nunca. Sus palabras fueron estas: “Cuando comencé a leerte, quise ser como tú, pero ahora…  sólo quiero ser como yo. Quiero encontrar en mí a la Diosa, que me ha dado esta maravillosa oportunidad de ser lo que soy. Una bruja”.

Por esto escribo. Por esto estoy aquí. Para que todas y cada una de vosotras sólo quiera ser como ya es. Brujas maravillosas.

Trescientas mil gracias.

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

Amar a una bruja

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Amar a una bruja no es fácil. Tal vez sea por ello que tantas de nosotras permanecen solas durante años sin elegirlo o sufren de relación en relación hasta que encuentran aquella en la que se sienten totalmente aceptadas. Amar a una bruja no es fácil porque a nadie le preparan para ello, y nadie  piensa que algún día se encontrará inmerso en una relación mágica, de verdad.

No es fácil porque traemos con nosotras el recuerdo de mil historias de amor anteriores y nuestro corazón late con la fuerza de mil vidas, así que la intensidad de nuestros sentimientos y lo que esperamos de los demás a veces asusta. No es sencillo porque lo que para otras mujeres son símbolos de amor, para nosotras son cadenas. Los sueños y ambiciones de otras, para nosotras son prisiones.  No es fácil porque esperamos que quien amamos sea mejor cada día, tal como lo esperamos de nosotras mismas.

Para atreverse a amar a una bruja hay que estar dispuesto a darle la vuelta a todo lo que creímos siempre que era el amor. Una bruja te querrá a su lado como cómplice, como compañero y amante compartiendo tres vidas. La tuya, la de ella y la que construiréis en común. Nunca alcanzarás del todo el centro de su corazón, porque ese lugar sólo le pertenece a ella. Una bruja nunca se entregará por completo a otra persona porque sabe que su verdadera esencia sólo es suya. Una bruja nunca perderá su identidad ni fingirá ser quien no es a cambio de amor. Lleva dentro los secretos del viento de la noche, el misterio de la luna en la mirada y el ritmo de la tierra en su corazón, ¿Cómo podría querer ser otra si ella ya lo es todo? Si un hombre no es capaz de ver la eternidad en la sonrisa de una bruja, nunca podrá comprender del todo la inmensidad de su amor.

Amar a una bruja removerá tu mundo, te despojará de años de ideas equivocadas y te hará enfrentarte con lo que se esconde en el fondo de ti mismo, te hará mirar a los ojos del espejo para descubrir qué es lo que ella ve cuando te mira. Te hará bailar al son de la melodía más antigua del mundo y te hará recordar que no es la primera vez que danzas esos pasos nunca olvidados y que no es la primera vida en la que la encuentras. Amar a una bruja te hará abrir la puerta a misterios que nunca imaginaste encontrar pero que siempre esperaste descubrir.

Cuando una bruja te ama conoces lo que es la plena confianza. Jamás te mentirá. Nunca te engañará porque sería como engañar y mentir a su propia alma. Si una de nosotras te ama, puedes sentirte afortunado porque no hay nada más limpio, desnudo y honesto que el amor de una bruja. Pero esperamos lo mismo. La mentira, el engaño, la traición… matarán todo sentimiento que pudiéramos tener por ti. Sufriremos y sentiremos un dolor profundo, pero sabemos cómo curarnos y continuar adelante.

Debes recordar que estamos conectadas con la tierra y sus ciclos, así que no siempre nos comportaremos igual. A veces el aire nos llevará de un proyecto a otro y resultará difícil seguirnos. A veces las ideas cruzarán tan rápido nuestra mente que sólo otra mente rápida y curiosa podrá seguir nuestra conversación. A veces el fuego hará que nos consumamos de pasión o estallemos como volcanes ante lo que consideremos injusto. Puede que nuestra furia sea difícil de enfrentar, porque no cualquiera puede medirse con la ira de una bruja.

A veces el agua nos sumergirá en épocas de silencio y melancolía, y parecerá aún más difícil alcanzarnos, pero cuando emerjamos del mar de nuestras emociones, te amaremos aún más porque nuestros sentimientos estarán aún más claros.  Otras  veces parecerá que la tierra nos hace preocuparnos más de lo habitual por lo material, pero sólo estaremos creando raíces profundas para poder asentar el hogar que creemos juntos  en el tiempo y el futuro.

Puede que alguna noche la bruja que amas no se quede a tu lado, pero allí donde esté, bailando bajo la luna llena o explorando la oscuridad de la luna oscura, estarás con ella. Porque cuando una bruja se enamora sabe que esa unión fue forjada por su alma y la tuya mucho tiempo antes de nacer, así que podrás estar seguro de que regresará a tu lado. Y lo hará más completa, más feliz, más bruja y más enamorada que antes.

Si amas a una bruja habrás elegido compartir tu vida con una persona libre que, desde su libertad, compartirá su mundo contigo. Por eso has de saber que si algún día ella deja de amarte, no habrá juegos ni mentiras. No habrá engaños.  Las brujas conocemos muy bien el poder del amor, la fuerza que otorga compartir la vida con alguien que te impulsa a ser tu mejor versión y atreverte a alcanzar tus sueños con la seguridad de que siempre habrá alguien que creerá en ti. Saberse amado en este mundo cada vez más solitario es un don que debemos cuidar y agradecer porque no está destinado a todos. Por eso, si alguna vez todo termina, el último acto de amor de una bruja será dejarte ir. Sólo así ambos podréis encontrar la felicidad y la vida deseada. Solos o acompañados.

Y tú, bruja, si has llegado a una época de tu vida en la que estás preparada para compartir tu camino con alguien, nunca escondas lo que eres a la persona que amas. Muestra tu alma, deja fluir tu magia y dile quién eres desde el primer momento. Sólo así sabrás que lo que estáis creando es real.

Si te ama, debe amarte entera.

Con todas tus vidas, con toda tu magia, con todos tus sueños.

Con todos los misterios de tu corazón de bruja.

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

 

Magia de Bruja

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Imagen: Sashah’s Spell de Emma Lazauski

Las velas iluminan levemente el claro del bosque. El incienso impregna tanto el aire como mi mente con un aroma especiado y el humo asciende transportando mi petición a la Diosa. Un pequeño fuego arde en el caldero y la luna llena asoma por el horizonte. El altar está preparado. Es la hora de la magia.

La magia. Todas hablamos de ella. La vivimos, la creamos, la sentimos. Estamos hechas de magia y basamos nuestra identidad como brujas sobre ella. Para algunas personas es un misterio, para otras algo complicado, una gran mayoría ni siquiera cree que exista. Pero para nosotras es lo que da vida al mundo y, además, sabemos que todas las personas somos mágicas.

Las partículas que forman cada elemento en este universo se mantienen unidas por una fuerza que emite una vibración. En nuestro planeta cada árbol, planta, animal, persona, piedra… todo, hasta la misma Tierra, vibra y esa vibración genera energía.  Pero no todo vibra igual. Hay distintas frecuencias y, aunque no siempre seamos conscientes de ello, somos muy sensibles a los cambios de frecuencia.

A todos nos ha pasado que, al conocer a alguien, sentimos que conectamos de inmediato. O por el contrario, hay personas con las que nunca encajamos y aunque no hay nada en ellas que nos haga rechazarlas, lo cierto es que no estamos cómodos a su lado. Esto se debe a que vibramos en la misma frecuencia que ellas o en otra completamente opuesta.  Porque como ya habréis escuchado en muchos sitios, todo lo que vibra igual se atrae y lo contrario se repele. Y además, cada sentimiento, cada emoción, cada ámbito de la vida y lo que nos rodea, tiene su propia vibración. El amor, la salud, la prosperidad, el hogar, la familia, la amistad, la suerte, la felicidad… el odio, la envidia, la desesperanza, el miedo, el terror… cada uno vibra en una frecuencia determinada.

La magia consiste en cambiar voluntariamente nuestra propia vibración para que esté en la misma frecuencia de aquello que queramos atraer. Y para ello, usamos nuestra voluntad y otros elementos naturales que ya vibran así para ayudarnos. Mediante el trance y la visualización “engañamos” a nuestra mente haciéndole creer que ya tiene aquello que desea, y potenciamos la sensación con palabras, melodías, hierbas, piedras, colores y olores que vibran como lo que deseamos.  Por eso hay hierbas, minerales, inciensos y velas específicas para el amor, la suerte, la sanación, la limpieza espiritual… palabras que forman hechizos…lo que se ha llamado desde siempre magia simpática.

Todos cambiamos nuestra vibración a menudo sin ser conscientes de ello. Sabemos que determinada canción nos alegra cuando tenemos un mal día, decimos que nos da energía… Sabemos qué película nos provoca una carcajada cuando estamos decaídos o con qué amigo hablar según nuestro estado de ánimo… También sabemos que determinados momentos del día o del año nos hacen sentir de una manera especial. El amanecer nos hace sentir esperanza, porque hace que todo vibre en la frecuencia de las cosas nuevas, de todo lo que empieza. El atardecer nos vuelve reflexivos y nostálgicos, porque vibra en la frecuencia de lo que acaba de forma tranquila y el descanso.  Nos vestimos de un color u otro según nuestro humor y preferimos lugares según nuestras emociones. Todo ello altera nuestra vibración.

Si nos ocurren cosas malas y nos dejamos llevar por el miedo y la desesperanza, acabaremos atrayendo más sucesos que vibren igual. Y es entonces cuando hablaremos de mala suerte, o mal de ojo. Los casos de mal de ojo son muchísimo menos numerosos de lo que la gente piensa y las rachas de mala suerte casi siempre son casos de vibraciones en frecuencias perjudiciales, y que además se convierten en círculos viciosos porque cada vez nos sentimos peor y eso hace más difícil conseguir cambiar la vibración.

Pero hay ocasiones en los que la magia no funciona. Por muchos hechizos que hagamos para conseguir lo que necesitamos, por mucho que  tratemos de influir en la vibración, hay veces en las que no hay manera de que funcione. Eso no quiere decir que lo estemos haciendo mal o que la magia no exista. Es simplemente que no debemos conseguirlo. Cada una de nosotras ha nacido con una misión vital, una lección que hemos venido a aprender. Si lo que queremos atraer con la magia va en contra de esa lección o nos aleja de nuestra misión, simplemente no sucederá. Esa vibración en concreto estará bloqueada para nosotras.  Imaginad que habéis venido a esta vida para aprender el valor de lo sencillo y de las cosas pequeñas. Por muchos hechizos de abundancia y prosperidad que hagáis jamás funcionarán, nunca seréis ricas porque la vibración de la riqueza está bloqueada para vosotras. Al menos en esta vida.

Y esto nos lleva a la regla de oro de las brujas. Nunca, jamás, por nada del mundo se debe hacer magia para influir en la voluntad o cambiar la vibración de otra persona. Nunca. Es su energía, forma parte de esa persona tanto como su cuerpo. Tratar de influir en ella para imponer nuestros deseos es una violación. Ni siquiera para hacer algo en su beneficio. Ni para hacer rituales de sanación. Si nos preocupamos por alguien y queremos beneficiarle con nuestra magia, lo primero que haremos será pedir permiso. Sin su permiso no hay nada que hacer. Y esto incluye al amor. Si tienes que obligar a alguien a que te quiera, eso ya no es amor. Es dominación, tozudez, egoísmo… y así serán las vibraciones que provoques, por lo que nunca encontrarás amor de verdad y lo que obtengas no merecerá la pena porque no te hará feliz. Ni a ti, ni a la persona que dices amar.

La magia es un regalo. Una más de las habilidades naturales del ser humano y que nos conecta con todo lo que nos rodea. La magia nos ayuda a comprender que formamos parte de un todo eterno, infinito, que compone una melodía que nos envuelve a todos y nos hace bailar al ritmo de la vida. Cómo sea tu tonada, cómo vibre tu canción, depende de cómo decidas vivir.

En mi hechizo, cierro los ojos y respiro profundamente mientras mi identidad eterna recuerda quién es y se centra en su lugar en el mundo, entre el cielo y la tierra. Entre lo que es arriba y abajo. Entre este mundo y el otro, donde ocurren los milagros.  Cuando me siento una con la creación, dibujo el círculo a mi alrededor y llamo a los cuatro elementos para que su energía complemente a la mía en esta noche de magia y sueños.  Y en el centro, evoco en mi interior a la Señora de la Vida y la Muerte, a la Gran Diosa de la brujas para recordar que su poder es el mío y fluye por mi piel hasta la punta de mis dedos.

Las imágenes de mi futuro en el que he conseguido mi objetivo no abandonan mi mente mientras cargo con ese poder los objetos que voy a usar. “Visto” las velas de colores con aceite acariciándolas con mis dedos mientras me veo feliz. Encanto las hierbas que necesito con rimas sobre su poder. Despierto el poder de las piedras cobijándolas en mis manos mientras les susurro bajito lo que necesito de ellas. Concentro todo el objetivo de este hechizo en una sola palabra que primero es sólo un murmullo. Me mezco suavemente mientras la palabra se convierte en una especie de cántico y caigo en un pequeño trance. Me dibujo a mí misma en un papel tal como seré en ese futuro con el hechizo cumplido, lo cubro con pellizcos de las hierbas encantadas y lo doblo. El cántico aumenta de ritmo y de volumen. Prendo el papel en la llama de las velas encendidas y arrojo el dibujo al fuego transformador acompañado de más puñados de hierbas. Mientras arde, comienzo una danza alrededor del caldero y la luna llena cada vez asciende más alto, bañándome con su luz de plata al tiempo que mi voz se convierte en un grito y mi danza alcanza su punto más frenético. Y finalmente, con un último giro y un grito final, la energía me abandona para fundirse con el universo y comenzar a trabajar en ese futuro imaginado que acabo de crear. Agotada, descanso en el suelo mientras mi corazón recupera su ritmo y mi respiración se acompasa con el ritmo de la tierra. Lento y profundo.

La magia está hecha.

Acerca tus manos, frótalas y siente el cosquilleo en tus palmas y tus dedos. Ese calor que emana de ellas, esa energía, es tu magia. Es la vibración que las partículas que te conforman emiten en su trabajo de mantenerse unidas. Practica con ella, conócela, trata de cambiar la frecuencia en la que brota al exterior. Y comienza a hacerlo con el hechizo más sencillo pero que es capaz de cambiar el mundo.

Simplemente sonríe, bruja.

 

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

 

La soledad de la bruja

Nocturnal whisperings Autor de la imagen: Wyldraven wyldraven.deviantart.com

Nocturnal whisperings
Autor de la imagen: Wyldraven
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Algunas de vosotras me habéis escrito para contarme que os sentís solas. Que es difícil tener amigos de verdad o incluso una pareja que os comprenda. Decís que ser bruja es un camino muy solitario. Y comprendo muy bien cómo os sentís, porque durante muchos años yo también me sentí muy sola. Lo primero que conocí cuando llegué a este mundo fue una caja de cristal. Pasé mis primeros quince días de vida apartada del resto de las personas encerrada en  una incubadora. Aislada de mis padres, de mis familiares, de enfermeras y médicos. Sin apenas caricias, sin el tacto de otra piel. A solas conmigo misma mientras todo lo demás me llegaba amortiguado, lejano y ajeno a mí.  Y todavía hoy, a veces, creo que en realidad nunca abandoné aquella caja. A veces siento que nunca dejaré de mirar el mundo a través de unas paredes de cristal.

He estado sola durante muchas épocas de mi vida y no porque yo lo escogiera, sino porque nadie a mi alrededor se interesaba por mí con un interés real y sincero. Durante muchos años esa soledad dolió porque siempre me ha gustado tener cómplices en la vida, gente cercana con la que compartir pensamientos, sentimientos, ideas, sueños… Tenía mucho dentro de mí para dar. Pero lo cierto es que ser una bruja me convertía en una minoría y me resultaba muy difícil encontrar personas  como yo.  Muchas veces se han acercado a mí buscando lo diferente, lo especial. Tal vez confundidos en cuanto a lo que significaba ser bruja y sin conseguir ver tras el misterio la verdadera persona que yo era. Cuando descubrían que sólo por estar cerca ellos no iban a convertirse de la noche a la mañana en aquello que les llamaba la atención de mí, se alejaban. Y poco a poco me fui haciendo más cauta, más desconfiada.

Pero afortunadamente soy una persona introvertida, así que en aquellos momentos, a pesar de echar de menos a alguien a mi lado, siempre disfruté de mi tiempo a solas. Y ahora, tantos años después, sé que es en esa soledad cuando una bruja realmente tiene la oportunidad de alcanzar todo su potencial.

Cuando estamos a solas nos relajamos. Nos permitimos comportamientos y actitudes que frente a otros refrenamos. Bajamos la guardia y somos quienes somos de verdad. Pero hay personas que son incapaces de estar a solas consigo mismas. Son aquellos que apagan el silencio encendiendo la televisión o la radio. Que llaman por teléfono para hablar con quien sea. Que pasan cada segundo conectados en las redes sociales… Son personas que no saben qué decirse porque no se conocen. Tienen miedo de escucharse, de hablarse, porque creen que corren el riesgo de no gustarse, y para evitar enfrentarse a su verdadero yo se esconden de su soledad rodeándose de voces, de imágenes, de silencios rotos por cualquier cosa.

Y no se puede ser feliz huyendo de uno mismo. Y mucho menos cuando es una bruja la que huye, porque lo que busca, el fin mismo de ser una bruja, se encuentra dentro de ella.

Si echo la vista atrás me doy cuenta de que los momentos más felices de mi vida han sido a solas conmigo misma. Disfrutando del momento y nada más. Leyendo un libro, paseando por un rastrillo una soleada mañana de domingo. Viendo llover tras la ventana o caminando entre la niebla. Y pensando… Siempre pensando. Sintiendo. Siendo yo y permitiéndome ser yo sin juzgarme. Me gusta como soy, me lo paso muy bien conmigo misma y si esto es así, es porque me permito hacer lo que me apetece sin cuestionarme qué pensarán otros de lo que estoy haciendo o de mis gustos. Escucho la música que me gusta. Veo las películas que me gustan. Leo los libros que me gustan. Me comporto como me gusta ser. Y me importa un pimiento si a los demás les parece bien o no. Porque los demás no son yo. Sólo me hago unas cuantas preguntas: ¿Esto me gusta a mí? ¿Me hace sentir bien? ¿Me alegra la vida? ¿Perjudico a otros o a mí misma con ello?

Y nada más. Cuando paso tiempo a solas no me importa si mi pijama es viejo o llevo la falda torcida. No me importa si tengo un michelín o dos. No me importa estar despeinada o no haberme depilado las piernas. Me importan las maravillas que ocurren en mi mente, las risas disfrutando de una película, me importa la sensación de alegría que me invade cuando aprendo algo nuevo que me resulta interesantísimo y me importa sentir en un momento dado que ese es el sentido de la vida, disfrutar de mi misma sin preocuparme de nada más. Y me importa saber que, si soy capaz de hacerme feliz a mí misma, nadie que no sea yo será capaz de hacerme infeliz.

Cuando te acostumbras a pasar tiempo contigo sin juzgarte y simplemente disfrutando de ti, tu mente se abre y te cuenta cosas… y siempre es más sabia de lo que pensamos. Cuando acallamos el mundo y nos dejamos ser, nuestra esencia se revela poco a poco, abriéndose a nosotros y mostrando lo que llevamos dentro. No todo nos gustará, descubriremos cosas que nos harán sentir incómodas, pero forma parte del proceso de conocernos y aceptarnos. Al fin y al cabo, es la misma Diosa la que habita dentro de nosotras. Si queremos llegar a Ella, tenemos que pasar por nosotras primero.

Descubrir todo eso que somos bajo la superficie será lo que nos convertirá en verdaderas brujas. La magia nace de ti, el poder no es algo exterior que tengamos que alcanzar. Nuestro poder crece en nosotras, con nuestra práctica y nuestro conocimiento.  La soledad es el momento perfecto para crecer, para avanzar por este camino y aprender quiénes somos.

Hace muchos años que ya no estoy sola. Estoy rodeada de personas que me quieren, mi pareja, amigas y amigos que me comprenden y una red de brujas que me hacen saber que ya no estaré sola nunca más. En nuestros tiempos es fácil encontrar a otras. Buscad en internet, buscad círculos de mujeres, grupos paganos en vuestras ciudades y países, encontrad vuestro lugar entre otras brujas. Pero primero, no rechacéis la soledad. Conoceos, aceptaos. Aprended a disfrutar del tiempo a solas porque puede que llegue un momento en el que lo echéis de menos.

Si queréis ofrecerle algo al mundo, primero tenéis que descubrir quiénes sois y qué lugar ocupáis en él. Cerrad la puerta, acallad las voces y sentaos en silencio a conversar con lo que sois. Y cuando queráis saber cómo es el mundo y qué lugar podéis ocupar en él, alejaos y observadlo a través de unas paredes de cristal. Distanciaos de él.

Y cuando sepáis quiénes sois, cómo es el mundo, y el lugar que os corresponde en él, romped el cristal y tomad vuestro sitio.

Descubrid el misterio que os está esperando en la soledad.

Hyedra de Trivia

(Eva Hyedra López)

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